Facundo Manes, el neuropolítico que disecciona a Juntos por el Cambio – Negocios & Política
 

La política que viene |Facundo Manes, el neuropolítico que disecciona a Juntos por el Cambio

Su foto en soledad tras el abandono del PRO en el Congreso que le valió duras críticas del ala dura. Un radical sin militancia que cuestiona el funcionamiento cerebral de la coalición opositora y de la dirigencia política. El sueño presidencial del “gobierno de los mejores” para la Argentina del futuro.
Federico García
Análisis
Federico García
Análisis

Nacido en el conurbano de Quilmes pero criado en la norteña Salto, retoño de una familia con “corazón radical” ligada al Buenos Aires popular e hijo de la educación pública, el neurólogo Facundo Manes es un hombre de grandes pasos en la centro-derecha nacional.

Si bien desde muy joven tendió sus arrumacos –aunque sin llegar a concretar amores– con la participación política, fue recién en las legislativas de 2021 que decidió, finalmente, pasar de médico y divulgador científico a candidato.

Vertido a la fama en 2013 como “el médico que operó a Cristina Kirchner”, aunque después aclaró que no fue él quien intervino quirúrgicamente a la hoy vicepresidenta –pues no es neurocirujano–, el ahora diputado nacional de Juntos por el Cambio protagonizó la última semana una jugada simbólica que lo colocó nuevamente en el centro del espectro mediático. 

Su imagen, sentado en soledad en el Congreso, luego de que sus compañeros de bancada del PRO decidieran levantarse en medio del discurso del presidente Alberto Fernández, recorrió los canales y redes sociales y abrió una herida en sus rivales predilectos dentro de la coalición, a quienes empuja hacia la esfera de todo aquello que se debe olvidar para construir poder en la Argentina del futuro.

Radical sin militancia

A sus 53 años, Facundo Manes no ostenta mayor militancia que la de haber ganado las elecciones del centro de estudiantes en el colegio nacional de Salto, en 1984, aunque eso no le impide expresar su mayor deseo: ser presidente en 2023.

“La primera vez fui a una unidad básica peronista. Pero luego vino el huracán alfonsinista y me enamoré de Alfonsín, y todo lo que representaba”, dijo en 2016 sobre sus primeros acercamientos al partido centenario, que es tradición en su familia.

Frente a esa carencia de calle política, y con la premisa de no ser tildado de “outsider”, el neuromilitante buscó acercarse a los popes de la conducción radical y obtener de ellos el visto bueno que lo impulse como un nombre de peso dentro de Juntos por el Cambio, en medio del “revival” de los correligionarios tras la-gran-decepción-macrista, en la que habían tenido un rol más bien secundario.

La falta de figuras preponderantes y con llegada para encabezar la lista de la provincia de Buenos Aires en las últimas legislativas volvió seductor al proyecto de Manes, quien de la mano del arquitecto de su candidatura, el presidente de la UCR bonaerense Maximiliano Abad, se acercó a las figuras de Gerardo Morales y Ernesto Sanz.

De hecho, fue el gobernador de Jujuy uno de los primeros en “saltar” en defensa del neurólogo en medio de la polémica por el abandono del Congreso, luego de que el senador neuquino del PRO Ignacio Torres espetara que Manes “habla mucho del cerebro pero lo usa poco”.

Esa tríada, más la función de principal armador (y ángel guardián) que ejerce su hermano Gastón, también militante radical, puede considerarse el aura fundamental para el arribo del médico a las movedizas arenas de la vida pública.

Desde su pequeño nicho, Manes buscó ampliar las bases más allá del PRO sumando a Emilio MonzóJoaquín de la Torre y Margarita Stolbizer para darle, de esa forma, mayor volumen no sólo a su postulación, sino también a la UCR, que le disputa codo a codo los lugares de decisión al espacio creado por Mauricio Macri, que llevaba al purista Diego “Colo” Santilli como número uno en la boleta por la provincia de Buenos Aires.

“Acá no se trata de mí, ni de nadie. Olvidate de Manes, que puede ser un eslabón perdido en el camino de algo nuevo que nació. El cisne negro de esta elección no soy yo, es el radicalismo que se puso de pie. Esta coalición se armó para darle más entidad a la oposición, para engordarla y ganarle al kirchnerismo en el 23”, sostuvo en agosto de 2021 el ex rector de la Universidad Favaloro.

