Hace un año, el Gobierno Nacional fijó una serie de normas en las que se debía enmarcar la exportación de carne hasta diciembre de 2023. Uno de los puntos que marcó la agenda del momento fue el que suspendía la exportación de los cortes "preferidos" por los consumidores argentinos: asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, nalga, paleta y vacío.
La particular medida tenía, en efecto, el objetivo de controlar el precio de la carne en el mercado interno, y que promueva la baja de precios para el consumidor. Sin embargo, los resultados estuvieron bastante lejos de lo esperado. Argentina, uno de los mayores consumidores mundiales de carne vacuna por habitante, presentó un consumo per cápita de 47,6 kilogramos en 2021, un retroceso del 4,8 % respecto a 2020, según datos de la CICCRA (Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina).
De hecho, el organismo informó este miércoles que se produjo un total de 2,9 millones de toneladas de carne vacuna en 2021, lo que implicó un retroceso del 6,1 % respecto al año anterior. Incluso, el número de cabezas faenadas en 2021 ascendió a 12,9 millones, una contracción del 7,4 % en comparación al 2020, "marcando el nivel más bajo de los últimos cuatro años".
Asimismo, el año pasado las exportaciones de carne vacuna totalizaron 797.615 toneladas, una caída interanual del 11,7 %, de acuerdo con el informe de la entidad. Todo pareciera indicar que será necesario un replanteo de las medidas vigentes, ya que en diciembre de 2021 se faenaron 1,1 millones de cabezas, un 5,6 % menos que en el mismo mes del año anterior, en lo que fue la duodécima caída interanual en 13 meses por "la escasez de hacienda para enviar a faena".|