En la lista, que actualiza la precedente de 2016, RSF incluye en total a 37 "tiranos" de todo el mundo. Maduro, cuyo régimen plantea una abierta censura y hasta llegó a expropiar medios de comunicación en Venezuela, es el que más tiempo lleva en esta lamentable lista entre los de nuestro continente, ya que figura en ella desde 2013.
Bolsonaro, presidente de Brasil, fue incluido por su acción desde su llegada al poder en 2019 hacia los medios de comunicación, que según RSF se caracteriza por los insultos, las humillaciones y las "amenazas vulgares". Desde entonces -señala- "el trabajo de la prensa brasileña se ha vuelto extremadamente complicado", ya que para él "no sirve para nada" y no es más que "rumores y mentiras de forma permanente".
La organización reprocha a Bolsonaro su "retórica guerrera y malhablada", que está amplificada por personas de su entorno y por "una base organizada", ya que desde las redes sociales sus votantes y robots amplifican los ataques que buscan "descredibilizar a la prensa, presentada como un enemigo del Estado".
Los principales objetivos de sus ataques son las mujeres periodistas, los analistas políticos y la cadena O Globo, a la que llamaba la "televisión funeraria" porque ha estado informando del número de muertos por el coronavirus en Brasil. Según RSF, el pasado año ese grupo mediático fue objeto de 180 ataques en los que se le reprochaba querer "traicionar" y "destruir" el país. Además, recuerda que la cadena está amenazada de no conseguir la renovación de su frecuencia en 2022.
Daniel Ortega, presidente de la República de Nicaragua, con su represivo gobierno en Nicaragua, fue destacado por su política de "asfixia económica" y "censura judicial" de los medios independientes. Se señaló que desde el inicio de su tercer mandato en noviembre de 2016, "la prensa independiente vive una verdadera pesadilla, constantemente oprimida por el Gobierno de Ortega" y por el Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Eso se ha traducido en "amenazas, persecuciones, campañas de acoso y de difamación, arrestos y detenciones arbitrarias", o en la llamada Ley de Regulación de los Agentes Extranjeros para vigilar a los medios que reciben financiación del exterior. También en "un sistema sórdido de asfixia económica", con "políticas discriminatorias en la publicidad oficial, en la atribución de frecuencias de radio y de televisión, con restricciones en la importación de materiales necesarios para el trabajo periodístico, con auditorías "abusivas", o con presiones sobre los anunciantes privados.
La organización hace notar que, de cara a las elecciones presidenciales previstas para noviembre, Ortega "ha reforzado su arsenal de censura" con acciones judiciales "abusivas" contra todos sus oponentes, tanto políticos como en los medios de comunicación. Según su análisis, las principales víctimas de los ataques del presidente nicaragüense son la familia Chamorro y los medios de comunicación privados. Sobre la primera, se refiere a Carlos Chamorro, fundador de la web de información Confidencial, y a su hermana Cristina, creadora de la Fundación Violeta Chamorro.
En el caso de Cristina Chamorro, precandidata a la presidencia en las elecciones de noviembre, se encuentra en arresto domiciliario desde el 3 de junio, acusada de blanqueo de dinero. RSF hace notar que una veintena de periodistas próximos a su fundación también han sido objeto de interrogatorios e intimidaciones para cerrarle el paso a la contienda electoral.
Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, fue incluido a causa del control casi absoluto de la información y la represión de los periodistas que no siguen la línea oficial. RSF manifestó que ejerce un "totalitarismo de tipo soviético" y que desde su llegada a su puesto de jefe de Estado en octubre de 2019 ha mantenido la línea de su predecesor, Raúl Castro, con "un control casi absoluto de la información".
Por eso mismo, Raúl Castro ya había sido catalogado como depredador en las ediciones anteriores. La organización cuenta cómo en Cuba radios, televisiones y periódicos son objeto de una vigilancia estrecha por el Estado y que la Constitución ni siquiera permite la existencia de una prensa privada. También que los periodistas que no se ajustan a la línea castrista sufren cotidianamente "arrestos, detenciones arbitrarias, amenazas de encarcelamiento, persecución y acoso, registro ilegal de domicilio, confiscación y destrucción del material periodístico".
Los principales objetivos de sus ataques, según la organización, son la prensa independiente y de oposición, y "todas las voces disidentes". También hace notar que el Gobierno cubano interviene en la cobertura de la prensa extranjera al conceder acreditaciones "de manera selectiva" y expulsar a los que considera "demasiado negativos" con el régimen.
Viktor Orban, presidente de Hungría, se convirtió en el primer presidente de la Unión Europea en integrar esta lista, desde su creación hace 20 años. La razón es que RSF considera que desde que Orban volvió al poder en 2010 -primero como primer ministro y luego como presidente- no ha cejado en su empeño de atentar contra el "pluralismo y la independencia de los medios".
A partir de su idea de "democracia iliberal", ha transformado el servicio de radio y televisión pública en "órganos de propaganda", y a los medios privados, o los ha convertido en siervos, o los ha reducido al silencio. Eso ha sido posible gracias a maniobras político-económicas y a la compra de medios por parte de algunos oligarcas vinculados a su partido, Fidesz.
Menos sorprende que haya conseguido entrar en este grupo bin Salman, teniendo en cuenta la concentración de poder en sus manos desde que fue nombrado en 2017 sucesor por su padre y lo que RSF llama su "barbarie sin límites". Arabia Saudita -recuerda la organización- es "una de las mayores prisiones del mundo para los periodistas", y algunos de ellos están entre rejas sin saber de qué se los acusa. Eso por no hablar del caso del editorialista del Washington Post Jamal Khashoggi, asesinado y descuartizado en el consulado saudí de Estambul en 2018.
Por primera vez en esta edición hay dos mujeres "depredadoras" a la vez, incluida la jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, por comportarse como "una marioneta en las manos del presidente chino, Xi Jinping", en la aplicación de políticas "liberticidas contra la prensa" que llevaron a la desaparición en junio del último diario independiente, Apple Daily, y al encarcelamiento de su fundador, Jimmy Lai.
La otra es la primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, quien dirige el país desde 2009 y que con una ley de 2018 sobre la seguridad digital -siempre según RSF- ha propiciado procedimientos judiciales contra más de 70 periodistas y blogueros.
Siete de los dirigentes de la lista negra de la organización llevan desde la primera edición en 2001. Por ejemplo, el guía de la revolución iraní, Alí Jameneí, los presidentes de Siria, Bachar el Asad; Rusia, Vladimir Putin y Bielorrusia, Alexandr Lukashenko.
También el de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, que es el jefe de Estado del mundo que lleva más tiempo en el cargo a las riendas de lo que Reporteros no duda en calificar de "una dictadura totalitaria", en la que el paisaje mediático se limita casi exclusivamente a los estatales encargados de divulgar la "propaganda del Gobierno" y donde no hay ningún corresponsal extranjero.|