El Vaticano advirtió a Italia que algunos puntos de un proyecto de ley en discusión en el Senado contra la homofobia y la transfobia "reducen la libertad" religiosa garantizada por el denominado Concordato, el acuerdo que regula las relaciones entre Iglesia y Estado italiano desde 1929.
"Algunos contenidos actuales de la propuesta (...) reducen la libertad garantizada a la Iglesia Católica por el artículo 2, párrafos 1 y 3 del acuerdo de revisión del Concordato", planteó la Santa Sede al Gobierno italiano en una nota oficial presentada la semana pasada. La misiva, entregada por el denominado "canciller" vaticano Paul Richard Gallagher, advierte que algunos aspectos de la norma aprobada por Diputados en noviembre van en contra del marco legal que regula la existencia de la Iglesia en el país.
La preocupación de la Santa Sede alcanza a la "libertad de organización, de público ejercicio de culto, de ejercicio de magisterio y del ministerio episcopal" y a la garantía "a los católicos y sus asociaciones y organizaciones la plena libertad de reunión y manifestación del pensamiento con la palabra, los escritos y cualquier otro medio de difusión".
Uno de los puntos que preocupan al Vaticano, es que, con el texto actual del proyecto conocido como "DDL Zan", las escuelas católicas privadas no estarían exentas de organizar actividades durante la futura Jornada Nacional contra la Homofobia.
Al mismo tiempo, la nota presentada por el secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano a la embajada italiana ante la Santa Sede pone en guardia sobre la "libertad de pensamiento" de los católicos y por las posibles consecuencias judiciales. "Pedimos que se tengan en cuenta nuestras preocupaciones", planteó Gallagher en la carta, sobre el proyecto, que genera divisiones también dentro del oficialismo italiano.
La misiva constituye la primera vez que la Santa Sede hace un pedido formal a Italia sobre un proyecto de ley en casi 100 años de existencia de los denominados Pactos Lateranenses, que enmarcaron la relación bilateral. La carta del Vaticano fue apoyada por algunos miembros del oficialismo, como Matteo Salvini de la Liga, que reclamaron un "freno y revisión" del proyecto.
El también oficialista Enrico Letta, secretario general del Partido Democrático, ratificó la voluntad de aprobar la ley aunque planteó que el Gobierno está "abierto al diálogo". "Estamos listos para mirar los temas legales pero apoyamos la implementación de la ley que es una ley de civilidad", planteó.|