Mientras que la producción dentro del país aumentó un 42,5% interanual en el primer semestre del año, las trabas a las importaciones crecen cada vez más, lo que enlentece los procesos y encarece ampliamente el precio de los productos finales.
En el contexto de elecciones los empresarios vinculados al sector importador, que requieren de insumos del exterior para su propia producción o son proveedores de alguna industria, entienden que el BCRA prioriza mantener las reservas pese a que esa situación genere problemas productivos. “Da la impresión que lo consideran como un mal menor”, dijo a N&P, un empresario con más de 50 años en el rubro.
Aunque las importaciones argentinas de bienes están creciendo a buen ritmo en 2021 en comparación con la caída que se registró el año anterior, con la pandemia, que detuvo la mayoría de las actividades, muchas industrias piden más apertura.
El dato de importaciones es positivo porque la gran mayoría son insumos o maquinaria para la industria, y esto tiene que ver con la reactivación de la economía, sin embargo, todavía se colocan por debajo de los años de normalidad. “Si se analizan los importes en dólares de las compras de bienes desde el exterior en la última década se constata que, en realidad, Argentina está aún en niveles bajos de importaciones en relación con lo que la economía requiere”, afirma un informe de la Cámara de Importadores de la República Argentina (Cira).
En ese sentido describe que Argentina viene reduciendo su participación en las importaciones regionales y señala que, por ello, su economía se encuentra en niveles de importaciones que requieren una revisión para la mejora en su capacidad productiva. En ese sentido, desde Cira llaman a “reconsiderar el sistema general de comercio exterior, de reglas cambiarias y aun de alianzas internacionales comerciales del país”.
Los datos que hay que saber
En 2021, las importaciones de bienes alcanzan 40.068 millones de dólares, cifra que supera ampliamente el importe del mismo período de 2020, que fue de 26.200 millones de dólares, pero el número actual no resulta tanto mayor a lo importado en el mismo lapso de 2019, cuando las importaciones de bienes alcanzaban los 34.460 millones.
Al mismo tiempo, el número desciende respecto a lo que se importaba en ocho meses de 2018, cuando llegaban a US$47.388 millones o de 2017 que se registraron importaciones por US$ 43.227 millones, aunque es mayor al de 2016 (36.992 millones), que se parece al de 2015 (40.052 millones).
Las cifras de los últimos años se alejan a los buenos registros de 2013, cuando el país importó por US$ 50.192 millones, lo que define que “no estamos ante niveles de importaciones elevados sino ante una recuperación sobre niveles bajos anteriores”, como indica el informe de Cira y confirma que “se mantienen bajos, considerando niveles históricos recientes”.
En un escenario, aún duro para muchos sectores de la economía, desde la industria pesada hasta los pequeños emprendimientos se ven afectados por situaciones adversas como la restricción a las importaciones, por la escasez de divisas internacionales, que generan trabas y complican el desarrollo de la producción.
Situación por (auto)partes
Al analizar la problemática del sector automotriz, un importante demandante de partes y piezas del exterior para finalizar productos de fabricación nacional, se distinguen cuatro situaciones “problemáticas” que ponen en riesgo el nivel de producción. Una se vincula a cuestiones laborales y tres a problemas de importación.
Por un lado y lejos de la normativa del comercio exterior, según confirmó a N&P un vocero de una empresa automotriz existe una “puja” con los gremios del sector porque “no quieren aceptar horas extras por la incidencia del impuesto a las ganancias”, y esto les impide a las terminales aumentar la producción
Puntualmente, vinculado a importaciones se destacan tres cuestiones. En principio, existe una faltante global de semiconductores que afectó a Ford que tuvo que parar dos semanas en octubre y también a Volkswagen que interrumpirá del 15 de noviembre y hasta el 4 de enero inclusive las actividades productivas en el Centro Industrial Córdoba. “La situación actual de crisis de semiconductores que estamos afrontando en todo el sector automotriz requiere de estrategias compartidas y de comunicación constante en la cadena de suministro”, indicó la marca en un comunicado.
Aunque en los primeros ocho meses de 2021 la actividad del sector autopartista registró un crecimiento de 57,7% respecto al mismo periodo del año anterior con un registro considerablemente mayor al registrado por el total de la industria manufacturera, que acumula casi un 20% de incremento, los autopartistas describen que existen "situaciones puntuales que ponen al límite la producción en distintas empresas".
Se trata de cuestiones vinculadas con la regulación propia del comercio exterior argentino. Por un lado, las demoras que genera el Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) para autorizar las licencias no automáticas que presenta casos concretos "todas las semanas", contó un referente del sector importador y explicó que esto perjudica incluso a fábricas que exportan y corren el riesgo de no cumplir con compromisos asumidos con mucha antelación.
A la licencia de importación (SIMI) se agrega una Declaración Jurada de Composición de Productos (DJCP), un documento solicitado por el gobierno, sobre la composición porcentual de los materiales constitutivos, con el objeto de respaldar la veracidad de la información declarada en el etiquetado o rotulado de tales productos, según corresponda; y un pedido de amparo. Si bien este no es un requisito, termina siendo una instancia a la que llegan muchos importadores para que el Gobierno les apruebe el SIMI, y que les alarga los tiempos y costos al recurrir a un abogado para que gestione el documento.
