Poco menos de un mes duró el pacto acordado entre Israel y Hamas, tras los 11 días de un intenso intercambio de bombas que dejó un saldo de 232 muertos en la Franja de Gaza y 12 en Israel y representaron la peor escalada militar del conflicto desde 2014.
Fue este el estreno bélico del nuevo gobierno de coalición recién asumido, liderado por el ultraderechista Naftali Bennett, que reemplazó a Benjamin Netanyahu tras 12 años de férreo ejercicio de la presidencia. La ruptura del precario acuerdo de paz se produjo como corolario de una marcha de judíos ultranacionalistas portando banderas de Israel en Ciudad Vieja, Jerusalén Este, para llegar al Muro de los Lamentos, que es el máximo lugar de culto del judaísmo, en celebración del evento anual.
Manifestantes ondeando banderas de Israel aparecieron cerca de la Puerta de Damasco, donde la multitud coreaba a gritos "la nación de Israel está viva" y profería amenazas xenófobas como "¡muerte a los árabes!". Inicialmente, la marcha había sido programada para el 10 de mayo, y la alerta de bombardeos de Hamas la interrumpió.
Este episodio anteriormente había hecho detonar la confrontación entre ambos bandos: Hamas disparó cohetes de largo alcance contra Jerusalén para interrumpir la marcha y se desencadenó el conflicto.
La mecha de la explosión
El choque de este martes a la madrugada les dio la razón a los israelíes que se venían oponiendo rotundamente a esta marcha desde que fuera anunciada, al considerar que pondría en riesgo la tensa calma que siguió a los 11 días de enfrentamientos entre fuerzas israelíes y el brazo armado del movimiento Hamas.
Estaba cantado que los palestinos considerarían el recorrido por Ciudad Vieja, zona de mayoría musulmana en la ciudad, como una provocación de la extrema derecha, lo cual dio pie a Hamas a instar a los palestinos a manifestarse, si bien por el momento no se registraron lanzamiento de artillería pesada contra los territorios israelíes.
Como los globos incendiarios preanunciaron la posibilidad de una ofensiva mayor desde Gaza, el Gobierno israelí amplió sus medidas de seguridad y dispuso un despliegue defensivo de las fuerzas aéreas. A la nueva coalición, este incipiente rebrote le resulta difícil de manejar políticamente, ya que aúna a la extrema derecha, a la izquierda, al centro y –por primera vez– a un partido árabe independiente, que tienen poco en común y su principal deseo es evitar el retorno de Netanyahu, hoy situado en la oposición.
Antes de una semana de gobierno ya se advierten las diferencias: Bennet había dado el visto bueno a la "Marcha de las banderas", porque cancelarla lo hubiera dejado expuesto, lo mismo que a otros miembros de la derecha, a ser cuestionado por quienes la consideran como una capitulación frente a Hamas.|