El Gobierno avanza en la posibilidad de pedirle más dinero al Fondo Monetario Internacional una vez que se termine de cerrar el acuerdo por la deuda que contrajo la gestión de Mauricio Macri.

Esta semana, el director argentino y representante por el Cono Sur en el directorio del FMI, Sergio Chodos, retomará las negociaciones con el FMI. Tiene dos mandatos explícitos del Gobierno: El primero es acordar antes de mayo con la titular del organismo de crédito, Kristalina Georgieva y reestructurar 35 millones de dólares, para que la Argentina no desembolse dinero al Fondo hasta 2024. El segundo es traer un nuevo préstamo que le permita evitar una devaluación y aumentar la demanda sin disparar la inflación.

Esas dos cuestiones son las que durante esta semana se tratará con los técnicos del organismo multilateral, preocupados cada vez mas por la dinámica de los precios de los alimentos y de los precios regulados.

Los economistas del FMI saben que esos dos factores son determinantes para la primera mitad del año. Pero si ese tema es importante para el Fondo, mucho más lo es para el ala política del Gobierno, de cara a la elección de medio término.

A pesar de las metas de bajar el gasto público para llegar a un acuerdo urgente con el Georgieva y sus ejecutivos, el Gobierno sabe que será difícil transitar el año electoral sin una mejora del salario real y las jubilaciones. Y eso significa pelearse con los que pagan los salarios y con los técnicos del FMI que quieren que Argentina gaste menos en jubilaciones para asegurarse mas rápido el pago de la deuda de USD 44.000 millones.

A los analistas del Fondo les preocupa la diferencia entre cotizaciones del dólar oficial y el financiero o blue, como la brecha que existe entre las ideas de Cristina Fernández de Kirchner y las de Alberto Fernández en materia económica.

Los economistas del organismo se sienten más cómodos con las ideas de Guzmán, de reducir la brecha y acelerar la convergencia del precio del dólar oficial y blue para aumentar el ingreso de divisas por la cosecha, que con las ideas de algunos economistas del entorno del presidente que prefieren mantener el tipo de cambio frenado para que los precios no suban demasiado en el primer semestre.