La gira de Alberto y la Ruta de la Seda ¿salir o entrar al mundo? – Negocios & Política
 

La semana económica |La gira de Alberto y la Ruta de la Seda ¿salir o entrar al mundo?

Con Moscú como punto inicial, Alberto Fernández inició esta semana una gira oficial que incluyó la participación en la ceremonia de apertura de los JJ.OO. en Beijing. En el primer cara a cara con Xi Jimping, este domingo, el Presidente buscó retomar la relación estratégica con el gigante asiático y analizaron propuestas de inversión. ¿La relación con Rusia y China ponen en riesgo las negociaciones con el FMI?
Ana Belén Ehuletche
Análisis
Ana Belén Ehuletche
Análisis

En el otoño de la pequeña primavera financiera que vivió la Argentina tan sólo una semana atrás, cuando anunció el principio de entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), para rollear la deuda de más de 44.000 millones de dólares que contrajo el presidente Mauricio Macri en 2018, pero se diluyó a partir del rechazó del jefe del bloque de Diputados del oficialismo, Máximo Kirchner, el presidente Alberto Fernández partió al encuentro con su par ruso, Vladimir Putin.

Frente a lo que puede analizarse como la primera misión oficial que realiza Fernández con impronta comercial –al margen de los viajes en busca de vacunas o de apoyo político frente a la negociación con el FMI–, en un contexto internacional convulsionado, surgen más dudas que certezas. Desde la necesidad de hacer una visita presencial con el continente aún convaleciente por la pandemia hasta los riesgos políticos de quedar asociado a uno de los dos bandos en “pie de guerra” –Ucrania, que cuenta con apoyo de Estados Unidos, y Rusia–. Pero lo que más preocupa en el plano local es la mirada del gobierno de Joe Biden, que cuenta con el 14% de peso en el FMI, en momentos de plena negociación.

Aunque algunos nostálgicos, a ambos lados de la grieta, se entusiasman por pensar un mundo dividido entre comunistas y capitalistas, la geopolítica de hoy parece moverse desde otros motores, menos arraigados en lo ideológico; más a tono con lo que se puede que con lo que se debe (por convicción).

El Gobierno no sólo da señales confusas –o, en sí, contradictorias– en la política nacional, lo mismo se manifiesta en el escenario internacional, es cierto; sin embargo, las acciones pueden leerse bajo la óptica de la multiletaralidad, que significa mayor apertura al mundo y a sus distintas economías. Para un país con 50% de pobreza y que necesita reducir de forma urgente sus desigualdades, vender más al mundo y captar inversiones, no parece un mal plan

Justamente, la semana próxima será el turno de Jair Bolsonaro, a quien nadie puede catalogar de comunista. El líder brasilero que llegará a Rusia para dialogar con Putin se desligó rápido de las versiones que alertaba sobre presiones del norte para que cancele el encuentro. “Brasil es Brasil, Rusia es Rusia, hago buenas relaciones con todo el mundo”, dijo el mandatario en declaraciones a la prensa y, en el mismo encuentro, aseguró que acudiría “con el mayor de los placeres" a EE.UU. si fuera invitado. 

En relación a la ceremonia de presentación de los Juegos Olímpicos (JJ.OO), en Beijing, Fernández coincidió con mandatarios de distintos puntos del mundo, entre ellos, su par de Ecuador, el empresario, banquero y político Guillermo Lasso, que también busca reforzar sus lazos diplomáticos y comerciales, sin embargo lo que primó en la mayoría de las primeras planas es la ausencia de Biden que, si bien envió a la congregación de su país, cuestionó la realización de los JJ.OO. en China por abusos contra los Derechos Humanos.

Haciendo negocios del otro lado de la muralla

En este escenario, este fin de semana llegó el encuentro más esperado por el presidente Alberto Fernández que se vio cara a cara con uno de los líderes de mayor peso a nivel mundial, Xi Jinping, en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín. El secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China, que ejerce la presidencia de la República Popular China desde el 14 de marzo de 2013, prometió inversiones de largo plazo y peso para la Argentina.

