Argentina y Brasil, dos modelos de exportación diferentes – Negocios & Política
 

Impo & Expo |Argentina y Brasil, dos modelos de exportación diferentes

Los socios más grandes del Mercosur incrementaron considerablemente su producción de harina de soja durante los últimos años. Sin embargo, el país carioca apostó por el sector ganadero y la industria cárnica para agregar valor exportado. Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indica que en Argentina los “desincentivos” no han dejado que la industria despegue.
Ana Belén Ehuletche
Agro
Ana Belén Ehuletche
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El dato es bien claro: por cada tonelada de carne, Argentina exporta 25 de soja y Brasil sólo 3. Durante las últimas dos décadas la evolución de los modelos económicos de los socios más grandes del Mercosur, han mostrado disparidad y los resultados comienzan a notarse en la capacidad exportadora. 

Argentina es el cuarto productor mundial de harina de soja y el mayor exportador, concentrando de hecho más del 40% del mercado de exportación global, describe un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y explica que este salto, desde la cuarta posición productora al primer e indiscutido lugar como exportador, se explica porque “al excedente productivo se suma el bajo consumo interno de la harina en Argentina”.

Otros grandes productores de harina de soja, entre ellos Brasil, tienen menores saldos exportables del producto ya que gozan de una demanda doméstica para alimentación animal muy fuerte, ya sea porque tienen un gran mercado interno por alimentar, porque ostentan una industria cárnica exportadora muy desarrollada, o ambos, describe el análisis de las economistas Patricia Bergero y Desiré Sigaudo.

En ese sentido, explican que la serie de datos de producción y usos de la harina de soja en Argentina muestra cómo, ya antes del inicio del segundo milenio, la utilización de harina de soja para alimentación animal era muy baja en relación con la harina producida. “En la campaña 1996/97, apenas el 3% del derivado de la soja se insumía en la cría de animales”, confirman y señalan que, actualmente, la demanda doméstica para consumo animal asciende a 4 millones de toneladas, es decir, a poco más del 12% de la producción

La información comparada refleja que esta demanda se cuadruplicó. Además, en este mismo lapso a partir de una “fuerte inversión privada en plantas industriales de gran escala y la expansión de la frontera productiva de la oleaginosa”, la producción nacional de harina se triplicó pasando de 9 millones de toneladas en 1996/97 a 29 Mt en 2019/20, destaca el documento de la BCR. 

En este caso, según analizan, el mayor volumen de producto tenía básicamente dos grandes fuentes de demanda a las cuales volcarse: exportación directa o industrias domésticas (principalmente cárnicas). “La historia ha demostrado, que Argentina sostuvo en el segmento de la harina de soja una clara orientación hacia la exportación”, apuntan las economistas rosarinas y agregan que el mayor volumen logrado por la industria oleaginosa en el período considerado se volcó en un 82% a la exportación y apenas en un 17% a las industrias locales.

Las decisiones del gigante del Mercosur

Al analizar los mismos indicadores para Brasil, se observa un escenario sustancialmente diferente. Bergero y Sigaudo explican que el país vecino parte ya en 1997 con una demanda interna por harina de soja que absorbía el 34% de su producción local. En el período considerado, la producción de harina brasileña se duplicó pasando de 16 millones de toneladas en 1996/97 a 36 Mt en 2019/20.

En este punto, destacan que, en contraste con lo sucedido en Argentina, el 64% del aumento en producción brasileña se volcó a industrias internas y sólo el 34% contribuyó a mayores exportaciones de harina.  

Así, se llega a la situación actual donde Argentina ha incrementado proporcionalmente más que Brasil su producción de harina de soja en las últimas dos décadas, pero sólo una porción menor de dicho crecimiento se volcó al mercado doméstico como insumo de otras industrias. “El hecho cobra especial relevancia cuando entra en consideración el gran potencial exportador que tiene Argentina en materia de carnes y la diferencia en el valor de las exportaciones de harina y carnes”, advierten. 

Y, a modo de referencia, repasan que en 2020 el valor medio de la tonelada exportada de harina de soja argentina fue de 323 dólares, mientras que el precio promedio de las toneladas de carne exportadas fue de 2.780 dólares.

Hoy, Argentina exporta 1 tonelada de carne (orígenes: bovino, porcino y aviar) por cada 25 toneladas de harina de soja despachadas. Si bien esta relación es la menor de la serie estudiada, aclaran desde la BCR, “no dista demasiado de la relación que existía entre exportaciones de ambos productos en 1997”. 

El informe revela que se pueden observar ciclos con relaciones más favorables a las carnes y otras a la harina de soja, provocados por fluctuaciones en las cosechas o cambios en políticas económicas que afectaran a uno y otro sector, pero agrega que “no es posible, sin embargo, distinguir una clara tendencia para este indicador”.

En cambio, explican que Brasil ha transitado en las últimas décadas un “firme camino hacia la maximización de la exportación de carnes”. En 2020, el gigante sudamericano exportó 1 tonelada de carne por cada 3 toneladas de harina de soja despachadas. “No solo que la relación Tn harina de soja/Tn carne de hoy es más de 5 veces inferior a la vigente en 1997, sino que es el resultado de un desarrollo sostenido de la industria cárnica, un modelo que Brasil ha ido profundizando y que en los últimos años le ha permitido abastecer gran parte de la espectacular demanda china de proteína animal”, concluye el estudio. |

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