"Estamos preparados para recibir más malas noticias". Con esa frase, el gobernador de Florida, Don De Santis, resumió la situación en el estado, donde ayer se derrumbó en Miami, por razones que se desconocen, un edificio de viviendas de 12 plantas a la una y media de la madrugada, hora local. De los 136 apartamentos de la torre, 55 estaban en las dos alas que se vinieron abajo en menos de 10 segundos, dejando una montaña de escombros de ocho metros de altura. El desplome, captado por las cámaras de seguridad de los edificios colindantes, fue espectacular. Los 12 pisos se vinieron abajo como si hubiera sido una explosión controlada, atrapando entre miles de toneladas de escombros a las personas que estaban durmiendo en ellos.
El Gobierno de Estados Unidos ha aprobado la declaración de emergencia ante el desplome del edificio. La declaración autoriza al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y en concreto a la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) a coordinar "todos los esfuerzos de socorro para aliviar las dificultades y el sufrimiento causado".
Aunque en la tarde del jueves no existía un recuento oficial definitivo, a las 15.00 horas de este viernes las autoridades informan de que el número de fallecidos asciende a cuatro y que ya son 159 los desaparecidos por el derrumbe. Medios locales informaban de al menos tres fallecimientos la tarde del jueves. Entre los desaparecidos, al menos nueve son de nacionalidad argentina. En la lista hay también seis paraguayos, incluyendo a la hermana de la primera dama del país, Silvana López Moreira, su esposo y sus tres hijos. Asimismo, hay cuatro ciudadanos venezolanos desaparecidos.
Porque el edificio, como casi todos en Miami, estaba habitado por un vecindario multicultural. De hecho, los servicios de rescate estaban usando hablantes de yiddish, el idioma, derivado del alemán, que hablan los judíos ortodoxos. Surfside, el ayuntamiento en el que está el edificio siniestrado, ha sido tradicionalmente un área con una considerable población de judíos ortodoxos y ultraortodoxos.
Las razones del derrumbe del edificio se desconocían. Pero, según afirmó el ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Felipe Solá, la razón podría haber sido filtraciones de agua del mar que habrían dañado los cimientos de la torre. Ésa es, según el Gobierno argentino, la hipótesis que las autoridades locales de Miami han trasladado al consulado de ese país en la ciudad.
Paradójicamente, el edificio estaba siendo sometido a la inspección rutinaria a la que deben someterse todas las construcciones en Miami cuando cumplen 40 años desde su construcción. El examen dura aproximadamente un año y, que se sepa, los inspectores no habían encontrado ninguna señal de alarma en la estructura de la torre.
Las cifras del coste humano de la catástrofe son sorprendentemente confusas y limitadas. Las autoridades locales han informado de que 120 residentes del edificio están localizados y vivos, incluyendo a diez personas rescatadas de entre los escombros. Dos de ellas permanecen ingresadas por las heridas recibidas, aunque no se ha informado de la gravedad de su estado. Aparte, están los 159 residentes a los que los servicios de asistencia no han podido contactar.
Y, finalmente, están las 700 personas que el número de emergencias ha habilitado para buscar a los desaparecidos había recibido. Aunque es prácticamente seguro que la inmensa mayoría de los nombres incluidos en esa última cifra no tengan nada que ver con el derrumbe, la cifra añade un toque extra de alarma a la catástrofe. La gravedad del accidente ha sido tal que el presidente de EEUU, Joe Biden, ha declarado el estado de emergencia en Florida.|