Mientras la oferta ganadera, en julio, cayó entre 10% y 12%, y le puso un límite al retroceso en el precio de la hacienda, de acuerdo con un informe elaborado por el especialista Ignacio Iriarte, este fin de semana, circuló un borrador del Plan Ganadero que presentó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, a José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, y Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC).
El documento con más de 50 páginas que Kulfas le entregó a los integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), llega a un mes del anuncio formal, y en un contexto “crispado” por la permanencia de las restricciones a las exportaciones de carne vacuna que el Gobierno comenzó a aplicar a fines de mayo.
La propuesta, básicamente, apunta a incrementar la productividad a partir de ofrecer asistencia técnica, incentivos fiscales e impositivos y créditos para facilitar el acceso a inversiones en tecnologías e innovaciones sustentables. En síntesis, plantea ocho ejes de trabajo preliminares:
- 1) Incremento de la producción y de la productividad de la cadena de valor de las carne vacuna;
- 2) Incremento del valor agregado en origen;
- 3) Desarrollo de infraestructura rural comunitaria;
- 4) Incorporación de tecnologías e innovación en los procesos de producción;
- 5) Fortalecimiento de la cadena bovina para la adaptación y mitigación de riesgos climáticos;
- 6) Mejora de la comercialización;
- 7) Medidas fiscales para promover inversiones sectoriales y
- 8) Promoción del desarrollo para el acceso a nuevos mercados.
Con la limitación de las exportaciones, la cantidad de carne disponible para el mercado local sube unos 5-7 kilos, para llegar hasta los 52 kg per cápita equivalente anual. La situación de los últimos 75 días, hizo caer el precio promedio de la hacienda 10% en términos nominales y 16% en términos reales (comparado con la inflación), lo que significa una merma no inferior a los $10.000 millones en la facturación mensual del ganado para faena, según un informe elaborado por el especialista Ignacio Iriarte.
En este período, los precios al mostrador subieron 15% desde junio, mostrando cierta estabilidad -con una ligera tendencia a la caída- en julio. “Pero esta baja del precio al productor no convence a las autoridades, que ahora se preguntan: para levantar o mitigar el cierre de exportaciones, la baja del precio de la carne ¿debe computarse en términos nominales o en términos reales?", explicó Iriarte.
Además, marcó que ese conflicto será "difícil de soslayar en los próximos meses y años: una producción de carne estancada o en retroceso, una demanda internacional muy firme en volumen y en valor, y un poder adquisitivo de la población local que no hace otra cosa más que caer".
Para el analista, "el problema no es el precio de la carne, es la caída de los ingresos reales de los argentinos", dijo y agregó que el mismo razonamiento "sirve para la carne, el pan, la leche o las tarifas de los servicios públicos".
La intervención del Gobierno, primero vía suspensión de envíos, luego estableciendo un cupo a los volúmenes, castigó con fuerza el comercio exterior de la carne vacuna. “El pobre desempeño argentino contrasta con lo sucedido en países vecinos, también productores y exportadores, donde las exportaciones crecieron tanto en Brasil (+11%) como en Uruguay (+2%) en el mismo período”, destaca un informe de Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL).
Desde el instituto que depende de la Fundación Mediterránea, explican que si se consideran los volúmenes colocados en los mercados afectados, y no afectados, por el nuevo marco normativo durante el año 2020 (90 % y 10 % del total, respectivamente) y lo precios internacionales de últimos meses, se estima que “la regulación tiene un costo anualizado en términos de divisas: aproximadamente 1.100 millones de dólares”.
“El monto estimado puede, probablemente, subestimar el costo de la medida si se considera la oportunidad que pierde la Argentina de colocar mayores volúmenes en un escenario de recuperación de la economía global”, indicó Juan Manuel Garzón, economista de IERAL. “Como referencia vale analizar la evolución de Brasil y Uruguay, dos exportadores importantes del Mercosur, particularmente el primero, que colocan mucha producción en China, al igual que la Argentina. El 75 % de la carne que compran proviene de estos tres países de la región; por ejemplo: 40 % de Brasil”, expresó.