Disecciones políticas

El del pasado 1 de marzo no es, por cierto, el primer chispazo entre el policientífico (¿o cientipolítico?) y el ala dura de la oposición. Si bien los correligionarios lo recibieron con los brazos abiertos, como se dijo, necesitados de un rostro gozante de mayor popularidad mediática, sus compañeros del PRO lo miran de reojo al menos desde las legislativas de 2017, tras el tibio acercamiento del investigador del Conicet con la ex leona bonaerense María Eugenia Vidal.

El propio Macri bendijo el desembarco del médico en la coalición, a pesar de que en más de una oportunidad tuvieron cruces mediáticos. Manes, por ejemplo, criticó duramente la gestión de Cambiemos y, sobre todo, el reparto de planes sociales y el recorte en ciencia y tecnología.

Además, le exigió al expresidente que se presentara en la Justicia “como cualquiera de nosotros”, tras el faltazo de Mauricio a la indagatoria de la causa por espionaje ilegal a familiares del ARA San Juan. En esa oportunidad, como en el episodio del Congreso de la última semana, también fue el diputado Fernando Iglesias (de las voces con más peso en los Halcones) uno de sus acérrimos detractores.

Otro de los objetivos predilectos del cerebrista durante la carrera que lo coronó como diputado nacional –aunque perdió la interna con Santilli– fue Horacio Rodríguez Larreta, cuando apuntó que la Ciudad de Buenos Aires estaba “acéfala” mientras el jefe de gobierno se metía de lleno en el proselitismo: “Espero que los impuestos de los porteños no se gasten en la campaña”, fustigó aquella vez.

Tras su salto a la arena de lucha, desde el círculo del ucerreista percibieron una posible jugada sucia del larretismo cuando circuló en las redes un video del caso de la artista Natalia Kohen en el que Manes fue acusado de haber emitido certificados falsos para internar a la mujer por demencia para que sus hijos hicieran uso de su riqueza, causa en la que resultó sobreseído dos veces.

La ira de Elisa Carrió también se vio desatada cuando la líder de la Coalición Cívica tildó al neuropolítico de “mitómano”, luego de que éste dijera que la chaqueña le había ofrecido que fuera su candidato a vicepresidente en 2015.

“Yo nunca voy a estar con Manes, y no por razones personales, sino porque no se puede... Cuando una persona quiere llegar en un día a la Casa Rosada hay una especie de mesianismo malo”, arremetió Lilita sobre las vanidosas aspiraciones del científico.

La antioposición

Desde que desembarcó en la díscola coalición anti-K, al neuromilitante lo entusiasma interpelar, sobre todo, al PRO, y ve como una de sus misiones diseccionar a sus socios y, por ende, a la propia identidad de Juntos por el Cambio, motivado también por el renacer de los soldados de Irigoyen.

Si hay algo que se puede decir de Manes es que se sabe vender, tal como demostró la foto de la que fue protagonista durante el discurso presidencial que le valió el encono del PRO, un movimiento simbólico que dista mucho de haber sido inocente.

Promotor de un discurso didáctico que lo acerca a los sectores populares y de un porte fino por el cual es bien recibido en las altas esferas de la sociedad, que compra en masa sus libros, el diputado se plantea como el curador del “cerebro de los ciudadanos” –como calificó a la economía pobre del país–, para lo cual, entiende, “no tenemos un plan de tratamiento”. 

Ahora, convencido que, para saltar al doctorado del Sillón de Rivadavia, debe hacer la maestría como legislador, anunció que “todas las leyes las voy a votar con método científico”.

Evocando el sueño platónico de la aristocracia, aseguró que convocará “a los mejores referentes”, para lo cual ya creó Con Argentina, su think-tank y plataforma política, donde tiende puentes con economistas como Eduardo Levy YeyatiFernando Stefani y Martín Rapetti, y desde donde trabaja en el posicionamiento de su imagen en medios clásicos y redes sociales.

Según el neuromilitante, para sanar a la política argentina, “la oposición necesita no ser solo 'anti'. Quiero ganarle al kirchnerismo con un salto cualitativo de la oposición. Y eso lo tiene que hacer un partido centenario, como la UCR, que convoque a todos”. Eso sí, a todos los que no se levanten.  |

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