Sin cambios en la mira, se proyectan dos escenarios: estanflación o recesión con alta inflación – Negocios & Política
 

La semana económica |Sin cambios en la mira, se proyectan dos escenarios: estanflación o recesión con alta inflación

Frente a las críticas que expuso la vicepresidenta al modelo económico, desde Europa, el presidente ratificó el rumbo y los ministros albertistas se defendieron. La inflación núcleo no baja de 6% y trunca la expectativa de la estabilidad al bolsillo.
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Análisis
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Con un resultado que nuevamente supera las expectativas de las consultoras privadas, quienes, en sus últimos estudios estimativos, en promedio, arrojan entre uno y medio punto por debajo de lo que finalmente arroja el INDEC. Abril marcó un 6 % en la evolución de precios al consumidor, un número que permita trazar un 58 % anual y refleja el nivel más alto en los últimos 30 años.

El dato, técnicamente, representa una baja respecto al récord de marzo (6,7 %). Sin embargo, es muy pronto para ilusionarse y analizar de una “tendencia”. El comportamiento debería consolidarse al menos durante los próximos 2 a 3 meses para traducirse en real-positivo, pero, incluso así, los 23 que acumula el año vuelve imposible el objetivo pautado por el Gobierno. No el de 33 % fijado en el presupuesto oficial que se redactó, en 2021, antes del estallido de la guerra en Ucrania que llevó los precios de los alimentos y la energía, que –naturalmente– movió todas las variables de la economía a nivel global.

Lo que ya a esta altura queda fuera de todo presupuesto es la inflación de entre 38 y 48 puntos que el jefe de la cartera de Economía, Martín Guzmán, selló en el Acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional, que se anunció el 25 de marzo, a un mes de los primeros bombardeos de Rusia en Ucrania, con las sanciones económicas en pleno desarrollo, los países de Europa en busca de sustitución de importaciones de alimentos –los que compraban a los países en guerra– y el precio de la energía, que en Argentina representan un gran desembolso de subsidios y otro de los puntos centrales del entendimiento con el FMI, en alza. 

Frente a las críticas que expuso la vicepresidenta al modelo económico, desde Europa, el presidente ratificó el rumbo y los ministros albertistas se defendieron. Sin embargo, por más enérgico esfuerzo que se haga, o encomendamiento a las previsiones de baja para los próximos meses que anunció el ministro de Economía, para que la inflación no cierre en 2022 en un récord histórico desde el retorno de la Democracia, o para cumplir la meta de 38 a 48 que aceptó el Fondo, sólo quedan 25 puntos para distribuir en 8 meses.

Lo que, en promedio, debería traducirse en 3 puntos desde mayo a diciembre. ¿Posible, frente a la sensibilidad de los precios de combustibles, alimentos e insumos industriales atados al dólar? ¿Viable, con las tarifas en pleno proceso de actualización?

Difícil. Pero incluso, si la próxima semana, cuando la misión del FMI anuncie los resultados de la primera revisión trimestral, si todas las metas se hubiesen cumplido y sólo quede por “acomodar” la inflación ¿cuántos puntos serán “aceptables”?

Lo crítico es que la inflación núcleo, la que mide los índices de precios al consumidor (IPC) sin tener en cuenta aquellos productos y servicios cuyos valores dependen de la época del año (estacionalización) o de factores externos a la política monetaria, como puede ser un conflicto internacional o una mala cosecha, en abril fue de 6,7 %.

Al margen de la interna en la coalición de Gobierno, que no deja de hacer su aporte, pisoteando las expectativas, objetivamente, preocupa la evolución de la inflación núcleo. Este indicador habla de la inflación que se vive de forma cotidiana, de los valores que se fijan al margen de cuestiones estacionales, por eso, es donde se debería centrar la atención. Se trata de un indicador, subyacente, lo básico y lo que permite proyectar que, más allá de las tempestades importadas, existen 6 puntos de base, que difícilmente se reducirán en los próximos ciclos.

Frente a esto, el Gobierno se verá en el dilema de recomponer salarios, con más y mejores paritarias, más “refuerzo de ingresos” y asistencia social, para contener el inevitable malestar social que ya mostró su peso en las elecciones de medio término, a cambio de mayor emisión que, en simples términos, pone en riesgo el acuerdo con el FMI. 

Pero hay más, la falta de acceso a dólares resiente la producción nacional que demanda más del 80% de las importaciones, puede significar un freno a la recuperación o “rebote” de la economía que creció un 10.3% en 2021 luego de caer 9.9% en 2021, los analistas anuncias dos escenarios posibles: un nuevo proceso de estanflación o de recesión con alta inflación.

“El programa económico va a ayudar a bajar la inflación”, repitió el presidente, Alberto Fernández, en distintas entrevistas en su gira por España, Alemania y Francia, sin ánimo de introducir correcciones, sin permitirse, al menos, una nueva interpretación de una economía real que no deja de mostrar tensiones como la que le marcó, días atrás, su vice al apuntar que “hay un segmento de los trabajadores en relación de dependencia que son pobres. Esto nunca había pasado”. 

Frente el caos en el núcleo de la coalición de gobierno, la incertidumbre, la falta de representatividad, desde afuera, prosperan planes de poca factibilidad que suenan promisorios ante la falta de resultados que muestra el camino hacia el desarrollo saludable y la “senda de crecimiento” que se anuncia hace 19 meses: dolarización, bimonetarismo, etc.  |

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