La segunda fase del Gobierno de Alberto Fernández llegará con un plan plurianual que traerá consigo los lineamientos para avanzar con un acuerdo para hacer frente a la deuda de más de 44.000 millones de dólares que la Argentina contrajo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), durante la presidencia de Mauricio Macri.
Sin embargo, y aunque la posibilidad de una resolución inmediata sobrevuela el escenario político, el encuentro de la misión argentina con los responsables del FMI, en Washington, es recién el inicio de un proceso que, técnicamente, puede ver la luz dentro de entre 2 y 3 meses, según coinciden especialistas.
Además de buscar consenso en el plano internacional, el jefe de Estado también deberá dialogar con los sectores más radicalizados del frente que integra y sectores de la economía popular que plantean que “la deuda es con el pueblo” y buscan canales para ampliar las denuncias contra el ex presidente de la Nación.
Este debate que es central en Plaza de Mayo, en la celebración de los 38 años de Democracia, se agudizó a partir de las propias explicaciones que dio Macri, en una entrevista con la CNN. El ex primer mandatario, dijo que utilizó el dinero que llegó del FMI para enfrentar una fuga de capitales, para "pagarle a los bancos que se querían ir por miedo a que venga el kirchnerismo".
Por ahora, la voluntad de negociación, no deja de ser una señal política que busca ejercer alivio sobre la economía y se alinea con los que postulan firmemente que "no queda otra" porque "pero será caer en default". Por eso, lo que se resuelva en las próximas semanas, con una posible visita de enviados del Fondo a la Argentina, captará la atención del arco político, empresarial e inversionista.
Sin techo
En su último informe, el Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano respondió una de las incógnitas clave de cara el cierre de un año y la necesidad de proyectar la economía que viene. Considerando que, en el Presupuesto elevado al Congreso de la Nación la variación del Índice de Precios al Consumidor, se proyecta en 33% ¿cuál será el nivel real de la tasa de inflación en 2022?
“Cabe recordar que, para 2021, se preveía una inflación anual del 29%. Pero el año concluirá con un incremento de precios del orden del 50%. Suponiendo que se mantenga constante el margen de error para el 2022, la inflación para el año próximo debería calcularse entonces en 57%”, advirtió Víctor Beker, director del CENE.
“Éste debería considerarse el piso de la inflación para 2022, a menos que se introduzca un serio plan de ataque a la inflación que logre torcer su rumbo. Sin embargo, este escenario aparece como el menos probable, al margen del compromiso que se adopte con el FMI”, continuó.
Asimismo, el economista opinó que “la necesidad de introducir algunos retoques tarifarios, junto con el deslizamiento de la cotización del dólar para evitar un retraso cambiario significativo, así como los incrementos salariales pactados, son factores que presionarán sobre la inflación desde el ángulo de los costos”.
A ese peso, se agrega “la emisión monetaria” que “lo hará desde el punto de vista de la demanda, mientras que la inercia inflacionaria, en una economía semiindexada, asegurará que no haya una merma significativa en las tasas de incrementos mensuales de precios.” Por lo tanto, para Beker, un contexto de inflación de costos, inflación de demanda e inercia inflacionaria “se combinarán para asegurar que los precios sigan su actual derrotero”.
¿Alcanzan los dólares?
“El mercado cambiario, este año, ha sido prácticamente un relojito en cuanto a cuál era la dinámica que esperábamos para el primer semestre de abundancia y un segundo semestre en el que había que remar cada vez más, básicamente, porque se terminaba esa época de liquidación de divisas del agro y había que empezar a administrar a los ojos del Gobierno”, explicó Martín Polo, estratega en Jefe de Cohen & Asociados.
Frente al escenario de aceleración de la inflación en torno al 50% anual y un atraso del tipo de cambio que ronda el 25%, el "shock de precios” de los commodities fue “la sorpresa positiva” del año dijo Polo y advirtió que las materias primas están en un nuevo escalón que supera el 40%, en relación a 2019. “Esto, obviamente es un símbolo, es una bocanada de oxígeno que toma el mercado cambiario, básicamente, por la mejora en las exportaciones en lo que va del año”.
Aunque diciembre no traerá la bonanza de los meses anteriores, las proyecciones de liquidación de divisas son positivas, principalmente a partir del buen precio del trigo en el exterior y, aunque los depósitos en dólares, mostraron una caída “el sistema está sólido”, apuntó Polo.
