Yasaman Aryani, de 24 años, cumple una extensa condena de cárcel tras realizar una campaña en contra del uso obligatorio del velo y proclamar abiertamente que dicha práctica es discriminatoria y degradante para las mujeres de su país. Este lunes, tras haber cumplido con dos años de la condena (que en febrero de este año fue reducida a nueve años y siete meses) pudo volver a su casa por un período de siete días mediante un permiso penitenciario. Aún así, pronto volverá a la cárcel. 

Amnistía Internacional 

Desde Amnistía Internacional lanzaron una campaña mundial para juntar firmas y reclamar la liberación de la joven. También manifestaron que “nadie debería pasar un solo día en prisión por el ejercicio pacífico de sus derechos.” 

Además, indicaron que en las cárceles de Irán hay un gran número de presos con coronavirus, lo que genera una mayor preocupación ya que, según el organismo internacional, no pueden adoptar las mismas medidas de higiene y distanciamiento social.  

“En todo Irán, presos y presas están dando la voz de alarma sobre el hecho de que las autoridades no protegen suficientemente a la población reclusa frente a la propagación del virus y suplican a las autoridades que aborden las condiciones de hacinamiento y falta de higiene que hacen que corran mayor peligro de contagiarse de COVID-19. A algunas personas presas se les ha negado la debida atención médica, lo que podría dejarlas expuestas a sufrir los efectos del virus si lo contraen”, advirtió el organismo mediante un comunicado. 

Añadió: “Yasaman es una de los varios centenares de presos y presas de conciencia encarcelados en Irán. Aunque recientemente ha visto rebajada su condena de dieciséis a nueve años y siete meses de cárcel tras presentar un recurso, nadie debería pasar un solo día en prisión por el ejercicio pacífico de sus derechos.” 

El caso 

En abril de 2019, Yasaman, su madre Monireh Arabshahi y unas cuantas activistas se quitaron el velo en público y repartieron flores en una de las líneas de metro de Teherán (capital de Irán). 

Los videos de ese día se viralizaron por redes sociales y su gesto se convirtió en un reclamo valiente y pacífico por los derechos de las mujeres que son constantemente hostigadas, agredidas y amenazadas en su país. 

Pocos días después, Yasaman fue detenida y trasladada a un lugar desconocido. Su madre también fue detenida un día después cuando intentaba saber qué había sucedido con su hija. Ambas fueron condenadas a 16 años de cárcel tras un juicio en el que no se les permitió el acceso a sus abogados y sufrieron agresiones por parte del presidente del tribunal. El delito que se les confirió fue el de "incitar y facilitar la corrupción y la prostitución". 

En febrero de 2020 la Sección 54 del Tribunal de Apelaciones de Teherán redujo las penas de las defensoras de los derechos de las mujeres a nueve años y siete meses de prisión. Su abogado ha indicado que presentará una solicitud de revisión judicial de sus condenas y sentencias.|