El ministro de Economía, Sergio Massa, viajará en las próximas horas a Estados Unidos para entrevistarse con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, con quien analizará el curso del programa en curso y eventuales modificaciones.
Esta reunión será posterior a la que el presidente Alberto Fernández mantendrá con Joe Biden, en procura de obtener el apoyo político para la búsqueda de financiamiento para el país.
Agotada la capacidad de pedidos a los organismos tradicionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), las opciones institucionales son cada vez más angostas para que Argentina consiga dólares para afrontar el 2023.
Una de las variantes que se baraja es la de convencer a Georgieva que apruebe una flexibilización del acuerdo en curso.
Argentina debe reducir su déficit fiscal al 1,9% del PBI en medio de la peor sequía de la historia que le quitará recursos por unos US$20.000.
Esta alternativa fue cobrando cuerpo en los últimos días a partir de la demora del FMI en confirmar la fecha de reunión del Directorio para aprobar la cuarta revisión y girar US$5.300 millones.
La Argentina postergó pagos que operaban la semana pasada para el próximo viernes 31 de marzo a la espera de que se concrete el cónclave y la reunión de Massa con Georgieva tendrá como objetivo la búsqueda de precisiones.
Esa reunión de la cúpula ya tiene definida la renegociación de la pauta de acumulación de reservas, pero las metas al primer trimestre de 2023 están en la cornisa y de allí a que se espera con atención lo que diga el Board.
De la reunión con Georgieva puede depender gran parte del pago del próximo viernes de unos US$2.700 millones al FMI.
Un guiño de la presidenta del FMI a una flexibilización del convenio puede decidir realizar el pago con reservas. Si no hay una señal favorable la situación del Banco Central quedará muy comprometida.