Todos tenemos un estilo de gerenciamiento único.
A través de los años, mi enfoque en el gerenciamiento fue evolucionando como resultado de la gente con la que tuve el privilegio de interactuar y también a través de evaluar qué me hace más efectiva en mi rol. Aún hoy regularmente tomo distancia y evalúo qué podría estar haciendo mejor o de manera más efectiva.
Hay algunas cosas que resultaron válidas a lo largo de mi carrera. Primero, todos los días presentan una oportunidad de aprender algo nuevo. Segundo, invertir en vos mimo casi siempre vale la pena. Tercero, una gran parte del éxito es aprender cómo priorizar mejor (y no, no me refiero sólo a los plazos y vencimientos). Finalmente, y esto es difícil a veces, demostrar conocimiento de uno mismo de manera de poder ser la mejor versión de uno mismo.
Llevarse las experiencias de aprendizaje:
Cada día ofrece una nueva oportunidad de aprender de la experiencia. Para mejorar continuamente, no hay que huirle a experiencias nuevas y diferentes, frecuentemente son las más apasionantes y enriquecedoras.
Y recuerda? seguramente cometerás errores; y esto está OK. Casi siempre aprendemos más de los fracasos que de los éxitos. Lo que importa es lo que se hace con los errores.
Invierte en vos mismo:
Mi madre nos solía decir que la inversión en educación equivale a más plata en el banco; casi siempre da frutos. La educación es también algo que nunca te pueden quitar y, posiblemente, te permita descubrir nuevos intereses y talentos que no sabías que tenías.
La educación no tiene que ser formal. Date permiso para leer. Enterate qué está pasando en el mundo y cómo puede afectar al negocio y a tu vida cotidiana. Una vez leí que cuando Bill Gates estaba liderando Microsoft frecuentemente destinaba un día completo sólo a leer. Si bien tal vez no puedas pausar por un día completo, dedícate el tiempo cuando puedas y hacelo un evento recurrente.
Hacelo una prioridad:
Priorizar tu tiempo tanto dentro como fuera del trabajo puede ser uno de los mayores desafíos. Lo inesperado siempre va a ocurrir, tanto sea un evento que descubrís, algo que el equipo te trae o algo que surja de la nada.
Mi día siempre parece ser más productivo si me tomo 15-20 minutos a la mañana para planear las 3 prioridades más importantes del día. Por supuesto, los acontecimientos inesperados ocurrirán, pero tener en claro las prioridades me ayuda a delinear un camino cuando los temas urgentes han pasado. Personalmente, tengo la “suerte” de tener un viaje relativamente largo al trabajo que me da tiempo para pensar mi plan de trabajo para el día y también para serenarme luego de un día cargado. No hay que olvidarse de aprovechar el tiempo tranquilo y/o tomar tiempo para disfrutar de algún placer culposo. Ese tiempo es necesario para recargar las baterías.
Sé esa persona con la que tus colegas quieran trabajar:
Sabé qué tipo de colega querrías ser para los otros. En el trabajo con otros, no hay un enfoque del tipo “un estilo que encaja con todos”. Estate preparado para flexibilizar tu estilo cuando sea necesario. Y, sobre todo, cumplí con tus compromisos. En resumen, se trata de la Regla de Oro: trata a los demás como quisieran que te traten, no importa qué se presente en el camino. Es así de simple.
Por Leanne Oliver, Senior Vice Presidente & General Counsel, Frito-Lay North America