Este martes el mercado volvió a marcar una baja de hasta 2% de la deuda en pesos, lo que provocó una fuerte decepción dentro del equipo económico frente a la venta masiva de los bonos que ajustan por la inflación a la que el Gobierno había logrado ponerle un freno días atrás.
El jueves será el último día hábil tanto de suba de tasas por parte del BCRA como por el decreto de segmentación de tarifas y, en menor medida, el de actualización del Presupuesto. Sin embargo, nada fue suficiente y los efectos de la intervención de los últimos días del Banco en el mercado secundario para sostener los precios presentaron nuevas caídas.
Frente a esa situación, el Ministerio de Economía lanzó un canje de títulos en pesos para descomprimir el vencimiento de casi $600.000 millones la próxima semana, apuntando en gran medida a que el BCRA pueda volcar todas sus tenencias en el mercado secundario.
También, será una oportunidad para que algún inversor privado pueda anticiparse y reducir sustancialmente el volumen del vencimiento a renovar.
Desde el equipo de Guzmán reconocen que “el mercado no termina de creer”, a pesar de que la deuda en pesos “está lejos de ser insostenible” ya que se ubica en niveles bajos en términos de PBI. Ahora toda la atención está puesta en el canje.
Por estas horas, Finanzas está proponiendo a los inversores locales, para el caso del bono ajustado por inflación, dos opciones de canastas compuestas por un título indexado con vencimiento el 21 de octubre, el 16 de diciembre y el 20 de enero de 2023. La alternativa será un grupo de bonos con vencimiento el 16 de agosto, 21 de octubre y 16 de diciembre, también ajustables por inflación. Si el canje resulta exitoso, calculan que el vencimiento del próximo martes podría reducirse a menos de $200.000 millones, cifra que de todos modos representa un desafío, aunque muchísimo menor.|