Más allá de los videos que se han conocido de soldados arrepentidos y gestos de paz entre civiles y militares, existen fuerzas preparadas para realizar acciones especiales con un entrenamiento que incluye la baja sensibilidad ante el conflicto.
Una vez declarado el ataque por parte de Vladimir Putin, las maniobras de inteligencia se activaron para dar lugar a la invasión de las fronteras ucranianas. En estas operaciones, una serie de comandos llamados Spetsnaz tomaron una gran ventaja al destruir 75 instalaciones militares y 11 aeródromos desactivando la posibilidad de una respuesta por parte de las fuerzas militares locales.
Esta fuerza especial es conocida por su “alto nivel de peligrosidad”, debido a su entrenamiento riguroso que viene evolucionando desde tiempos anteriores a la Guerra Fría. En total, se estima que existen 8 unidades compuestas de entre 400 y 500 soldados, los mejores seleccionados de cada cuerpo de seguridad ruso, es decir, la élite de la Policía, el Ejército, la Marina o las brigadas aerotransportadas.
Según especialistas en el tema, están a la altura de los Navy Seal estadounidenses, o incluso los superan en técnicas y armamentos. En principio, fue una agrupación creada luego de la Segunda Guerra Mundial que respondía a la KGB. El símbolo que los identifica es el murciélago, en referencia a la facilidad que tienen para moverse en la oscuridad de la noche y al secretismo extremo de las identidades de sus miembros.
Tras la muerte de Josef Stalin en 1953, los spetsnaz pasaron a integrar el ejército soviético y desde entonces se consolidaron como la tropa de élite que opera para las misiones más delicadas y peligrosas que organiza el Kremlin. A pesar de que los detalles se desconocen por completo, se sabe que cada uno de los integrantes debe atravesar un entrenamiento duro para formar parte del grupo.
Entre las pruebas a superar está el entrenamiento físico extremo, asaltos a instalaciones militares y vehículos como trenes, colectivos y aviones. También encabezan acciones antiterroristas y son especialistas en combate urbano y cuerpo a cuerpo. Deben manejar a la perfección explosivos, todos los secretos de los francotiradores y tratamiento directo con cadáveres –se cree que se los hace trabajar con cuerpos sin vida para hacerse poco sensibles a la muerte-. El objetivo último de este entrenamiento es la consolidación de soldados inmunes a los distintos tormentos que puede acarrear una guerra.|