La medida que regulan la cantidad de exportaciones genera malestar entre el sector agropecuario y el Gobierno, pero también cristalizan tensiones al interior de las agrupaciones tradicionales, lo que motivó a sectores “autoconvocados” a levantarse de reuniones y tensionar más aún la situación.
Los cuestionamientos no se ocultan, por un lado, desde el inicio de las tensiones hay críticas sobre el “pobre” rol que ejerce el titular de Agricultura, Luis Basterra, en las mesas de diálogo; además, hay malestar por el diálogo con el sector que representa a los frigoríficos, quienes exportan y distribuyen en la mayoría de las grandes cadenas de comercialización locales, pero no con los productores.
“Diálogo hay pero entre ellos (Gobierno y frigoríficos), y con algunos gobernadores con los que se trabajan los planes regionales que presentamos los productores, pero no nos sentamos en la mesa a dialogar. Así, con las exportaciones cerradas ningún acuerdo será sufuciente”, dijo a N&P un vocero del sector ganadero.
Señales intermitentes
Dispuesto a resolver los problemas que le generan pérdida de divisas en lo inmediato, pero la caída de acuerdos que pueden complicar el negocio ganadero para el largo plazo, además de avanzar con el Plan Ganadero, este sábado, el Gobierno aumentó a 3.500 toneladas mensuales, la posibilidad de exportar carne bovina “kosher” a Israel.
El Decreto 513 publicado este sábado en el Boletín Oficial lleva un alivio parcial, en el marco de las restricciones a las exportaciones de carne bovina que rigen desde junio pasado, con el fin de frenar la subida en el precio de la carne en el mercado doméstico.
El documento expone que el embajador argentino en Israel recibió numerosas consultas y solicitudes por parte de importadores israelíes, imposibilitados de cumplir con los compromisos asumidos ante las cadenas de distribución local, de frigoríficos argentinos exportadores y de autoridades locales.
Además ratifica que Israel importa unas 100.000 toneladas de carne bovina con rito kosher congelada y enfriada cada año y que el año pasado 27.300 toneladas de ese total provinieron de la Argentina.
“Desde Israel me llamaban para preguntarme si los argentinos estábamos locos por impedir la llegada de carne Kosher”, contó Miguel Pone, director Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI.
Lo mismo desde China, mientras Argentina estaba ingresando nuevos frigoríficos se cortó la provisión de carne vacuna a un mercado en marcada expansión. “Eso te pega mal; dejar de cumplir compromisos internacionales como sucedió con la carne o el cepo, cuando buscamos inversores, no puede ser que las empresas no puedan girar utilidades”, agregó Ponce.
Sin anuncios concretos, por el momento, el ministro Kulfas dijo que el Gobierno busca lograr con la carne vacuna lo que sucedió con productos como el pollo. En ese sentido explicó que “Argentina hace pocos años tenía una producción muy baja y pasó de 90 mil a 2 millones de toneladas en un plazo de dos décadas, es decir, que esto es posible realizarlo”.
“Lo mismo con la carne porcina –agregó- que duplicó la producción, que llegó a 700 mil toneladas, aproximadamente por año. Por varias razones los productores de carne vacuna, en la pampa húmeda se volcaron mucho más a la agricultura que a la ganadería, y esto no es atribuible a un gobierno en particular, es un proceso de cuatro décadas, es decir que el estancamiento de la producción de la carne vacuna es mucho más estructural, y es lo que queremos afrontar”.
El funcionario, que lleva adelante las negociaciones para controlar el precio de la carne destacó también la modificación del modo de comercialización de la carne que no se realizará más en media res, a partir de 2022; eso “es algo que solo ocurre en Argentina, no es lo más común”, dijo y explicó que “en general, en otros países del mundo, el troceo se hace en la fábrica, en los frigoríficos, hacía allí hemos apuntado”.|