La segunda ola del Covid tiene muy preocupada a la directora ejecutiva del FMI, Kristalina Georgieva, que ayer por la mañana mantuvo una charla de casi una hora con el presidente Alberto Fernández. El zoom con el jefe de Estado, que se encontraba en la Residencia de Olivos, tuvo varios temas importantes, pero la conversación se centró en la incertidumbre que causará en la economía mundial el rebrote de coronavirus.
"Fue una conversación excelente donde analizamos la marcha de la negociación, la asunción de (Joseph) Biden, el impacto económico de la pandemia, y que está sucediendo en América Latina", señaló Fernández en la quinta presidencial, luego del contacto virtual.
Durante la conversación se remarcó la importancia de la recuperación económica como condición necesaria para la estabilización, así como la necesidad de poner las cuentas fiscales en orden a una velocidad que sea consistente con el crecimiento para garantizar la estabilidad de mediano plazo. Del mismo modo, coincidieron en que el programa debe estar basado en supuestos realistas sobre cómo funciona la economía argentina, informaron fuentes oficiales.
El mandatario y la funcionaria del FMI también acordaron en la necesidad de trabajar, desde lo que se espera sea un renovado multilateralismo, por una economía mundial más justa e inclusiva. Es ese sentido, Fernández ratificó que la Argentina avanzará en esa dirección desde su posición en la región y como miembro tanto del G20 como del FMI.
Las motivaciones de Georgieva
En rigor, Georgieva esta preocupado por la situación de Argentina, ya que el FMI es el mayor acreedor que tiene el país -Argentina le debe al organismo US$44.000 millones de los u$s57.000 millones que le pidió Mauricio Macri- y el Fondo tiene comprometida la mayor parte de sus recursos (32,2%) muy lejos de Egipto, el segundo país en importancia (12,2%). Pero también se mostró muy enfocada en la salida de la crisis de salud.
La directora del organismo de crédito cree que el mundo y especial los países en vías de desarrollo tienen un período difícil por delante que aumentaran las desigualdades dentro y entre los países. Por eso que no presiona directamente con un ajuste sobre las transferencias directas que esta haciendo la Argentina (todos los programas que sirvieron para paliar la pandemia, como el IFE y el ATP), pero pide más "cooperación internacional".
Georgieva quiere aumentar la financiación total de COVAX -el Fondo de Acceso Global para vacunas Covid-19- que el FMI impulsa junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea y Francia, para garantizar el acceso equitativo de los países subdesarrollados las vacuna. Si bien el acuerdo fue firmado por 172 naciones, en los hechos es el G-7 el que fabrica y administra las vacunas. Georgieva busca que los países "medios" y emergentes del mundo, como Argentina, la apoyen para presionar a las 7 naciones más poderosas del mundo a que inviertan más en vacunas.
Cree que el mundo podría ganar hasta 9 billones de dólares a 2025 si se acelera la vacunación y quiere enviar el 60 por ciento a países de bajos ingresos y mercados emergentes y el 40 por ciento iría a economías avanzadas. Algo que tiene el apoyo del Papa Francisco y que hoy el presidente Fernández volvió a asegurarle.