La banda de Olga "Tata" Medina, en el que está implicada Brisa Leguizamón y su esposo Esteban "Pinky" Rocha tenía previsto ir a juicio el lunes, tras ser acusados por el triple asesinato en el que falleció un hombre, un bebé de un año y su pareja tras un ataque sicario y por comercio de estupefacientes.
Suspendido el juicio por perdido de la fiscalía, para acumular otra causa conexa también por narcotráfico, que tiene a dos imputados en común, Maira Bazque y Pedro Villalba, pero que investiga el comercio de más de 80 kilos de marihuana. Ambos se encuentran prófugos desde la madrugada de su casamiento en el salón "Campos de Ibarlucea", de esa localidad santafesina, que terminó con un triple crimen.
El caso
La felicidad de la noche de ese viernes se vio empañada por el triple crimen que ocurrió a la madrugada del sábado y que conmocionó a toda Santa Fe. Un hombre de 33 años, su bebe de un año fueron baleados y luego su mujer apareció calcinada en el interior de un auto estacionado en una zona rural cercana.
El hecho sucedió poco después de que se retiraran de un casamiento en el salón de fiestas Campos De Ibarlucea, un barrio cerrado ubicado en Avenida de Los Incas y Los Mayas. Pero el evento no era con personajes del cotidiano: la esposa de la boda tenía arresto domiciliario por una causa federal, y al evento asistieron invitados en autos de alta gama, y de hecho contaron con la presencia de los cantantes de cumbia Sergio Torres y “Chanchi”. Previo al evento realizaron una serie de fotos en el hotel Puerto Norte de Rosario.
A menos de dos semanas del crimen, en las calles de Rosario “se comenta” que el triple crimen de Ibarlucea, cometido a la salida del “casamiento narco”, habría sido una venganza contra Iván Maximiliano Giménez. “Cerebro”, uno de los apodos de Giménez, llevaba poco tiempo en el rubro. Su primer contacto con el narcotráfico habría sido por una invitación de su pareja, Érica Romero, que era hija de otro narco conocido de la ciudad: “Manco” Romero. Y una de las tareas de las que se encargaba Giménez lo llevó a acercarse a las inmediaciones del río Paraná, uno de los “puntos” preferidos de los narcotraficantes paraguayos, para cruzar cargamentos de marihuana.
Ese “trabajo tercerizado”, estaba ligada a Esteban Lindor Alvarado, líder de uno de los dos grupos más fuertes de Rosario, hoy detenido en el Complejo Penitenciario II de Marcos Paz. Giménez juró que perdió el cargamento; que los kilos quedaron flotando sobre el río y que les perdió la vista. El tema es que los narcos rosarinos que lo habrían “contratado”, debieron hacerse cargo de los 42 kilos extraviados, cuando en 2021 el kilo de marihuana costaba cerca de 30 mil pesos lo que significó pérdidas de entre 4,5 y 6 millones de pesos. Pero las mentiras tienen las patas cortas y “Cerebro” no solo dejo de pedirles trabajos y cargamentos sino que se rumoreaba que estaba ofreciendo marihuana… la que juraba haber perdido.
Otra de las actitudes de Giménez que habría molestado en el grupo narco para el que trabajaba es que los dejó por otro grupo junto con los “novios” de la fiesta: Esteban Enrique “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón, procesados en una causa por narcotráfico por la Justicia Federal de Rosario. Según lo confirmó el fiscal Gastón Ávila, a cargo de la investigación, los recién casados eran vendedores independientes de “segundas líneas”, es decir, los que le compran a los "jefes", para revender en pedidos de 500, 250 o 100 gramos.
Esteban y Brisa, habrían invitado a Giménez y a su mujer a trabajar para el mismo grupo que ellos. Esteban y Maximiliano serían grandes amigos, de ahí los apodos “Pinky” y “Cerebro”. “Trabajar” Brisa, la novia, se crio en el barrio Tablada. El mismo barrio de crianza de Vanesa Barrios, la mujer de “Guille” Cantero, líder de Los Monos. Esa vinculación habría sido primordial para la relación de los novios con el grupo de la familia Cantero.
"Venite. Si proveedores hay por todos lados; la droga nunca va a faltar, los clientes tampoco", podría haber sido, la propuesta a Giménez para asistir a la boda. La vinculación con los Cantero, dicen, era mínima. Pero existía. Lo que las bandas narcos tienen en claro es que lo que paso, sentó un precedente: la muerte de Elena, la bebé de un año de Romero y Giménez. Se cree que los sicarios no sabían que estaba en el auto.|