Las mujeres ganan 24% menos por mes que los varones, a pesar de tener un mayor nivel educativo. Si bien parte de esa diferencia se explica por la menor cantidad de horas trabajadas, al tomar en cuenta sólo el salario por hora en personas con el mismo nivel educativo y la misma edad, la mujer gana 14% menos.
Así surge del informe del informe “Brecha salarial de género en la estructura productiva argentina” elaborado por el Centro de Estudios para la Producción (CEPXXI) del Ministerio de Desarrollo Productivo, que fue presentado ayer en la reunión del Gabinete de Género de la cartera productiva. Del encuentro participaron el ministro Matías Kulfas; la titular del Gabinete de Género, Paula Basaldúa; secretarias y subsecretarias del ministerio, y empresarias de distintos sectores de la producción.
"Lanzamos estas 39 iniciativas con perspectiva de género. Es un primer paso. Lo que queremos es detectar cuáles son los problemas para empezar a solucionarlos. Ver qué programas tenemos en marcha y ponerles perspectiva de género", aseguró el ministro de Desarrollo Productivo. “Hay tres brechas muy grandes en Argentina: la de ingresos, la territorial y la de género. Estos tres temas los tenemos que abordar en simultáneo para combatirlos y esto se hace desde la estructura productiva. Haciéndola más densa, más federal y con una perspectiva de género que nos permita ir hacia la eliminación de estas brechas”, agregó Kulfas.
A su turno, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español reflexionó: “Transitar una pandemia da vuelta todas las prioridades. A priori se podría pensar que la agenda de género pierde espacio frente a la agenda sanitaria. Y encontrarnos hoy aquí me parece muy importante porque a través de medidas concretas de políticas públicas lograremos una Argentina más equitativa.”
La titular del Gabinete de Género, Paula Basaldúa, en tanto, expresó: “Nuestro trabajo es transversal y apunta al financiamiento, al liderazgo, a la prevención de violencia, a la inclusión y a la capacitación. El desafío es enorme y venimos trabajando hace muchos meses en conjunto. Nuestra mirada tiene que ver con la ampliación de derechos.”
En concreto, el estudio del CEPXXI sostiene que de acuerdo a los resultados de diversos ejercicios empíricos en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) existe una considerable brecha salarial de género en la estructura productiva argentina.
La brecha de 14% en el salario horario -controlando por nivel educativo y edad, entre otras variables- es de una magnitud muy considerable; a modo de comparación, la prima salarial por título universitario (en relación con una persona con secundario completo) está en torno al 20%, según el informe del CEP XXI que toma como base en la Encuesta Permanente de Hogares.
El estudio también muestra una importante diferencia en la cantidad de horas trabajadas remuneradas a la semana: mientras que las mujeres en promedio trabajan 30 horas a la semana en tareas remuneradas, los varones lo hacen en 40 horas.
Esta diferencia se explica por la mayor cantidad de tiempo que las mujeres dedican a las tareas dentro del hogar, y es uno de los factores que agrava aún más las diferencias en el salario mensual entre géneros.
Por otra parte, el estudio destaca que la brecha salarial de género es especialmente alta en el cuentapropismo, donde las regulaciones laborales (como los convenios colectivos de trabajo) tienen escaso peso. En tanto, la brecha de género en el salario por hora es considerablemente menor en el sector público, un ámbito más regulado de la economía.
Asimismo, el estudio también menciona a la edad como factor relevante a la hora de determinar los salarios, dado que una mayor experiencia laboral suele ir de la mano de mayores remuneraciones. Sin embargo, la prima salarial por edad es notoriamente mayor en los varones; de este modo, las brechas de género tienden a incrementarse con la edad.
Finalmente, que las mujeres tengan en promedio un mayor nivel educativo que los varones sugiere que el mercado de trabajo no “premia” esa mayor educación en términos de acceso a puestos más calificados, lo cual constituiría en sí misma otra brecha de género.
El trabajo también señala que la brecha salarial es solo una de las formas en que la discriminación por género aparece en el mercado de trabajo. “Diversos indicadores cruciales, tales como tasa de actividad, tasa de empleo y proporción de trabajo a tiempo completo, difieren considerablemente entre varones y mujeres. Esto sugiere la existencia de otras brechas que pueden ser tanto o más relevantes que la salarial, en particular dado que el flujo de ingresos de los hogares feminizados depende del salario horario femenino pero también de las horas trabajadas por mujeres", explica el estudio del CEP XXI.
A modo de conclusión, el informe resalta que "la eliminación de asimetrías sociales entre géneros debe ser un objetivo social fundamental, por consideraciones tanto de equidad y justicia social como de eficiencia económica. Desde esta perspectiva, la existencia de brechas especialmente grandes en determinados sectores productivos puede motivar el diseño de políticas de género específicas para esos sectores".