La nueva misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegará a Buenos Aires el 6 de octubre próximo para tratar la renegociación de la deuda contraída por el país. La comitiva estará integrada por la directora adjunta del departamento del hemisferio occidental del FMI, Julie Kozack, el jefe de misión para Argentina, Luis Cubeddu, y el representante residente del organismo en el país, Trevor Alleyne.

El principal objetivo de los enviados será conocer los planes económicos y las "prioridades de política" del Gobierno y sentar las bases de un futuro acuerdo con el organismo de crédito. El FMI denominó la misión como "staff visit", debido a su "naturaleza y carácter informal".

Las reuniones previstas, en el marco de las medidas sanitarias por la pandemia, serán bajo doble modalidad: presencial y virtual. Además de mantener encuentros con el gabinete económico, los funcionarios extranjeros también hablarán con representantes del Congreso, el sector privado, sindicatos y la sociedad civil. 

"El equipo estará en modo de escucha buscando obtener un mayor entendimiento de la agenda económica de las autoridades", indicaron voceros del organismo. La idea de "conocer en mayor detalle los planes económicos y las prioridades de política de las autoridades argentinas”, para que sirvan como pilares en la creación de un programa “respaldado por el FMI". 

Se trata del "inicio del proceso" y la información recopilada por la misión "ayudará al equipo a comprender mejor la situación socioeconómica en el terreno y sentar las bases para las negociaciones". 

Deuda heredada

Con dos años y medio en recesión, con alta inflación y devaluación de la moneda sobre el lomo, el país se vio obligado, a fines de agosto, a solicitar formalmente en una carta dirigida al FMI el inicio de negociaciones para un nuevo programa de asistencia financiera que suponga la reprogramación de los vencimientos de la deuda por valor de 44.000 millones dólares que tiene con el organismo. 

Esa deuda es fruto del acuerdo de auxilio financiero firmado en 2018 por el Gobierno de Mauricio Macri y que establecía duras metas fiscales para liberar unos préstamos de 56.300 millones de dólares, de los que finalmente se desembolsaron 44.000. 

Ya la semana pasada, el portavoz del FMI, Gerry Rice, adelantó desde Washington que se estaba planificando una misión a Argentina para tratar sobre la reestructuración de esa deuda. 

Durante una conferencia de prensa, Rice calificó la misión como un "hito" en las relaciones del país con el organismo financiero, que se ha convertido en los últimos años en el mayor acreedor externo del país al ostentar un 13,5 % de la deuda total de Argentina. 

El anuncio se producía pocas semanas después de que el país lograra cerrar, tras largas negociaciones, un acuerdo con sus acreedores para reestructurar unos 107.000 millones de dólares de bonos soberanos, quedando aún pendientes las negociaciones con el FMI. 

En su primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Fernández adelantó el 22 de septiembre que estas se encararán de la misma manera que con los acreedores privados. "De forma responsable, siendo respetuosos de los compromisos contraídos, evitando al mismo tiempo poner en riesgo las condiciones que permitan la reactivación económica y la construcción de un sendero de desarrollo inclusivo y sostenible", sentenció. 

Pero la nueva visita del FMI llega también pocos días después de que el gobierno impusiese fuertes restricciones cambiarias para frenar la caída de las reservas monetarias y desalentar la demanda de divisas, en medio de la incertidumbre por la economía nacional y los efectos que deja la pandemia del coronavirus.