Argentina aprobó el uso de la vacuna contra el Covid-19 elaborada por Pfizer y es la primera en obtener el visto bueno por la autoridad estatal encargada del autorizar los medicamentos. Sin embargo, el Gobierno aún no llegó a un acuerdo con la farmacéutica para su comercialización en el país.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) informó que autorizó bajo la modalidad de "registro de emergencia" la inscripción de la vacuna al considerar que presenta un "aceptable balance beneficio-riesgo" y permite "sustentar el otorgamiento de la inscripción y autorización condicional del producto para la indicación solicitada".
"La misma se otorgó por el plazo de un año contado a partir de la fecha de la presente disposición, bajo la condición de venta bajo receta", añade el texto difundido, en el que se especifica que se deberá cumplir con el Plan de Gestión de Riesgo establecido para el "seguimiento estrecho de la seguridad y eficacia del medicamento" y presentar los informes de avance y modificaciones correspondientes ante el Instituto Nacional de Medicamentos.
Esta aprobación tuvo lugar pocas horas después de que un vuelo especial de la estatal Aerolíneas Argentinas partiera hacia Moscú para llevar a Buenos Aires un primer lote de la vacuna rusa Sputnik-V, tras el acuerdo alcanzado con Rusia para la provisión de las dosis necesarias para vacunar a 10 millones de personas.
El Gobierno quiere acordar con todas las farmacéuticas
La Anmat aún no ha aprobado oficialmente el uso de la vacuna rusa en Argentina. Sin embargo, el ministro de Salud, Ginés González García, dijo ayer en declaraciones al canal C5N que se la empezará a aplicar a la población antes de fin de año.
Además del acuerdo con Rusia, el Gobierno también ha firmado hasta ahora contratos de provisión con AstraZeneca, que desarrolló una vacuna junto a la Universidad de Oxford que se aplicaría en Argentina a partir de marzo; y con la alianza internacional Covax, que depende de Naciones Unidas.
También, hay conversaciones avanzadas con otras firmas, entre ellas Pfizer, pero según dijo la semana pasada el ministro, pide "condiciones un poco inaceptables". Ayer, González García aclaró que "nunca” se dejó de “conversar” con la farmacéutica y que "pese a los inconvenientes" tiene "optimismo".
Sobre el tema específico de Pfizer, dijo que por "ahora no puedo hablar porque hay una cláusula de confidencialidad que tenemos que mantener tanto el laboratorio como nosotros", señaló.