El gobierno sigue loteando espacios. Y el kirchnerismo, el massismo, y el peronismo tradicional representado por el albertismo se siguen repartiendo los lotes de poder dentro del Ejecutivo.
Esto que podría haber ser una buena medida para la convivencia de cada uno de los sectores se convirtió en el palo de la rueda de una gestión que lucha por despegar en medio de la pandemia.Y ahora se viene uno de los rounds más complicados de cara a un año electoral como el 2021: definir si hay o no aumento de tarifas.
En esta discusión el Instituto Patria que es la representación del cristinismo más puro y duro, acaba de colonizar un lugar fundamental en la discusión, la estratégica secretaría de energía. En el Boletín Oficial de ayer se publicó la designación como subsecretario al ahora ex titular del ENRE, Federico Basualdo.
Además, el decreto designó a Javier Papa como subsecretario de Planeamiento Energético, que responde al ministro Guzmán; a Maggie Videla como subsecretaria de Hidrocarburos que también viene del Patria; y a Santiago Yanotti como subsecretario de Coordinación Institucional de Energía que llega de la mano de los gobernadores del PJ. Un claro ejemplo de cómo se divide el poder en el Gobierno nacional.
Pero el problema va a estar en la discusión tarifaria. Guzmán quiere que en 2021 haya aumentos de tarifas, lógicas, razonables, que acompañen a la inflación, pero que ajusten. Y Basualdo ya hizo saber que no está tan de acuerdo con el ajuste ya que fue el encargado de investigar el incremento tarifario que se hizo durante la gestión de Macri.
En su paso como columnista del sitio El Cohete a la Luna, Basualdo escribió un artículo donde explicaba a dónde había ido a parar los fondos generados por las subas de tarifas en las eléctricas durante los cuatro años del macrismo y ahí demostraba el principal argumento que esgrime a la hora de entablar una negociación con las empresas: se la llevaron y no invirtieron en infraestructura.
“La desregulación o, más bien, la regulación funcional de la actividad de distribución eléctrica en el AMBA y en la provincia de Buenos Aires limita la participación del Estado, nacional y provincial, a la fijación de tarifas que garantizan ganancias extraordinarias a las empresas del sector en detrimento de la calidad del servicio, la actividad económica y la economía de los hogares. Resulta evidente la necesidad un cambio de política sectorial que otorgue mayor protagonismo a la intervención estatal no sólo en la fijación de una política tarifaria acorde al crecimiento y desarrollo económico, sino también a la mejora de la calidad y la expansión del servicio”, escribía en su rol como periodista.
La postura es conocida por las empresas que tenían en Martínez una cara más amigable. Saben que el ex legislador kirchnerista tiene una buena relación con Cristina Fernández de Kirchner pero que también es un moderado y está en la línea de Guzmán. Además, saben que aspira a ser gobernador de la provincia de Neuquén y, para eso, el apoyo de las empresas del sector energético es fundamental.
Pero en el caso de Basualdo la discusión es otra. Todos se acuerdan de su paso por este lugar cuando asumió en 2013 luego de los apagones en Buenos Aires y de su dura postura respecto de los niveles de inversión de las empresas. Además, saben que cuando habla, lo hace con el respaldo de la vicepresidenta.
"Basualdo es un hombre de Cristina. Su jefa política es Cristina. Cuando habla, lo que dice ya fue conversado en el Patria, el que crea otra cosa es un boludo", explica una fuente que suele repartir su jornada entre una dependencia oficial y las oficinas ubicadas en Rodriguez Peña al 80.
Por si no quedaba claro su rol, Basualdo ya tomó posición y llevó sus paper de la fundación Flacso donde analizó la política energética, las tarifas y su correlato con las inversiones. En un verano en el que todos, inclusive el Gobierno, reconocen que habrá cortes de luz, sacará a relucir que en los cuatro años de gestión de Cambiemos el costo de las boletas de luz en la Ciudad aumentó casi un 1500 por ciento.