Fraude. Robo. Engaño. Con estas palabras califican hoy muchos portales las elecciones presidenciales de Estados Unidos, las cuales acaban de entrar en una fase de espera producto que los dos candidatos, el demócrata Joe Biden y el republicano y actual presidente Donald Trump se han adjudicado la victoria.
Lo cierto es que ayer por la madrugada Trump se ha arrogado una victoria que no existe aún en las urnas, ya que todavía quedan tres estados que pueden definir la elección -Wisconsin, Míchigan y Pensilvania-, que no presentarán sus resultados hasta dentro de 24 horas. Como se esperaba Trump acusó a los demócratas de tratar de “robar” la elección, mientras que Biden se mostró optimista con el desenlace, pero pidió paciencia. Todavía faltan contar cientos de miles de votos que fueron emitidos en estados claves y los que fueron hechos por correo, en unas elecciones donde serán elegidos el presidente y vicepresidente del país, además de 35 senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes.
Las diferencias son mínimas en muchos estados y Biden ha afirmado que es posible que los resultados de las elecciones no se conozcan hasta el miércoles por la mañana o aún más tarde. El ex vice presidente de Barack Obama se muestra optimista sobre los resultados. "Creemos que estamos en el camino para ganar estas elecciones", ha señalado Biden en una unas declaraciones desde la sede de su campaña en Wilmington, estado de Delaware y agregó que los comicios no terminarán hasta que se haya contado cada voto.
En contraposición a su rival demócrata, Trump declaró que "en mi opinión, ya hemos ganado" y afirmó que están tratando de "robarse" los comicios. "Nunca les dejaremos hacerlo." dijo el mandatario .
Cuál es la mejor opción para Argentina (si la hay)
En rigor de verdad, los analistas afirman que poco cambiaría para el país en materia de relaciones internacionales si gana Biden o Trump. América Latina no será prioridad en los próximos años para el departamento de Estado de los EE.UU. Y es poco lo que se pudo ver en los debates presidenciales, ya que la relación con la región quedó subsumida a solo unas menciones de los tres principales intereses del Gobierno de Donald Trump -Venezuela, Cuba y, en menor medida, Nicaragua- y de la relación con México, su vecino.
La realidad indica que la política exterior estadounidense se mantiene inalterada en términos de mediano plazo. El mejor ejemplo es el de las sanciones económicas: Trump continuó con las medidas que se habían tomado con el Gobierno de Barack Obama. En ese sentido, los demócratas suelen tener una estrategia de "poder blando" más fuerte que las de los republicanos, y no son pocos los que piensan que el Gobierno de Trump terminó siendo menos intervencionista, en el sentido militar en América Latina y el mundo, que los gobiernos demócratas.
Desde la Casa Rosada, en tanto, siguieron los consejos de Andrés Manuel López Obrador, el par mexicano del presidente argentino, acaso el que mejor conoce a Donald Trump. AMLO, como le dicen en México, le había aconsejado a Alberto Fernández que lo deje hablar a Trump, no lo contradiga, pero que haga lo que considere pertinente. Las razones, señala el mandatario azteca, es que la política exterior hacia América Latina de Trump es solo un arma para su campaña electoral. "Las declaraciones sobre el comunismo, de los migrantes, y todas esas cosas fueron para ganar votos. Después negociamos todo" le afirmaron a la Argentina desde la cancillería mexicana. "Trump es un showman" le recuerdan siempre que pueden los mexicanos a la Cancillería. Un consejo que dada la situación de incertidumbre que se vive por estas horas, tranquiliza mucho a los analistas del Palacio San Martin y a los funcionarios de la Casa Rosada.
