El "Marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial", fue pensado ayer por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, durante un acto en el Museo del Bicentenario de la Casa de Gobierno. Su objetivo es desarrollar una cadena con incidencia positiva en el empleo, las exportaciones, el desarrollo federal y el acceso a la salud en un país que apunta a ser líder regional del rubro, dadas sus capacidades agropecuarias, su entramado científico y tecnológico.
El proyecto apunta a producir en diferentes puntos del país e incluso podría llegar a convertir parte del sector tabacalero situado en la zona norte. En este sentido, el ministro aseguró que la iniciativa pretende generar "mayor conocimiento, actividades intensivas y desarrollo federal", debido a que se trata de una actividad "que se puede desarrollar en muchas provincias del país".
"La experiencia internacional muestra que la cadena de cáñamo y cannabis medicinal tiene un mayor potencial de crecimiento si se encuentra regulada por el Estado, para evitar desvíos al mercado ilegal y garantizar la trazabilidad de procesos y productos con destino medicinal", dijo Kulfas.
Desde el plano económico, el desarrollo de esta industria puede generar para 2025 alrededor de 10.000 nuevos empleos, 500 millones de dólares en ventas anuales al mercado interno y otros 50 millones por año en exportaciones. "Es una actividad que con el desarrollo que estamos previendo puede generar 10 mil nuevos empleos, de los cuales quizá un 20% estén orientados a las actividades de investigación, desarrollo e innovación", aseguró.
Ampliación y diversificación
El ministro de Desarrollo Productivo contó que la ley contempla la creación de una Agencia Regulatoria "para administrar y fiscalizar la cadena productiva" y que otorgará "autorizaciones para la comercialización interna y para la exportación".
"Hay más de 50 países que han avanzado en algún tipo de legalización para el cannabis de uso industrial medicinal e industrial", expresó Kulfas, quien puntualizó que hay "una producción global proyectada para dentro de tres años en 42.700 millones de dólares, es decir 14 veces más que hace diez años", y enumeró a Israel, Canadá y Estados Unidos como líderes a nivel mundial; y en la región a Colombia y Uruguay.
En cuanto al cannabis medicinal, explicó que el objetivo es el desarrollo de la cadena con uso medicinal y fisioterapéutico mediante un marco regulatorio para regularizar proyectos que hoy existen y poder complementar la ley 27.350.
Mientras que en relación al cáñamo, resaltó que el objetivo central es "permitir el desarrollo de esta industria, que es una variedad específica con baja concentración de THC no psicoactivo" para impulsar su uso como insumo para varios sectores productivos, fibras textiles, ropa y calzado, cosméticos, materiales para la construcción y papel, y "legalizar su producción excluyendo del listado de estupefacientes".
Lo que se está diciendo
Carla Vizzotti señaló que "este círculo virtuoso complementa la ley 27350" (que regula la investigación médica y científica del uso medicinal) y dijo que con la nueva ley "se facilita el acceso a un producto seguro y de calidad", además de destacar "el valor del desarrollo".
Luis Basterra, informó que con el Instituto Nacional de Semillas (Inase) "se busca la identidad genética para promover la calidad de la semilla", con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) "la experimentación y desarrollo de variedades" y con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) "el análisis de riesgo de plagas".
Roberto Salvarezza apuntó a que la ley "ordenará las condiciones de la Argentina para las nuevas perspectivas productivas y de trabajo" y consideró que es una "enorme oportunidad" como "instrumento de construcción social" con el aporte de "valor agregado y de conocimiento a la cadena productiva".
Gustavo Beliz, señaló la "regulación, transformación productiva y exportación" de estos productos, que derivan en "la generación de empleos y divisas". Apoyó "el trabajo cooperativo" del sector y refirió que "si la política puede canalizar el dolor" de la gente que necesita esta medicina terapéutica "la Argentina cambiará para bien".
Cecilia Nicolini, resaltó a "las mujeres activistas que lucharon para que este marco regulatorio sea posible" y también a las "mujeres productoras por la posibilidad de poder desarrollarse en una cadena que genere valor", y coincidió con Vizzoti en la idea del Gobierno nacional de "seguir ampliando derechos".
Pablo Fazio, manifestó que "este es un espacio para el desarrollo sostenible del país, en un proceso de transformación que ya comenzó" y resaltó que la Argentina "tiene todo para ser competitiva y para ser un actor relevante en este mercado global".
Los gobernadores Quintela y Rodríguez Saá coincidieron en que la Agencia Regulatoria "tiene que tener una mirada federal", con la participación de la gobernaciones; mientras que Gerardo Morales expresó que la ley "desburocratizará las autorizaciones" y resaltó que se enmarca en "una política pública nacional de salud".
Las diputadas del Frente de Todos Carolina Gaillard, y Mara Brawer también le dieron el visto bueno a la iniciativa. "Celebramos la presentación de este proyecto tan necesario e importante para el desarrollo de nuestras provincias, como para garantizar acceso a los usuarios de cannabis medicinal, y que sin dudas generará muchos puestos de trabajo", destacó la diputada entrerriana.
Por su parte, la diputada Brawer aseguró que impulsará con "fuerza este proyecto para que avance lo más rápidamente posible en la agenda parlamentaria y sostuvo que el desarrollo del cáñamo es una excelente alternativa productiva para diversificar y dinamizar el sector agrícola de nuestro país".|