Durante todo el domingo, el Gobierno negoció a contrarreloj quién sucedería al Ministro, Martín Guzmán, luego de portazo que dio vía redes sociales. El país durmió sin un responsable de la Economía hasta las 22 horas, poco antes que inicie la semana y, principalmente la jornada financiera, así como también la llegada de nuevos funcionarios a efectos de completar el equipo económico.
Luego de varios sobre saltos finalmente, este viernes, las acciones cerraron en alza gracias a la intervención del Gobierno que canceló vencimientos y el dólar informal llegó a $ 273 lo que generó caos en los precios y ya promete inflación récord para julio. En el sector privado, desde pymes a multinacionales, siguen las dificultades para importar y advierten sobre un “quiebre comercial” ya que prácticamente todo lo que se produce en el país, necesita de al menos un insumo o pieza del exterior. Por eso, según señalan hay operaciones prácticamente paralizadas, tanto por los problemas para importar como por la falta de precios lo que empezó a mostrar faltantes en las góndolas.
Las remarcaciones en algunos productos como limpieza, perfumería, indumentaria, electrodomésticos y cazado deportivo llegaron al 30% y los pronósticos de inflación se dispararon mientras el Gobierno busca transmitir tranquilidad.
Entre tanto la ministra de Economía, Silvina Batakis, encabezó este vieres su primera reunión de gabinete, tras oficializar al equipo de colaboradores que la acompañará al frente del Palacio de Hacienda, y comenzó a dar señales.
Luego de la poco feliz declaración respecto a los dólares que se lleva el turismo internacional emisivo que, según Batakis, “colisiona con la generación de empleo”, la Ministra recibió a las autoridades de ADEFA – automotrices- y a través de BCRA accedió a mejorar las condiciones de financiación para insumos necesarios para elaboración en el país; la medida alcanza también a fertilizantes y productos fitosanitarios.
Durante el sábado parte del equipo de Batakis que quedó integrado por la secretaria de Política Económica, Karina Angeletti (viceministra); el secretario de Hacienda, Martín Di Bella; el secretario de Comercio Interior, Martín Pollera; y el secretario de Finanzas, Eduardo Setti. En tanto, dos figuras importantes continuarán su gestión: la secretaría de Energía a cargo de Darío Martínez y Sergio Chodos como director Ejecutivo por el Cono Sur ante el FMI, se reunió en salón Scalabrini Ortiz del Palacio de Hacienda.
Además, Juan Manuel Pignocco será el jefe de gabinete de asesores del Ministerio, la secretaría de Asuntos Económicos y Financieros Internacionales estará a cargo de Ramiro Ordoqui y la secretaría Legal y Administrativa será ocupada por José Ballesteros.
El flamante team, asume la responsabilidad de resolver cuestiones críticas: déficit, deuda, dólares e inflación sin freno. Por el momento algunos datos todavía acompañan, pero no hay que perder de foco que el daño que generó Guzmán tanto en julio con su renuncia como en junio con el récord de emisión en pesos, se sentirá en las próximas mediciones oficiales.
En mayo, la actividad industrial registró una mejora de 11,9% respecto a igual mes del año pasado, mientras que la construcción marcó un avance de 19,9% en igual período, según informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Frente al mes previo, la actividad fabril tuvo en mayo una baja de 1,1%, en tanto la construcción tuvo un incremento de 0,4% en el cotejo intermensual.
Este viernes, en su intervención en El Calafate, la expresidenta puso la mira en la economía bimonetaria que, según señaló, “une a todas las crisis de la Argentina: la escasez de dólares, la corrida cambiaria, las devaluaciones y las inflaciones. Están todas histórica e histéricamente unidas".
En tono dialoguista, Cristina Kirchner, aseguró: "hay cosas que tenemos que discutir en serio en la República Argentina. Una de ellas es, a mi criterio, la restricción externa, el tema del dólar y la economía bimonetaria, que está vinculada directamente con otro problema estructural de Argentina: la inflación".
En sintonía, como no sucedía hace meses, al encabezar la celebración del 9 de Julio, en Tucumán, el Presidente cuestionó a "los agoreros que siembran el desánimo", y exhortó a "derribar muros y comenzar a construir puentes". Además, denunció que en los últimos días "hubo una feroz embestida" de grupos concentrados y una campaña "desestabilizadora", y en el mismo tramo marcó su "firme decisión de seguir trabajando por la Patria.
A esta altura, no es exagerado pensar que el Frente de Todos aún tiene una carta por jugar en la partida que lo puede llevar a la final que se disputará en el 2023. Primero debe clasificar y para eso, antes de una posible PASO, deberá abandonar la pelea pública permanente, y encaminar la gestión, aunar apoyo político y popular con una agenda centrada en la economía real.
El camino no simple: mejorar el poder adquisitivo de trabajadores formales e informales al mismo tiempo que se combate la inflación y se cumple con el Fondo Monetario Internacional, es una tarea titánica, sin embargo, la variable que puede acortar un largo tramo está al alcance de la mano: certidumbre, confianza y previsibilidad. Cuestiones que muestran que el problema, en un mundo alterado por la guerra y la salida de la pandemia, es más político que económico.
El diálogo, una herramienta poderosa, es lo único que queda sin devaluar en la Argentina de la disputa por adentro y por afuera; del déficit económico y dirigencial y la escasez, no sólo de insumos sino de propuestas y gestión. Sin Guzmán en el Gabinete, con el camino despejado, Alberto Fernández y Cristina Kirchner tienen la llave para definir un rumbo, sin embargo, luego de haber sorteado la crisis que produjo la pandemia y con un mundo sumido en la inflación, la pregunta que sobrevuela en las dos alas del oficialismo es si ¿alcanza? Para mostrar resultados.
La cosecha récord, el gran ingreso de divisas, ya pasó y las cuentas del Estado no se fortalecieron. Económicamente, quedan pocas barajas en el mazo y una fuerte resistencia, por un lado ideológica -entre los sectores concentrados de la economía- y por otro de subsistencia -entre los más vulnerables- a soportar más ajuste, lo que coloca al Gobierno en el dilema que se planteó al inicio de la gestión: ¿quién paga la deuda? Otra vez, en esta Argentina cíclica, queda todo por resolver.