“Es cierto que los depósitos en dólares cada vez que hay un evento de tensión empiezan a salir en los diarios, a ser preocupantes y, en el último mes, cayeron mil millones”, dijo, pero aclaró que “no es la primera vez que tenemos estas caídas”. En este punto recordó que tras las PASO de 2019 los US$35 mil millones de depósitos se derrumbaron, sin embargo “el sistema financiero no explotó” porque es "sólido, en términos de su posición en moneda extranjera”. Actualmente, los depósitos totales alcanzan los US$15.322 millones, a eso se suman dos mil trescientos del sector público que totalizan 18.157 millones de dólares en depósitos en moneda extranjera. “No vemos un problema de insolvencia en dólares del sistema financiero”, agregó.
Al analizar el estado de las reservas del Banco Central dijo que son el “reloj de arena” para el Gobierno según su “poder de fuego” para mantener el tipo de cambio oficial. “Creemos que necesariamente Argentina va a tener que hacer un ajuste del tipo de cambio oficial porque tenemos un stop de 4.000 a 4.500 millones de dólares de reservas mixtas”, dijo y expresó que cerca de 1.000 millones podrían servir para intervenir en el mercado cambiario en diciembre, enero y febrero, pero luego la Argentina debe asumir vencimientos de deuda. En este contexto el especialista estimó que, en términos generales, se espera que el tipo de cambio suba un 55% y, frente a quienes plantean que se presentarán “microdevaluaciones”, con moderación, Polo planteo: “somos del equipo que estima que la devaluación podría venir en forma de shock, en enero”.
Para Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI la expectativa de devaluación que se sostuvo en torno al 1% se aceleraría a un 3% mensual; esa situación genera, por un lado, incremento de precios de forma anticipada, que ya acelera el ritmo de la inflación para diciembre, pero, al mismo tiempo contiene el ingreso de dólares de la cosecha fina ya que “se ralentiza a la espera de que la brecha (entre dólar blue y oficial) se achique”.
Hasta el Fondo
La negociación con el FMI es un “driver” fundamental y necesario para “atenuar” la incertidumbre, expresa Lucas Yatche, líder de Estrategias e Inversiones en Liebre Capital y describe que el Gobierno no tiene margen para “estirar un acuerdo”, tras los compromisos pendientes en diciembre y febrero con el Fondo, no quedan Derechos Especiales de Giro (DEG) ni reservas en el BCRA para enfrentar las obligaciones de marzo. Por eso, señala que “más temprano que tarde, el mismo -el acuerdo- llegaría y solo sería un punto de partida”, en una relación que caracteriza como “condición necesaria pero no suficiente para que la economía se recupere, más allá del arrastre hacia 2022”.
“El gobierno debería cumplir las metas acordadas en materias fiscales y monetarias para mejorar la certidumbre que se sintetiza en una mayor demanda de dinero”, dice el experto y aclara que ante “eventuales incumplimientos por parte del gobierno, la demanda de dinero caería, la relación con el organismo e inversores se quebraría”.
En esa dirección, Yatche pone el foco en la tasa de interés que “opera congelada en términos nominales desde noviembre de 2020”. “Combinada con inflación creciente, que será más alta los próximos meses, acentúa la negatividad de la tasa real”, dice y agrega que esto perjudica el ahorro en pesos y la demanda de dinero presionando aún más la inflación y el tipo de cambio.
El ejecutivo de la financiera Liebre Capital reconoce un dilema para el BCRA que “se basa en que la suba de tasa presione el costo del déficit cuasifiscal y atrase la licuación de los pasivos remunerados”, dice y explica que “está claro que, a mayor certidumbre, la demanda de dinero mejoraría, claramente como espejo de una disminución de asistencia al Tesoro, ya sea por baja del déficit fiscal o por mayor colocación de deuda interna”.
Aunque hay plazohasta el 31 de marzo, el Gobierno busca acordar lo antes posible para dar una señal de tranquilidad y, a esta altura de la gestión, Fernández mostró que hay voluntad de lograr “el mejor acuerdo posible”. Ahora, en la práctica, según describen los especialistas, por más intenciones y reuniones que se concreten antes de fin de año, el otorgamiento de un acuerdo de facilidades extendidas, con un plazo que en principio sería por 10 años, no tardará menos de 2 meses en ver la luz.
Recién el próximo 22 de diciembre comenzará a tratarse en el FMI el post- programa, que, según explica Ponce, "analizará por qué fracasó el stand by que le dieron al gobierno de Macri, que obviamente se hizo superando todos los estándares del propio fondo porque Argentina, con los números que tenía, jamás podría haber recibido un crédito como este, que es el mayor de la historia que haya dado el organismo”
Si bien fue optimista respecto a la necesidad de lograr un plan de pagos aclaró que “técnicamente, es absolutamente imposible”, que las buenas noticias lleguen antes de fin de año. |