Por último, se apunta al anunció de una nueva resolución (la A7375) del BCRA, que limita los giros al exterior antes de tener un registro aduanero. La nueva circular “básicamente impide el pago por adelantado de importaciones al exigir que la mercadería se abone al llegar al país y causa muchísimos problemas”, dijo un empresario que produce auto componentes en el país.
Al tratarse de mercadería que ingresa desde otros países, resulta complejo hacer un pedido sin, al menos, abonar un adelanto. La situación afecta a distintos tipos de insumos para la industria, pero se complica más cuando se trata de pedidos a demanda, como maquinaria (bienes de capital) que se hacen a medida y no se pueden desarrollar sin anticipos.
“Cualquier engranaje que falle en la cadena automotriz, cualquier pieza que falte, afecta a todo; si para una terminal, perjudica a todos los proveedores que no pueden vender, pero si para un autopartista detiene la producción y así se complica el circuito productivo”, agregó un referente del sector autopartista.
Gabriel Salomón, Socio Gerente de Jidoka, compañía de servicios de logística y comercio exterior, indicó que “los pagos anticipados bajarán de 1 millón de dólares a US$250 mil”. “Adicionalmente, los pagos `vista´ (aquellos que se realizan antes de la importación, es decir, antes del arribo de la mercadería al país), que antes no tenían cupo, comenzarán a operar como si fueran anticipados”, agregó y opinó que “esta decisión limitará fuertemente los giros al exterior antes de tener un registro aduanero”.
Si bien el impacto en la actividad se dará dependiendo de la relación comercial y los instrumentos de pago que tengan el vendedor del exterior con el importador argentino, Salomón planteó que “aproximadamente un 20% del sector importador se va a ver afectado con esta normativa, sobre todo, en los importadores que giraban anticipado o vista por más de 250 mil dólares hasta el momento del registro aduanero”.
Al mismo tiempo, señaló que no habrá un rubro más perjudicado que el otro ya que la decisión no hace discriminación por industria, sino que tiene que ver con los acuerdos comerciales y modalidades de pago con los proveedores del exterior. Según describió el especialista, la situación de las PyMEs y de las pequeñas empresas importadoras será otra ya que “la gran mayoría de ellas no tiene crédito de sus proveedores, y para efectivizar una compra se les pide un pago anticipado y/o pago vista o contra embarque, algo que en la situación actual del país es insostenible”.
Emprender, todo un desafío
En general, el éxito de los emprendimientos se apoya en la constancia y esfuerzo para alcanzar el objetivo, pero cuando el proyecto requiere traer una o algunas piezas del exterior el camino puede ser mucho más largo. “Emprender en el mundo de la indumentaria en Argentina, es todo un desafío”, dijo Sole Silva, creadora de Sole Silva Textiles y se enfocó en los últimos tres años “con varias crisis económicas propias de Argentina”, a lo que se sumó el contexto global de pandemia. “El principal requisito para lanzar un negocio en esta industria y en este país, es la paciencia”, dijo la titular de la empresa importadora y exportadora de telas y proveedora de las principales marcas del país.
Al día de hoy, traer productos del sector textil desde otros países, hacia Argentina, puede tardar desde 6 meses, hasta un año confirmó y marcó que a los procesos de aprobación “muy lentos”, se le suman cada vez más requisitos que terminan convirtiéndose en trabas. “Cuando decidimos importar no queda otra que armarse de paciencia, y levantar todos los días el teléfono y llamar para preguntar en qué estado está la situación. Por ello, la constancia y la perseverancia se convierten en los factores principales a la hora de querer emprender en esta industria”, comentó Sole Silva.
Salir del laberinto
El pago por adelantado de compras al exterior, un recurso clásico al que apelan las empresas cuando consideran que hay riesgo de que el dólar suba también se suele utilizar al cotizar una venta a clientes potenciales de poco volumen de compra, o que recién inician una relación comercial, para poder mantener el precio ante variaciones cambiarias. “Ante el riesgo de suba del dólar, algunos importadores optan por esta condición de pago para fijar el tipo de cambio”, contó Salomón y señaló que “la mejor forma de poder reducir la salida de dólares al exterior es efectivamente bajando los cupos de anticipos y pagos vista (esto se da por la demora que hay en los arribos de mercaderías que deberían ya estar arribadas y cumplidas con registro aduanero)”.
“Y, asimismo –agrega-, sustituir las importaciones de bienes terminados por bienes intermedios e insumos, para que, de esta forma, baje el valor de importación y genere complementación con partes y piezas nacionales, resultando en la generación de más plazas de empleo”.
La situación que muchos analistas de comercio internacional señalan como “sobreregulación” del comercio exterior es un “vox populi”. “Se sabe”, “se conoce” reconoce un dirigente que pasó años atrás por los controles de Guillermo Moreno. “Desde hace un tiempo, producir en Argentina es un hecho casi milagroso porque, paradójicamente, tenemos demanda, pero hay que ver si lo lográs con todas las restricciones que hay”.
El dirigente empresario reconoció que existe buena relación con funcionarios de la cartera de Producción de Matías Kulfas y con el titular del Central, Miguel Pesce, pero asumió que “no es cuestión de diálogo, sino de política”. En el caso de las terminales automotrices, “hay cuestiones exógenas, como lo de los semi conductores, pero el resto de las cuestiones son exclusivamente nuestras y lo laboral está vinculado con el sistema impositivo inviable que tenemos”. |