Vino, cerveza y sidra: impulsan oportunidades para la producción en el sur – Negocios & Política
 

Llaves para exportar |Vino, cerveza y sidra: impulsan oportunidades para la producción en el sur

El INTI brinda asistencia para potenciar la elaboración de bebidas fermentadas en la Patagonia. En 2020, aumentó el consumo local y el país alcanzó su volumen exportador de vino más alto en los últimos 12 años.
Ana Belén Ehuletche
Producción
Ana Belén Ehuletche
Producción

Según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2020 se vendieron en la Argentina 942.965.900 litros de vino, mientras que se exportaron 394.869.700 litros. El primer dato indica que el consumo nacional se ubicó en torno a los 21 litros anuales per cápita, por encima de los 19 litros de 2019. 

Los buenos resultados no se produjeron sólo en el mercado local, según un informe reciente del INV, en 2020, Argentina alcanzó su volumen exportador de vino más alto en los últimos 12 años, con un incremento de las exportaciones de 26,7 por ciento (83 millones de litros más) en comparación con 2019. 

Además, la Argentina fue uno de los cuatro países que pudieron lograr crecimientos de volumen, y de hecho terminó primero en ese aspecto, seguido por Italia, Nueva Zelanda y Portugal. 

El buen posicionamiento de la bebida de producción nacional en el exterior lo valida también el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV), donde Argentina ocupa el octavo puesto entre los mayores exportadores de vinos fraccionados y el sexto en vinos a granel. 

Entre cerca de 500 exportadores que llegan con sus vinos a 127 países, los principales destinos del vino fraccionado fueron Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, Paraguay, Canadá, Países Bajos e Irlanda, mientras que para vinos a granel fueron China, España, Canadá, Reino Unido, México, Estados Unidos y República Checa. 

Nuevas ofertas, más mercados 

De acuerdo a una compilación de estadísticas realizada por la Cámara de Cerveceros Artesanales de Argentina (CCAA), en el país se consumen cada año aproximadamente 1.850 millones de litros de cerveza, lo que da un promedio de entre 42 y 43 litros per cápita. De esa cifra, el 2,5 por ciento corresponde al sector artesanal. Y, según información de 2019 aportada por la asociación Cerveceros Argentinos, en 2019 la Argentina fue el décimo exportador de esta bebida en el mundo. 

Según señala el informe “la oferta regional e internacional de sidra: factores culturales, institucionales y socio económicos” (2019), de la Asociación Argentina de Economía Agraria, la cadena de valor de la sidra se localiza en las provincias de Río Negro, Mendoza y San Juan.  

Se estima, en forma indirecta, que la producción nacional de sidra es de 40 millones de litros, en tanto que las exportaciones son de seis millones. Esto coloca al consumo anual nacional en 0.86 litros per cápita mientras que años atrás tuvo su pico de 2,5 litros per cápita. 

En las provincias patagónicas, uno de los sectores productivos con los que más interactúa el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) es el de bebidas alcohólicas fermentadas, aquellas que se obtienen a partir de la fermentación de los azúcares contenidos en frutas como la manzana y la uva, cereales como el trigo y la cebada, y otras materias primas, como la miel. Los ejemplos más claros son el vino, la sidra y la cerveza. 

“La fermentación se produce por la acción de levaduras que transforman azúcares en dióxido de carbono —gas— y alcohol. Existen levaduras que son específicas para cada una de las bebidas, aunque a veces para sidra se utiliza la misma que para el vino”, explican desde el INTI. 

La oferta tecnológica del INTI en la Patagonia está naturalmente vinculada a las características territoriales que determinan la producción. La fruticultura, por ejemplo, constituye la principal actividad productiva del Alto valle del Río Negro y Neuquén -especialmente con manzana y pera-, donde, a su vez, las condiciones naturales para la elaboración de vinos de calidad son excepcionales: eso explica la existencia de viñedos y bodegas de larga tradición. 

El último informe “Vino, cerveza y sidra: impulso a la producción en el sur”, desde el instituto destacan las amplias superficies cultivadas con lúpulo, insumo clave en la elaboración de cerveza que se produce principalmente en la llamada Comarca Andina del Paralelo 42, que comprende la ciudad rionegrina de El Bolsón y a varias localidades aledañas de Río Negro y Chubut; y también en chacras productivas de la localidad de Fernández Oro, en General Roca. 

Aunque las sedes regionales del instituto poseen infraestructura para asistir a la industria regional, los casos específicos y puntuales que requieren de mayor especialización se resuelven con el permanente intercambio e intervención de los laboratorios del Parque Tecnológico Miguelete, sede del INTI en la localidad bonaerense de San Martín. 

Certificar la cadena de valor 

Para acompañar el desarrollo de esta producción, se montó un laboratorio de microvinificación, donde se elaboran y caracterizan vinos producidos con variedades tradicionales y no tradicionales de uvas, y sus clones, a partir de uvas cosechadas en las parcelas experimentales de la Estación del INTA Alto Valle.  

“Al finalizar cada ciclo, se organiza la presentación, al sector productivo, de los vinos elaborados durante el año. En esas ocasiones, los interesados pueden degustar las variedades que más les interesen y puntuarlos según sus características visuales, gustativas y olfativas y darles una valoración global de acuerdo a la calidad”, destacan desde el Instituto. 

Además, destacan que el INTI cuenta con un panel sensorial de vinos con jueces entrenados, integrado también por especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).  
 
Los jueces son capacitados periódicamente: para ello, se utilizan estándares cualitativos y cuantitativos, así como escalas de intensidad para los atributos sensoriales percibidos por nariz y boca.  
 
En este sentido, se llevó adelante un programa para la Implementación de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) en bodegas de la Patagonia norte con el que se sentaron las bases de un sistema de calidad y estandarización de todo el trabajo, desde la cosecha hasta su venta.  
El programa se ejecutó en el marco de un convenio específico del INTI con la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR). 

Además, entre las acciones que contribuye a la innovación y diversificación de la oferta habitual de los vinos en la región Norpatagónica se publican fichas de 17 vinos de variedades no tradicionales de uvas, donde se reporta la información del origen, las hectáreas cultivadas en el mundo, parte de su fenología, características de la planta, susceptibilidad a enfermedades y se describen las propiedades enológicas básicas de los mostos y vinos. 

Junto a estas acciones en la región patagónica, en los últimos meses el INTI motorizó una agenda institucional muy activa junto al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV). Por un lado, especialistas de ambos organismos diseñaron un patrón clave, o material de referencia, para el análisis y control de calidad del vino.  

“Es uno de los primeros del mundo, único en la región y una llave para el comercio internacional”, explican desde el INTI y cuentan que “la nueva herramienta permitirá a los laboratorios de servicios y de las bodegas confirmar la exactitud y garantizar la trazabilidad metrológica de parámetros vinculados a su calidad e inocuidad, con comparabilidad internacional —fundamental para su certificación, acreditación y exportación—“. 

La aplicación presenta como parámetro certificado el grado alcohólico, acidez volátil y azúcares reductores.  

Además, el INTI y el INV firmaron un convenio específico de colaboración técnica para la estimación de la producción de uva o pronósticos de cosecha, y así perfeccionar la determinación de la fecha de liberación de vinos nuevos. 

El Vino Argentino es un valor de nuestra civilización y un elemento básico de la identidad argentina, pero también es una oportunidad para comercializar con el mundo e internacionalizar economías regionales.  

El complejo vitivinícola, que genera más de 106 mil puestos de trabajo directos y 280 mil indirectos, es una de las 10 principales cadenas exportadoras del país.|

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