La elevada inflación se aceleró en enero pasado, alimentando la incertidumbre sobre su evolución futura y las reales posibilidades del Gobierno de lograr este año una desaceleración en el vertiginoso ritmo de los precios al consumidor.
Según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos, los precios al consumidor experimentaron en enero pasado una subida interanual del 98,8 %, cuatro puntos porcentuales más que en diciembre pasado.
Asimismo, en el primer mes del año los precios al consumidor crecieron el 6 % en comparación con diciembre pasado, evidenciando una aceleración respecto a la tasa del 5,1 % del mes anterior.
Entre las subidas registradas en enero se destacaron las alzas del 6,8 % en alimentos y bebidas, un dato preocupante por su impacto en el costo de la cesta básica de alimentos, indicador clave para medir la indigencia.
Según consultores privados, la aceleración inflacionaria se presentó con más fuerza en las primeras tres semanas de enero, mientras que en la última mostró una cierta estabilización.
Desafiante objetivo
El comportamiento de los precios en enero enciende las alarmas en un país que el año pasado acumuló una inflación del 94,8 %, la más alta de las últimas tres décadas y con una notable aceleración respecto al 50,9 % registrado en 2021.
El Gobierno, que este año afrontará elecciones generales en las que la economía se perfila como uno de los asuntos centrales para los votantes, mantiene objetivos para desacelerar este año la inflación a un 60 % anual, un desafío que economistas privados ven difícil de superar.
De hecho, los más recientes pronósticos privados que recaba mensualmente el Banco Central señalan que la inflación será este año del 97,6 %.
"El objetivo de llegar a un guarismo que empiece con 3 en el corto plazo es más un deseo del gabinete económico que una posibilidad concreta", afirmó la consultora LCG, que observó que el de enero es un dato "desalentador" luego de unos meses donde el aumento de precios se estaba corrigiendo a la baja.
Pero el ministro de Economía, Sergio Massa, ratificó su compromiso de "bajar la inflación" y cuestionó a quienes "juegan" haciendo ver como una "frustración" el "rebote" de los precios en enero.
"Es un problema para el bolsillo de los argentinos, sin duda. Y para nosotros, más allá de la bronca que nos puede dar, es un desafío que nos impone la necesidad de seguir tomando medidas", dijo este lunes Massa al anunciar un nuevo acuerdo de precios para la carne vacuna, cuyo valor ha saltado en el último mes.
Fuerte inercia
Según la consultora Ecolatina, a una "nominalidad" de la inflación "consolidada en niveles elevados", se sumará este año el posible impacto de la sequía sobre los precios de los alimentos, la inercia de la dinámica salarial y las restricciones sobre las importaciones.
"Esperamos que la nominalidad se mantenga elevada los próximos meses, con un 2023 mostrando una inflación en la zona del 90 %, 100 %", señaló Ecolatina en un informe.
Para intentar contener las alzas, el Gobierno relanzó a inicios de febrero un programa de acuerdo de precios que limitará por cinco meses los aumentos de valores de miles productos, pero los efectos de este tipo de medidas también son cuestionados por economistas privados.
"La inflación nuevamente se está escapando de los parámetros que manejaba el Gobierno y deja en evidencia la incapacidad de los controles de precios. El problema no está en las góndolas, sino en la depreciación constante de nuestra moneda causada por la desconfianza en los funcionarios y el exceso de oferta monetaria", apuntó Lautaro Moschet, economista de Libertad y Progreso.
Según el experto, "por el momento, no hay razones teóricas para pensar que la inflación va a bajar y la incertidumbre en un año electoral puede incluso empeorar la situación".