Recuerdo que cuando era una estudiante joven, en el colegio, no creía en mí y no sabría qué era capaz de hacer.
Hay claras instancias en mi vida, y gente también, que tuvieron un impacto en mí para ayudarme a ser lo que soy hoy. Es una lección que permaneció conmigo, porque lo que aprendí de esa gente es que siempre hay que buscar maneras de ayudar e inspirar a los que te rodean.
El camino de mi carrera hasta lo que soy hoy no fue siempre fácil. Fui la primera en mi familia en terminar el secundario y la única en mi núcleo familiar en graduarse de la universidad. En el barrio donde crecí, la cantidad de embarazos adolescentes y el abandono escolar era alto. Los mentores y modelos a seguir eran recursos escasos, haciendo que soñar fuera difícil.
Hubo dos personas en mi vida que me ayudaron a sobrepasar los obstáculos: una profesora, Jackie Bolden; y mi madre. Su confianza en mí y su mirada positiva en mi vida, así como también mi fe, me ayudaron a usar mis circunstancias para aprovechar las oportunidades de prosperar.
Siempre creyeron en mí y me alentaron a ser la mejor persona que podía ser. Eso me hizo darme cuenta de que debe haber mucha gente que no se ve en lo que otros hacen.
Seguir la cadena de favores en forma regular es más fácil de lo que crees:
1. Pensar en una habilidad tuya que puedas compartir con otros
No todos tenemos las mismas habilidades, adentro o afuera de la oficina. Piensa en maneras en las que puedas beneficiar y ayudar a los que te rodean. Seguramente, terminarás aprendiendo algo de alguien, también.
2. Hacer voluntariado
En Estados Unidos hay varias organizaciones sin fines de lucro que necesitan mentores, iglesias y más en las que puedas ser voluntario. Yo lo soy en un grupo de iglesia, donde ayudo a crear planes estratégicos y procesos de liderazgo. Y enseño habilidades generales a pastores y a otros miembros del personal de la iglesia.
3. Empoderar con aliento
?Como mi madre y Ms. Bolden lo hicieron por mí, trato de encontrar las maneras de alentar a la gente en forma diaria, para que estén más seguros en sus roles e inspirarlos a hacer más. Soy afortunada de haber asesorado informalmente a muchos de mis colegas durante estos años, ayudándolos a crear planes para ellos mismos y siempre pensando uno, dos y a veces tres pasos más adelante de donde hoy están.
4. No hay que confundir seguir la cadena de favores con decir a los otros lo que tienen que hacer
Lo más importante de seguir la cadena de favores es darse cuenta de que no se trata de uno mismo, se trata de mejorar a los que te rodean. Podemos confundir esto con dictaminar lo que debieran o no hacer los que te rodean. Es importante quitarse a uno mismo de la ecuación y darse cuenta de que se trata de invertir en otros. Dentro y fuera de tu ambiente de trabajo sé una luz para alguien.
Con cada colega, cada persona que me encuentro, a veces sin conocerla, trato de encontrar qué es lo que brilla en ellos que los ayude a alcanzar objetivos que no creían posibles. La verdad es que todos pueden hacer esto. Encontrá hoy una forma en la que puedas devolver a la gente favores.