La estimación surge de un informe elaborado por la Fundación Mediterránea. En las elecciones de 2009 y 2013 la caída en los ingresos condicionó al electorado y perdieron los oficialismos. Lo que podría pasar el próximo domingo, y en noviembre, considerando los salariaros y la actividad económica de los últimos meses.
La caída en los ingresos fijos de las familias es un motivo condicionante entre los múltiples factores que pueden influir en el resultado de las elecciones, como ocurrió en 2009 y 2013, años en los que el oficialismo nacional perdió en las legislativas.
Así se desprende de un informe elaborado por la Fundación Mediterránea titulado "Una economía que difícilmente aporte electoralmente y que después de las elecciones necesitará revisar algunas políticas", coordinado por María Pía Astori.
"Existen variables no económicas que inciden en la decisión de voto, como podría ser el caso en 2021 de los efectos de la pandemia por Covid-19, las políticas públicas desplegadas y la percepción de la situación que tengan los votantes", indicó la entidad.
La actividad económica desestacionalizada, para junio de 2021, se ubica un 24% por encima del mínimo de 2020 (abril), pero es inferior en un 8% al promedio 2011-2019.
En comparación con otras elecciones, la actividad económica está 9,1% por debajo de 2017 y también de 2013, pero 11% por encima de 2009.
"En dos años en los que el índice cayó, el oficialismo perdió la elección (2015 y 2019). En otras dos ocasiones, en que el índice subió en el acumulado de dos años, pero de forma moderada, en 2013 el oficialismo perdió y en 2017 ganó", explicó la entidad.
En las tres ocasiones en que el índice económico aumentó más de 10% en los dos años previos a la elección, en dos ganó el oficialismo (2007 y 2011) y en otra perdió (2009).
Según la Fundación, "si el resultado electoral de 2021 fuera poco satisfactorio para el actual gobierno nacional, y se decidiera por una política fiscal aún más expansiva, claramente las consecuencias serán una inflación más alta (mayor emisión) o una deuda remunerada cada vez mayor del BCRA, que a mediano o largo plazo también terminaría en mayor inflación".
En cambio, indicó que "si el resultado electoral en 2021 deja entrever una probabilidad alta o media de permanencia en el poder en 2023, en el oficialismo podría existir una reacción hacia la moderación en la política económica, buscando cerrar rápido un acuerdo con el FMI".
Agregó que en ese contexto el Gobierno impulsaría "una política fiscal y monetaria más parecida a la del primer semestre de 2021 que al segundo, y se buscaría corregir algunas variables desalineadas, aunque sea parcialmente, pensando en tomar aire y ganar tiempo para una nueva política expansiva apuntando a los comicios de 2023".|