Mientras la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner homenajeaba a Juan Domingo Perón, por el 48° aniversario de su fallecimiento, en un acto en Ensenada, desde donde aseguró que "la situación de la Argentina es muy grave" y pidió un "gran acuerdo de todas las fuerzas políticas" para alcanzar la recuperación salarial de los argentinos y terminar con la inflación, Martin Guzmán redactaba su último twet como Ministro de Economía.
En su exposición, CFK dijo que "es hora de convocar al resto de la sociedad para hacer algo diferente, porque hacer lo mismo, no va más".
En ese sentido apuntó que "el mejor homenaje que podemos hacer a Perón es ver lo que hizo y tratar de acercar el bochín".
En un discurso que no pudo dejar de leerse como un mensaje al interior del Gobierno, la vicepresidenta ratificó su diagnóstico sobre el peso de la economía bimonetaria y desestimó el rol del déficit fiscal en la problemática. "Tenemos que empezar a discutir en serio estos temas. no hay posibilidad si no hay un gran acuerdo", indicó.
Frente a una multitud, aceptó que -la coalición- tiene que "encontrar un instrumento que vuelva a poner una moneda de reserva, de transición en la Argentina. Si no hacemos esto estamos sonados, venga quien venga".
"Estas cosas son las que tenemos que discutir y charlar en la República Argentina", aseguró y consideró que "la situación de la Argentina es muy grave, la de la gente, del endeudamiento".
Casi en simultáneo, el Ministro de Economía, que soportó desde el inicio de la gestión los cuestionamientos, con argumentos firmes y el fiel -o testarudo- respaldo del Presidente, colgaba su renuncia en redes sociales.
Mientras las especulaciones crecen en torno al futuro de Miguel Pesce, titular del BCRA, al que muchos daban por terminado antes que al propio Ministro, y del recién llegado al área de Comercio Interior -que en los papeles continúa bajo la órbita de Desarrollo Productivo-, Guillermo Hang, como en catarata, comenzaron a llegar las renuncias de los funcionarios de su equipo.
Cuando ya se auguraba la escalada de Sergio Massa a la Jefafura de Gabinete, que significa la salida de Juan Manzur del Gobierno, otro pase resistido por Fernández, y el arribo de Emmanuel Álvarez Agis, el nombre que más había sonado para Economía cuando triunfó el Frente de Todos en 2019, como reemplazo de Guzmán, el Presidente convocó a una reunión en Casa Rosada.
El encuentro, se llevó a cabo en un escenario de tensión con llamadas y videoconferencias de por medio, donde el Presidente puso como prioridad mantener el frente unido.
Finalmente, fue Guzmán quien cerró la puerta luego de 30 meses de locura, de lucha contra la incertidumbre y la urgencia del corto plazo; una gestión atravesados -debe reconocerse- por pandemia, guerra y crisis global, un combo que, sumado a las propias decisiones, no dieron lugar a buenas señales pese al mérito que se autocargó el Ministro al cerrar el acuerdo con el FMI.
El Ministro se retira con muchos récords que la historia permitirá interpretar mejor a lo largo del tiempo: inflación a la cabeza pero también una reactivación de 10 puntos luego del parate que significó la pandemia. Exportaciones e importaciones al tope pero sin distribución en un marco de poco consenso, incluso entre los sectores que ponderaron su trabajo hasta el final: la CGT y sus principales socios, los grandes empresarios que lo recibieron con beneplácito en cada encuentro.
La puerta que cerró Guzmán, puede ser el principio de un fin, del culebrón que protagonizan Alberto y Cristina, pero también podría ser el inicio del último intento de unidad del Gobierno, ahora sin "terceros en discordia", en la cuenta regresiva hacia 2023.|