Con 7.367 kilómetros de costa y 3,5 millones de km² de área marítima, Brasil se prepara para conquistar el mercado de energía eólica "offshore" y convertirse en líder mundial de una fuente renovable que se cree que será de vital importancia para la descarbonización del planeta.
El marco legal está listo desde el año pasado, pero queda por finalizar su reglamentación, lo que debería ocurrir hasta el próximo junio. "Las primeras licitaciones de cesión de área deben ocurrir hasta el final de este año", adelantó la presidenta de ABEEólica, Elbia Gannoum.
Después tendrían que realizarse los estudios medioambientales de viabilidad, uno de los puntos polémicos de esta tecnología por sus impactos en la biodiversidad y en oficios como la pesca, y sólo después se montarían los parques para, finalmente, vender la energía en el mercado libre o subastarla a las distribuidoras.
El sector confía en quemar rápido esas etapas y entrar de lleno en un mercado "offshore" que hoy lidera Europa, pionero desde que Dinamarca empezó a operar el primer proyecto en 1991, pero con la previsión de que China asuma pronto esa posición.
Brasil llega algo tarde, pues optó por desarrollar la eólica en tierra ("onshore"), que hoy responde por el 13 % de la matriz y es más barata, pero sus excelentes características geográficas podrían convertirle en pocos años en un actor de relevancia mundial.
El país posee una plataforma continental extensa, con aguas rasas a lo largo del litoral, sumado a la incidencia de unos vientos alisios, presentes en la región noreste, de intensidad y dirección constantes.
Según el Plan Nacional de Energía, Brasil espera tener instalada una capacidad de generación 'offshore' de unos 16 gigavatios (GW) hasta 2050, contando con una reducción del 20 % del coste de construcción, que hoy es muy alto.
Pero el potencial es enorme y alcanzaría los 697 GW en áreas marinas con hasta 50 metros de profundidad y vientos por encima de los 7 metros por segundos.
Hacia el hidrógeno verde
"Estamos mirando la 'offshore' porque Brasil es hoy un país con la capacidad de liderar el proceso de transición energética, pero para liderarlo necesita atraer inversiones" y "el momento de atraer esas inversiones es ahora", expresa Gannoum.
Pero, ¿por qué aventurarse en una tecnología hoy cara teniendo en cuenta la enorme cantidad de oportunidades aún por explotar en tierra firme y además en un contexto actual de baja demanda?
Gannoum sostiene que en 2030 el mercado de energía habrá cambiado "bastante" ante la posible irrupción del hidrógeno verde, que se cree que puede llegar a sustituir a los combustibles fósiles y ayudar a conseguir la neutralidad de carbono.
El hidrógeno verde se obtiene a partir de la descomposición del agua y la forma más extendida de hacerlo es mediante un proceso de electrólisis, el cual requiere cantidades ingentes de electricidad.
"A partir del momento en que el hidrógeno verde comience a demandar energía, y esto va a pasar a partir de 2025 y 2026, la demanda va a crecer exponencialmente en Brasil y tenemos que tener la capacidad de atenderla toda, por eso es importante invertir también en 'offshore'", defiende Gannoum.
El cuestionado interés de las petroleras
En este contexto, las grandes petroleras están estudiando invertir desde ya en eólica marina en Brasil, entre ellas multinacionales como Equinor, Shell y Total, además de la estatal brasileña Petrobras. También hay eléctricas como Neoenergia, filial del grupo español Iberdrola.
En los despachos de las autoridades medioambientales ya hay solicitudes para desarrollar parques marinos con una capacidad para generar 170 GW, lo que supone casi toda la potencia que tiene Brasil hoy sumando todas sus fuentes, que es de 190 GW.
No obstante, existe cierta desconfianza del mercado en relación a un posible "greenwashing" de las petroleras, es decir, que esos anuncios sobre proyectos de energía limpia sean pura mercadotecnia, pero Gannoum asegura que las inversiones están ocurriendo."Están invirtiendo en renovables porque tienen que hacer una transición energética" y para ello "invertirán en hidrógeno verde y en tecnología para descarbonizar los hidrocarburos", señala.