Se trata de una inmensa cantidad de proyectos que, de concretarse, permitirían expandir la economía local, reducir importaciones y ampliar el ingreso de divisas por exportaciones.

El encuentro, que es el resultado de un trabajo minucioso de cerca de 2 años del embajador Sabino Vaca Narvaja, apuntó a fidelizar una política integral de asociación que, en simples líneas satisface, por un lado, el interés de China de concretar inversiones en América Latina para dar respuesta a las crecientes necesidades de su clase media en expansión y, por otro, la urgencia de financiamiento de la Argentina para estabilizar el estado de sus reservas, actualmente, al límite, luego de los últimos desembolsos de más de 1.100 millones al FMI. 

Entre los proyectos que Argentina busca priorizar, fuentes oficiales confirmaron que se hizo hincapié en 16 obras: cuatro para rehabilitar trenes del Belgrano Cargas, San Martín, Roca y una modernización integral; una de vivienda; dos viales –como las conexiones físicas vía los puentes Chaco–Corrientes y Santa Fe–Paraná–; una de acueductos y plantas de tratamiento; una de gasoductos y siete de energía.

Aunque se generó mucha expectativa respecto al futuro de las telecomunicaciones el mayor lugar lo ocupó la energía: litio e hidrógeno verde, principalmente. Este año Argentina tiene que licitar su espectro y Huawei, una firma perseguida por Estados Unidos, con fuerte presencia en Brasil, Chile y Uruguay, quiere competir

Por lo pronto la central nuclear IV, sería la mayor inversión china en el país con transferencia de alta tecnología por más de 8 mil millones de dólares, lo que duplica la capacidad de las represas Kirchner y Cepernic en Santa Cruz.

Entre los acuerdos con potencial de financiamiento se mencionó la ampliación del parque solar Cauchari de Jujuy, el mayor en su tipo en Latinoamérica, entre otras obras de trasmisión y distribución eléctrica, la hidroeléctrica “Potrero del Clavillo–El Naranjal” (Tucumán–Catamarca), el parque eólico/solar “Cerro Arauco”, en La Rioja, y obras de energías renovables.

Por último, se negoció la activación del swap de monedas vigente por el cual, prácticamente sin pagar intereses, China podría ayudar a mejorar el nivel de reservas disponibles del BCRA.

Por otro lado, mientras el fantasma del comunismo continúa atemorizando al arco político opositor en la argentina, el Chile de Sebastián Piñera –que fue vencido por el líder de izquierda Gabriel Boric en las últimas elecciones–, mantiene acuerdos comerciales de más de 60.000 millones de dólares con el gigante asiático. En Argentina, esta relación, apenas alcanza los 20 mil millones. Sin ir más lejos, ni moverse hacia los “populismos” latinoamericanos, en 2018, de la mano de Luis Lacalle Pou, Uruguay se convirtió en el primer país de la región en incorporarse a “La Nueva Ruta de la Seda”.

Una vez más, “la grieta” –o las taras ideológicas–, que divide las aguas en la política argentina, tensiona las finanzas y complica la economía parece no ser buena estrategia en un mundo que necesita abastecerse de energía, alimento y talento. Todos recursos que la Argentina puede ofrecer en una mesa de negociación bilateral.

En términos concretos la Argentina ya formaba parte de la “Nueva Ruta de la Seda” por el nivel de inversiones que ha recibido de China en la última década. La rubrica de este acuerdo en Pekin, que promete inversiones por 23.700 millones de dólares, otorga previsibilidad.

Además de abrir las puertas a grandes compañías que ahora con mayor seguridad jurídica, pondrán sus ojos en “el fin del mundo”, se intensificará el flujo comercial con más de 140 países que forman parte. |

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