A medida que avanzan los impactos del cambio climático y los estudios en torno a sus causas y consecuencias, a nivel mundial, los distintos gobiernos y sectores económicos comenzaron a desplegar una agenda de proyectos para generar energías que emitan menos Gases de Efecto Invernadero (GEI), algo que requiere nuevos productores que transfieran los mayores niveles de energía descarbonizada a los consumidores, sin afectar la calidad del servicio a los usuarios residenciales, industriales y de transporte.
El hidrógeno apareció como una solución versátil en la generación y el transporte de energía, la producción industrial, la calefacción de los edificios y el apoyo a procesos industriales cuya descarbonización es más difícil de lograr. En sí, no se encuentra libre en la naturaleza, sino combinado con otras moléculas, por lo que para su extracción, se requiere un proceso manufacturero de separación. Dependiendo de este, se pueden obtener distintos tipos de hidrógeno:
- Gris: Se obtiene a partir de combustibles fósiles, como el gas natural y el carbón. Emplea carburantes como el petróleo y es el más utilizado en la industria química o en las grandes refinerías de crudo.
- Azul: A partir de combustibles fósiles, pero sin liberación de dióxido de carbono (CO2). Utiliza como fuente las formaciones de gas natural (como la de Vaca Muerta), cuyos gases serían capturados y almacenados debajo de la tierra.
- Rosa: Se obtiene mediante electrólisis del agua alimentada por energía nuclear.
- Verde: De fuentes no convencionales de energía renovable, como la biomasa, la energía eólica, la solar y el calor geotérmico, entre otras. Este último sería el único viable a largo plazo.
Impulso productivo en el país
Desde el Gobierno consideran que: “El hidrógeno bajo en emisiones representa una oportunidad de inversiones y crecimiento en especial por la infinidad de sus potenciales usos, el aumento de la demanda mundial de energía limpia y el desarrollo de las energías renovables ligadas a la producción”.
En esa línea, desde el Consejo Económico y Social impulsan desde mediados de 2021 una agenda de debate, de intercambio de experiencias nacionales e internacionales y de producción de conocimiento en el marco de la Estrategia Nacional de Hidrógeno bajo en emisiones 2030, una mesa interministerial que cuenta con la participación de empresas privadas y el sistema científico tecnológico, que tendrá a su cargo definir la hoja de ruta del desarrollo de este combustible, en un contexto en el que los mercados de capitales están interesados en invertir en esas tecnologías a través de créditos, bonos verdes y exención de impuestos.
Costo competitivo para la producción de hidrógeno gris
En los últimos días, el Consorcio de Hidrógeno H2AR -integrado por 50 empresas- sostuvo que la Argentina "ya cuenta con costos competitivos para el reformado de gas natural con captura de C02" que se conoce como hidrógeno gris, y se espera que el hidrógeno verde "alcance paridad económica en 2030".
En cifras, consideran que se podría alcanzar un costo nivelado de H2 a partir del reformado de gas natural con captura y almacenamiento de CO2 de 1,4 / 1,8 USD/kg, considerando precios de gas natural entre US$3 a US$5 por millón de BTU respectivamente.A la vez, esperan que el hidrógeno limpio producido por electrólisis renovable del agua pueda estar entre US$ 1,5 y US$ 1,6 por kilo en 2030.
En relación con la movilidad, un escenario optimista visualiza que, también para la segunda mitad de la década, los trenes regionales y camiones de alto tonelaje a hidrógeno podrían alcanzar la paridad de costos con las tecnologías actuales de combustión interna de otros combustibles.
Según el Consejo de Hidrógeno (Hydrogen Council), este elemento podría cubrir cerca del 18% de la demanda energética mundial y los costos de su producción podrían reducirse en un 60%. Sin embargo, esto requiere una inversión anual global de aproximadamente 23.000 millones de dólares hasta 2030.
Avanza el proyecto para la producción verde en Río Negro
La empresa australiana Fortescue anunció en noviembre pasado una inversión en el país por US$ 8.400 millones para producir hidrógeno verde en una planta emplazada en Sierra Grande, que en una primera etapa productiva alcanzará -hacia 2028- una capacidad que duplicará lo asignado por el Plan Renovar, que se puso en marcha en julio de 2016.
En los últimos días, la gobernadora Arabela Carreras anunció que el proyecto de iniciativa privada ya ingresó a la Legislatura y está pronto a debatirse.
Un estudio para evaluar la capacidad productiva de la variante azul
El "Atlas AR-CO2" es el primer mapeo que se realiza en el país, por un equipo de geología de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN), con el objetivo de conocer el potencial de las formaciones geológicas del territorio argentino para el almacenamiento de CO2, en particular en la cuenca Neuquina.
"Se debe extraer de los yacimientos de gas natural o a través de la quema de hidrocarburos, una solución en este caso es el almacenamiento del CO2 en el subsuelo", dijo la investigadora del CONICET, Maisa Tunik.
Según se informó, "la capacidad que tiene un país de almacenar CO2 bajo su territorio es clave para su posicionamiento como productor de hidrógeno azul".
"Se trata de la búsqueda y evaluación de diferentes pozos, yacimientos y formaciones; y el análisis de diferentes datos, como el potencial, inyectividad, la capacidad de sellado y los factores de riesgo", detalló Tunik, quien también aseguró que el estudio "es el primer relevamiento de este tipo en Argentina".
Los cálculos finales para estimar la calidad y volumen de almacenamiento estarán a cargo de las y los geólogos e ingenieros de YPF-Tecnología (YTEc), quienes elaboraron una tabla basándose en las propuestas del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), y del Laboratorio Nacional de Tecnología Energética estadounidense, (NETL).
La resistencia
Diversos sectores sociales y ambientalistas sostienen que la proporción total de uso de energías fósiles casi no ha cambiado. La amplia mayoría de la base energética del capitalismo mundial sigue siendo contaminante, emisora de gases de efecto invernadero.
A su vez, se preguntan cómo las empresas obtendrán los campos para emplazar los parques eólicos, considerando, entre otras cosas, la importante magnitud del proyecto y los constantes conflictos por el territorio y el uso del suelo con comunidades indígenas, por ejemplo, en la Patagonia.
También, apuntan a la dependencia económica de los países periféricos, algunos considerar que Argentina no sólo no se tiene el capital necesario para realizar este tipo de inversiones, sino que tampoco cuenta con el nivel de desarrollo de los medios de producción, ni la tecnología necesaria para fabricar en el país los molinos eólicos. En este sentido, consideran que la única salida sería recibir inversores extranjeros que exploten los recursos naturales, sea el gas de vaca muerta, los minerales de la cordillera o el viento de la Patagonia.|