“No se qué más le puede pasar a la Argentina”, dijo Alberto Fernández este jueves, al presentar el programa +Precios Cuidados, frente a empresarios y funcionarios de su propio gabinete.
El Presidente, rendido o ingenuamente esperanzado, eligió hacer la presentación formal de una nueva versión de “congelamiento”, ahora consensuado con el sector privado –nacional e internacional–, el mismo que día que el Indec publicó los datos de inflación de 2021, que cerró por encima del 50% (acumuló 50,9 puntos en 12 meses). Se trata de segundo mayor incremento de precios desde 1992, sólo detrás del que se registró en 2018, de 53,8%, sin pandemia ni contexto global inflacionario.
En un escenario atípico para muchos países que inauguraron registros significativos de inflación, entre ellos Estados Unidos con 7 puntos anuales –el mayor nivel desde junio de 1982–, en el ranking global, la Argentina, no pierde terreno. Con los números que se conocieron este jueves, se acomodó en el tercer puesto detrás de Venezuela (2.700) y Sudán (115,5%).
Al otro día, los contagios por Covid escalaron a 139 mil, con 70 % de positividad; en la misma jornada con sólo 10% de humedad en la Capital Federal, y 44 grados de temperatura –récord en más de 100 años–, se desataron incendios en 7 provincias y el conurbano.
Una nueva jornada “al limite”, con miles de usuarios sin luz, que cuentan, mínimo, por 4 personas en cada hogar. “La niña” no deja de hacer estragos, que se potencian en el marco de la peor bajante de ríos en décadas y una sequía que ya anota, en rojo, 5.000 millones de dólares. ¿Qué más puede pasar? Mejor no indagar, porque el panorama, por más positividad que se le quiera imprimir, tomando la “inflación decreciente” del último diciembre, es alarmante.
Cuando pasé la ola de calor, quedará la de Covid, coletazos de ómicron o alguna nueva variante que, se espera controlar gracias a la vacunación masiva; pero también llega un tsunami: en marzo. Argentina, que ya agotó casi todas sus reservas, debe desembolsar US$2.800 millones para hacer frente a deuda internacional.
Sobre la negociación de un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI, indispensables para no caer en default, las opiniones de los analistas están atravesadas por la grieta que los impulsa a sentenciar categóricamente que no se logrará, por un lado, o que sí, desde la vereda donde caminan los que confían en la cintura del ministro Guzmán y plantean que utilizará todas las herramientas para cerrar y sin ajuste. “No vamos a entrar en default”, aseguró el Presidente hace pocos días, intentando poner un paño de certidumbre.
¿Qué más nos puede pasar? Sin acuerdo ni cosecha récord; sin Derechos Especiales de Giro ni ingreso extraordinario a la riqueza; sin freno a las tarifas que, segmentación mediante, se deberán actualizar, y el dólar oficial que se libera progresivamente con micro devaluaciones… todo esto puede pasar. |