Desde antes de las PASO, y como en cada proceso electoral, que en Argentina se da cada dos años, tanto cuando se elige Presidente o sólo se renueva el cuerpo legislativo, un aluvión de incertidumbre golpea la economía y, naturalmente, surte efecto en la política.
Hay extranjeros que aseguran que no podrían vivir en un país con una economía tan volátil, otros aprovechan el expertise adquirido para saltar con más fuerza al escenario global. Lo cierto es que mucho se habló en las últimas semanas del “estrés financiero” pero "el pueblo", las personas que trabajan, manejan un pequeño comercio o industria para vivir, también ven afectados por los momentos de alta inestabilidad.
Citando la frase muy utilizada en la política estadounidense durante la campaña electoral de Bill Clinton, en 1992, contra George H. W. Bush (padre), que lo llevó a convertirse en presidente de los Estados Unidos, el sociólogo y analista política Ricardo Bacman, explica que “los problemas estructurales que tiene la Argentina no se resuelven en dos meses”, asume que existe un clima de “descontento” y “desencanto” y advierte que el Gobierno deberá “armar un plan”.
En este escenario complejo en sí mismo, proliferan mensajes de todo tipo, que, principalmente, remiten a momentos oscuros de las finanzas y la economía del país. "Economistas de renombre o prestigio que afirman que la recesión más grande está por llegar: que estamos cerca de vivir un nuevo Rodrigazo y que la crisis económica va a ser peor que la del 2001; pase lo que pase con el dólar, la economía o los políticos de turno, todo depende de nosotros mismos”, resume Daniel Adler, experto en Educación Financiera y Mentoría.
El especialista explica que las pymes y los profesionales independientes representan el 95% del sector productivo del país. “El 97% de ese sector, cuando se asustan o dejan que el pánico los sobrepase, comienzan a tomar decisiones erróneas como la reducción de inversión en publicidad, reducción de partidas para investigación, dejar de invertir en nuevos mercados, disminución de jornadas laborales o despidos de personal, venta de maquinarias para hacerse de dólares, etc., producto del temor que les representa lo que creen está por venir”.
“Pero – continúa-, un 3% de esas empresas y profesionales, descree del proceso de contracción y prefieren expandirse”. Esta porción mínima, según Adler, sabe que las crisis son pasajeras y que “traen escondidas las semillas de la oportunidad”. “Entonces, invierten en su marca, en más producción, en contratación de personal de calidad que otros despidieron, etc.; ya que existe un mercado latente que sigue alimentándose, vistiéndose, divirtiéndose y, lo que no reciban, por un lado, lo harán por otro a pesar de la economía”, destaca.
Avivando fantasmas
Sobre distintas apreciaciones que circularon en las últimas horas y pusieron en duda la situación de las reservas del Banco Central, Claudio Caprarulo, director Ejecutivo de Analytica aclara que cuando se analizan las reservas netas o “liquidez en moneda extranjera” se busca conocer la capacidad de respuesta que tiene el Central ante la mayor demanda de dólares, principalmente, frente a un salto abrupto la demanda o una caída fuerte de oferta, pero “lo que es importante entender y, por eso, estamos discutiendo sobre este tema es que cuando tenés un cepo cambiario hay cierto punto al que no vas a llegar”, dice y especifica: “alcanzar reservas netas negativas; porque, antes de eso, el Gobierno va a recurrir a estrategias como puede ser profundizar el cepo”.
“Algo que sucedió en octubre cuando el Gobierno le había dicho a los importadores que frenaba el adelanto de importaciones, eso después, en parte se restituyó, y en noviembre, le dijo a los bancos: la posición que tienen en dólares no la pueden aumentar porque, obviamente, antes de las elecciones, en un escenario de incertidumbre, se estaban dolarizando”.
Si bien la situación se puede contener, aclara Caprarulo se genera una brecha cambiaría creciente que dificulta el funcionamiento normal de la economía. “Entonces –explica- por un lado, no vas a un evento disruptivo que te obliga a un salto muy fuerte en el tipo de cambio, pero, por otro lado, no tenés las condiciones necesarias para poder establecer un período de crecimiento sostenible”.
La gran pregunta es ¿cómo se resuelve? pero no existe una respuesta tranquilizadora para el corto plazo. “Lo más probable es que sea una resolución que va a llevar tiempo; el Gobierno lo que tiene que tratar de hacer es, lentamente, aumentar la oferta y tratar de reducir lo más que pueda la demanda”.
El economista de Analytica indica que tras las elecciones esto se puede alcanzar con “incentivos” que estimulen el ahorro en pesos, que traen otras consecuencias ligadas a la política monetaria, pero, por ejemplo, se puede aumentar la tasa de interés y así frenar la demanda de inversiones en dólares.
Sigue siendo la economía
El director del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), refleja que el segmento que no se presentó a votar, principalmente, es el de clase baja que “sufrió las duras consecuencias de la pésima economía de Macri durante 4 años y, luego la pandemia, porque los esfuerzos del Estado, lamentablemente, no alcanzaron”.
“Cuando le consultás a los sectores más desprotegidos si recibieron ayuda, contestan que sí, pero cuando les preguntás si alcanzó, te dicen que no”, comenta Bacman y plantea que hasta que Argentina no resuelva sus problemas estructurales, primordialmente, la falta de acceso al crédito internacional, que se resolverá con un acuerdo con el FMI, no podrá volver a crecer.
“Hace falta un modelo”, arroja el analista y destaca que en estos contextos se activa un “mecanismo de defensa”donde cada uno busca una propia salida lo que hace que muchos “se vuelvan conservadores” en sus decisiones de inversión, como plantea Adler.
Al delinear una posible alternativa, Bacman dice que “hay que buscar salidas creativas” porque “el año que viene Argentina no puede pagar la deuda con el FMI y puede caer en default”, asegura y no descarta como opción la generación de criptomonedas “respaldadas por la productividad de cada provincia”.
En este sentido, Daniel Adler opina que “las marcas deben seguir adelante, trabajando independientemente de la política y la economía; para lo cual es importante, también, filtrar la información que recibimos: un buen emprendedor sabe cómo controlar sus emociones laborales y tomar decisiones estratégicas, que es fundamental”, dice y recuerda que “las predicciones sobre el derrumbe final de la Argentina vienen hace años”.
“Somos argentinos, estamos en un país pujante, con un pueblo valiente y resiliente, atravesamos un montón de circunstancias, varias devaluaciones y sea lo que sea que se nos interponga podemos salir adelante y airosos”, sostiene y, en un mensaje empático y descontracturante, expresa que “de la calidad de nuestros pensamientos dependen nuestros resultados”. |