“No esperamos una lluvia de inversiones”, responden al unísono voceros cercanos a las carteras de Economía y Desarrollo Productivo y se centran en conceptos que han sobresalido en la negociación con el staff del Fondo Monetario Internacional: “aporta previsibilidad a partir de un programa realista, pragmático y creíble”.
“El acuerdo recompone parte de las reservas que se perdieron el año pasado lo que permite la recomposición y la posibilidad de crecimiento”, indicó Sergio Woyecheszen, vicepresidente del Banco Central en una entrevista en C5N, al tiempo que destacó que “saca la tensión financiera sobre el mercado de cambios” que es “el principal motor para empezar a poner en caja regímenes inflacionarios, donde mezclan un montón de cuestiones y la inercia muchas veces te juega en contra”.
Con el horizonte financiero despejado, en el frente interno y externo, el Gobierno espera poder “anclar expectativas” con los sectores productivos para fijar metas a mediano plazo. “Hay que tomarse con calma los experimentos de resolución inmediata”, dijo y advirtió que buscar salidas rápidas a los desequilibrios macro han salido más caros en materia de aceleración inflacionaria y pérdida de ingresos de la población.
En diálogo con Minuto Uno, el funcionario también señaló que “por varios años” se deberá evitar hablar de “lluvia de inversiones” y explicó que en otros años como 2007, 2008, 2010 y 2011 entre 3.500 y 4.000 millones de dólares que llegaban de inversión extranjera directa y hoy estamos en niveles 5 o 6 veces menores, y es otro de los problemas que genera no tener la previsibilidad del acuerdo terminado.
“Por eso –completó– es importante tenerlo para consolidar el proceso de crecimiento que se ha dado en 2021 y empezar a ponerlo en perspectiva de una transformación que lo haga sostenible; si la economía crece las expectativas de inversión –externas e internas– también crece”, sintetizó.
Al analizar el panorama que abre el nuevo acuerdo con el FMI, con la estrategia que desarrolló el ministro de Economía, Martín Guzmán, en su paso por la Comisión de Hacienda y Presupuesto del Congreso, esta semana, Germán Fuentes, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Belgrano, expresó que la idea es “ajustar los bolsillos de los argentinos lo menos posible”, para pagar en 12 años y medio los US$ 44.700 millones que “hipotecaban el crecimiento de nuestro país”.
Aunque la “letra chica” del acuerdo finalmente quedó fuera del proyecto de ley de sostenibilidad de la deuda pública, el plan que presentó el ministro será determinante desde que la iniciativa se apruebe. En ese sentido Fuentes analizó que “lo más relevante del nuevo cronograma de pagos al FMI es que los desembolsos están extendidos en el tiempo. Es decir que la Argentina, en lugar de tener que pagarle en tres años los 44.700 millones de dólares que irresponsablemente tomó el expresidente Mauricio Macri y que hipotecaban el crecimiento de nuestro país, lo hará en 12 años y medio, comenzando a pagar de forma semestral a partir de 2026”, apuntó el economista.
“Por otro lado, la auditoría a nuestras cuentas públicas se realizará de forma trimestral y, en caso de sobrecumplir con las metas fiscales, monetarias, financieras y cambiarias, el dinero sobrante no podría utilizarse para gasto público”, agregó.
“En síntesis –completó Fuentes–, la idea de esta refinanciación del Stand By otorgado en junio en 2018 es alcanzar las obligaciones pautadas con el FMI ajustando los bolsillos de los argentinos lo menos posible, al mismo tiempo que lograr un consenso político y social, de forma tal de llegar al 2034 habiendo servido la deuda”.
Panorama financiero
Con el acuerdo con el FMI en el centro del escenario político y económico, este viernes, el dólar blue retrocedió dos pesos y cerró la semana a $201 mientras la divisa oficial se negoció a $113,69 en promedio, lo que muestra una evolución de 80 centavos. Las variaciones muestran la sensibilidad de los mercados frente a las señales que envió el Congreso y la clave continúa siendo la previsibilidad, para sostener los indicadores.
“El Gobierno y el Fondo intercambian metas por desembolsos; sin metas no hay desembolsos y sin desembolsos hay default”, resume Lucas Yatche, Head of Strategy and Investments de Liebre Capital. “El acuerdo se basa en políticas fiscales, monetarias y de acumulación de Reservas; el Gobierno va a tener que ser mucho más austero en lo fiscal, contractivo en lo monetario y deberá acumular reservas a lo largo del año”, indicó el especialista.
Para cumplir con los requisitos acordados se esperan políticas que impliquen cambios en la dinámica de la economía. Como primera medida Yatche destacó la posibilidad de subir tasas de interés –como lo viene haciendo el BCRA en los últimos meses– que “van a generar cierta desaceleración en la actividad y mayor déficit cuasi fiscal”.
El acuerdo sobre la deuda pública despeja los próximos vencimientos de pagos y se suma a la reestructuración de la deuda privada, que se hizo en 2020; “el principal foco de deuda para este año corresponde a la deuda en pesos”, señaló y destacó que se ve “mayor tranquilidad en los mercados de cambio”.
“El contado con liquidación viene achicando bastante en lo que va del año, la brecha –con el oficial– ya perforó el 80%”, dijo y valoró que el Central vuelve a acumular reservas mientras inicia la liquidación de divisas del agro.
Por último, sobre las opciones de inversión explicó que “a lo largo del año que viene el indicador que ganará la carrera será la inflación: apuntamos al 55 -60%; debajo la tasa de interés -con ciertas subas-; después el tipo de cambio oficial y por último el CCL, o sea, más compresión de la brecha. En esa línea apuntamos a que los bonos CER sean los ganadores de este año”.
Esta semana la Cámara alta analizará en comisión el proyecto que deberá esperar 7 días, hasta el martes 17 de marzo, para votarse en el Senado. La iniciativa podrá convertirse en ley tan sólo 5 días antes del próximo vencimiento de deuda. En teoría, el Fondo enviaría en ese ínterin US$ 9.800 que se utilizarían para cancelar el compromiso del 22 de marzo y el resto se destinaría a fortalecer las reservas del BCRA.
Desde esa cartera estiman que el sello del entendimiento con el organismo de crédito internacional será una “vuelta de página” que no traerá una “lluvia de inversiones” pero si, previsibilidad, algo que no resulta menor en una economía como la argentina marcada por la volatilidad de su moneda.
En el mediano plazo se aguarda estabilidad del dólar con una disminución progresiva de la brecha entre el oficial y el libre; incremento de inversión privada en sectores estratégicos como Vaca Muerta y otros que requieren de fuerte inyección de capital y fortalecimiento del financiamiento externo a través de China, que aumentará en US$ 3.000 millones el swap, y el Banco Mundial que confirmó créditos por US$ 2-000 millones para la Argentina. |