Hasta la caída del Gobierno, había alrededor de veinte diarios disponibles solo en la capitalafgana, pero "hoy en día no se puede encontrar ni siquiera un periódico", con las impresiones paralizadas durante el último mes, contó Nasir Noori, director de Nai, un observatorio independiente afgano para la prensa libre.
En general, un total de 150 de los 500 medios de comunicación, incluidas estaciones de radio y televisión y agencias de noticias, han cerrado en el último mes, de acuerdo con Nai. "El espacio para la prensa independiente y la libertad de expresión se reduce día a día. Si la comunidad internacional y los talibanes no prestan atención, los medios de comunicación restantes también colapsarán o cerrarán", agregó.
"Los problemas de seguridad y financieros, la seguridad de los periodistas y otras razones deterioraron la situación (...) Los medios y los periodistas están pasando por sus peores momentos en los últimos 20 años", advirtió Noori. A ello, añadió, se suman los problemas de acceso a la información, ya que hoy en día los expertos, analistas e incluso la gente común "no está dispuesta a hablar (...) debido a las amenazas".
Entre esos medios de comunicación se encuentra el Afghanistan Times, el principal y más prominente diario en inglés del país. "No hemos impreso ni distribuido nuestro periódico en el último mes, sobre todo desde el día en que el Gobierno colapsó y los talibanes llegaron a Kabul" el 15 de agosto, reveló Nangialay Shahryar, miembro del Comité Ejecutivo de Afghanistan Times.
El periódico, creado en 2006, distribuía entre 3.000 y 5.000 copias diarias en doce páginas en color y en blanco y negro, con noticias sobre asuntos políticos, la vida cotidiana, el mundo del espectáculo o el deporte, entre otros temas. "Esta es la primera vez en los últimos 15 años que cesamos nuestras operaciones durante tanto tiempo", reveló.
La decisión ha estado forzada por "la inestable seguridad, el miedo entre el personal, la incertidumbre, los problemas financieros y la incierta política de los talibanes hacia los medios impresos", explicó. El periódico, que solía financiarse de las suscripciones y la publicidad, se distribuía a diario a las principales oficinas gubernamentales, incluso en el palacio presidencial, las embajadas, las ONG extranjeras y las oficinas privadas.
"Ahora no tenemos ninguna fuente de ingresos, no hay publicidad y la mayoría de las oficinas extranjeras que eran nuestros suscriptores están ahora cerradas. Hemos enviado a casa a 35 de nuestros 40 trabajadores y actualmente solo cinco empleados están trabajando para nuestro y página web", relató. Aunque tuvieran los recursos, la mayoría de los empleados no están psicológicamente preparados para ir a trabajar debido a la incertidumbre constante.
"Aún no conocemos la política de los talibanes hacia los medios impresos. Los periodistas que cubrían las protestas en la ciudad hace unos días fueron brutalmente golpeados, por lo que en general el ambiente es de miedo e incertidumbre", dijo por su parte, Rafiullah Anwari, periodista del diario.
Éxodo de periodistas
Muchos medios se enfrentan además a la falta de empleados, ya que cientos de periodistas y otros profesionales formaban parte de la comunidad afgana que abandonó el país con las evacuaciones internacionales por la posible amenaza de los talibanes. Las mujeres periodistas se encuentran entre los miembros más vulnerables de este grupo, y muchas han dejado sus trabajos.
Según un informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicado a finales del mes pasado, el número de mujeres periodistas que trabajaban formalmente en estaciones de radio y televisión en la capital afgana pasó de 700 en el año 2020 a menos de un centenar desde la toma del poder de los islamistas el 15 de agosto.
La estatal Radio Televisión Afganistán (RTA) tenía 140 mujeres periodistas hasta mediados de agosto, pero ahora ninguna de ellas se atreve a regresar a sus puestos de trabajo, al hallarse el medio bajo el control de los talibanes, según Nai. Zan y Bano, los dos canales de televisión destinados al público femenino, cesaron por completo su actividad desde la llegada de los talibanes.
Con el recuerdo del Afganistán de hace dos décadas, cuando los fundamentalistas reprimieron duramente el sector, hoy los canales de televisión y estaciones de radio han dejado de transmitir programas de música y entretenimiento, y se limitan a la difusión de temas políticos, sociales y religiosos.|