El ministro de Economía Martín Guzmán está totalmente empoderado. Las bajas en los tipos de cambios y la recuperación de reservas, pocas pero recuperación al fin, lo posicionaron como el primus inter pares en el gabinete. Tanto que en una nueva demostración respecto de que todo lo que sea económico pasa el despacho del discípulo del premio Nóbel Joseph Stiglitz, el Ministerio de Economía comunicó un día antes que la Administración Federal de Ingresos Públicos la recaudación tributaria.
Pero Guzmán tiene poder, pero necesita sumar más de cara a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional que manda a su delegación la semana que viene. Buscaba sumar a través de un reconocimiento de parte del mercado respecto de que el giro ortodoxo, la reducción del gasto y el pago al Central eran buenas señales. Pero el mercado le volvió a responder con el bolsillo y ayer le volvió a decir que o le da tasa o se deja de jugar con los bonos en pesos y ofrece dólar linked, que por menos de eso no se mueven. Para muestra, un botón, o una licitación. Ayer intentó licitar y sólo tomó la mitad de lo poco que ofreció para no convalidar una suba de tasa.
En paralelo busca el apoyo del círculo rojo más punzó del mercado. Pero lo buscó a su forma. Ayer se juntó por segunda vez desde que es ministro con la cúpula de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y para demostrar el lugar que hoy ocupa no lo hizo por zoom, ni lo hizo en alguna señorial casona; los recibió a todos en el Ministerio de Economía.
Asi se apersonaron en el cuarto piso de un desierto Palacio de Haciendo Paolo Rocca (Techint); Héctor Magnetto, (Grupo Clarín); Carlos Miguens, (Grupo Miguens); Federico Braun, (Supermercados La Anónima); Alfredo Coto, (Supermercados Coto); Alberto Grimoldi (Grimoldi S.A.) y Enrique Cristofani, del Banco Santander. La única mujer del grupo fue María Luisa Macchiavello, de Droguería del Sud.
El ministro apeló a su tono sereno, escuchó y no se guardó nada. Así fue que le contestó que estaba equivocado a Magnetto, un hombre que no suele escuchar que le digan que está equivocado, quien le reclamó sobre la propiedad privada y a Rocca cuando le pidió por una devaluación "que ni el Fondo nos está pidiendo".
Pero no sólo eso, sino que hasta logró que los hombres fuertes de los negocios en la Argentina reconozcan la imposibilidad de conformarlos. Cuando le reclamaron a Guzmán sobre las divergencias internas que hay en la coalición de gobierno, el ministro los miró y les señaló que ellos mismos "representan intereses diferentes" y que no logran ponerse de acuerdo. De nuevo, para muestra, un botón: uno reclamó devaluar y otro la propiedad privada.
La reunión terminó con una buena sensación. El ministro logró llevar confianza y hasta les admitió que buscaba un ajuste mayor de lo que había establecido en el presupuesto lo que generó un alivio. Por el lado de Economía entienden que no hay carta blanca pero esperan un poco de menos presión, en especial en los próximos días que viene el FMI y Guzmán busca lo que los empresarios le pidieron: cerrar rápido un acuerdo.