-Alberto Vitalio: ¿Me explica, informante, ¿quién mueve el dólar blue y porqué el Gobierno dice que no importa?
-Informante: Mire Vitalio, el dólar blue es un mercado muy chico, de 60 millones de dólares por día con suerte. Si usted piensa que el promedio de negociación del mercado de cambios era de 500 millones de dólares diarios antes de la pandemia (que podía llegar a los u$s1000 millones en jornadas de fiebre cambiaria) se dará cuenta que el mercado del dólar "ilegal" es muy marginal. En la Argentina históricamente los dólares del mercado blue eran provisto por los hoteleros y gastronómicos. Piense que, en 2019, antes del coronavirus, los turistas que llegaban a Ezeiza dejaron en el país u$s 3.176,9 millones, dinero que hoy falta en el mercado. Por eso todos en el gobierno miran al "dólar puré" que se hace con el contado con liquidación y MEP, que no es más que comprar dólares financieros a través de acciones y bonos en pesos, liquidarlos en dólares y después venderlos en el mercado informal. El "spread" o la diferencia que se está ganando es muy poca, piense que el dólar MEP (con bonos) hace a $168 y el contado con liqui (CCL) a 178 pesos. La distancia con el dólar blue es de cinco pesos. Ese negocio, el del dólar puré con el CCL y el dólar MEP, ya lo desarmó Guzmán con el fin del "parking". Ahora el problema es con el blue, que solo se va a normalizar cuando se abran las fronteras de vuelta. Así que prepárese para un verano con una brecha con el oficial que se mantenga en estos márgenes. Al menos, claro está, que ingresen dólares del campo o el FMI....
-A.V: ¿Y el campo puede largar más dólares? ¿Se la sigue favoreciendo a Vicentin?
-I: No lo sé, pero el gobierno le está dando cada vez más negocios para compensar el atraso cambiario (piense que el dólar soja hoy tiene un atraso cambiario d más de 110% con el dólar ahorro). Lo último que le dan es la renovación del biodiesel. Lo insólito de esto es que los ganadores del biodiesel son empresas que no andan bien con el gobierno, como Bunge, Aceitera General Deheza y Vicentin. Es que el estado les da beneficios fiscales a las productoras de Biodiesel para la construcción de plantas, y encima les dejan un mercado cautivo y exenciones impositivas. Es un negocio grande: en los últimos 15 años, a través de débitos fiscal al estado le costó 6000 millones de dólares en recaudación que dejo de cobrarles a las aceiteras y productoras. Hay mucho enojo en el ala fiscalista del gobierno y dicen que Guzmán puso el grito en el cielo cuando le dijeron que por este esquema se pierde de cobrarle retenciones a 1400 millones de dólares de aceite de soja y maíz que se vuelcan al mercado interno para mezclar con los combustibles. Pero este es un negocio que no solo favorece a los aceiteros, porque también se usa la caña de azúcar para el bioetanol, que mezcla con nafta para los autos. El aceite de soja se usa para el biodiesel (tractores y camiones). La bronca de muchos es que dicen que encima el bioetanol y el biodiesel rompe los motores. Encima, Argentina es una de los que más mezcla em el mundo, solo superado por Brasil y Paraguay en etanol e Indonesia y la India en Biodiesel. Pero lo que más molesta en el Palacio de Hacienda es quienes son los ganadores de este acuerdo de subsidios: en bioetanol de caña, la que más se lleva beneficios fiscales es Ledesma, de los Blaquier, y en el de maíz son Promaiz (Grupo Aceitera Gral. Deheza y Bunge) y Vicentin. En el biodiesel, los más beneficiados son Explora (grupo Endriven), Unitec BIO (Corporación América), Patagonia Bioenergía (Vicentín y otros). Entre los que exportan, y no cobran beneficios directos, pero si muchos indirectos son Cargill, COFCO, Molinos, y Renova (sociedad de Glencore y Vicentin). Lo increíble es que Vicentin es siempre favorecida y sigue teniendo un poder de lobby que, parece, ninguna amenaza de expropiación o quiebra logra domar.