La administración Fernández al cuadrado deberá, a partir de 2021, pensar políticas públicas para más de 1.500.000 nuevos pobres que deja la pandemia. Ese es el número de personas que cayeron en esa condición durante la primera mitad del año y se estima que 18 millones se encuentran por debajo de la línea de pobreza.
Los datos de la pobreza no son los únicos que preocupan: la variación de los salarios de julio, que entre marzo y junio reflejó una contracción 4,7% en términos reales, tampoco tendrán una mejora lastrando aún más el paralizado consumo.
Pero si bien, los datos de pobreza no sorprenden. En la última etapa del gobierno de Mauricio Macri,en 2019, el 35,5% de las personas estaban por debajo de la línea de pobreza y el 8% en plena indigencia, a los mismos niveles que durante la presidencia de Fernando De la Rúa cuando llegó a octubre de 2001 con el 35,4%. Luego la situación de la pobreza, que se encontraba al tope, tuvo que ser afrontada por los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
De acuerdo al Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), el peor momento en los niveles de pobreza se dio durante la segunda mitad de 2003, alcanzando al 58.2% de la población. La recuperación posterior permitió una rápida mejora, hasta un nivel de 37.6% en la primera mitad de 2007. En los años siguientes, y hasta la segunda mitad de 2011 donde se ubicó en 28.0%, el nivel de pobreza continuó disminuyendo, aunque a una velocidad menor. Entre 2011 y 2013 se observó un estancamiento en la tasa de pobreza, con un valor mínimo de 27.4% hacia finales de 2013.
Inversiones
Pero la foto trágica de la economía argentina se condice con la falta de inversiones. En un ranking que realiza el Banco Mundial, el nivel de la infraestructura argentina se ubica en el puesto 62 entre 160 países, detrás de países de la región como Chile (34), Brasil (50) y México (57).
Lo cierto es que Argentina debería haber destinado todos los años como mínimo el 6% de su PBI en inversiones en infraestructura durante la última década para poder cerrar las múltiples brechas sociales y económicas pendientes. Pero eso no pasó con el gobierno de Mauricio Macri.
Ahora la situación se agrava con la pandemia mundial y la cuarentena que paraliza obras. En los últimos diez años la suma de las inversiones públicas y privadas apenas promedió el 4% anual del PBI, cuando en otros países de la región fue el triple o más.