Cuando China otorga préstamos a países de bajos ingresos utiliza contratos que contienen muchos términos inusualmente estrictos y le proporcionan una "ventaja oculta" sobre otros acreedores, según lo recoge un informe elaborado por analistas del laboratorio de investigación AidData del College of William & Mary en EE.UU., junto con el Center for Global Development, el Kiel Institute for the World Economy y el Peterson Institute for International Economics.
De la misma forma, la investigación establece que dichos términos prohíben a los prestatarios reestructurar sus deudas en coordinación con otros prestamistas, lo que amenaza con socavar los esfuerzos de alivio de la deuda de dichos países.
Los expertos analizaron 100 contratos entre 2000 y 2020 que cubren compromisos de préstamos por una suma total de 36.600 millones de dólares concedidos a 24 países en desarrollo, incluidos Argentina, Ecuador y Venezuela, así como a varios países del África subsahariana.
En el caso de Argentina, comenzó a buscar el apoyo de China, para alcanzar un acuerdo en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por una extensión de plazos y una reducción de tasas para el pago de la deuda. "Ambas partes consideraron que la relación bilateral pasa por un muy buen momento y que el entendimiento mutuo traerá grandes beneficios para ambas naciones", expresaron los funcionarios diplomáticos argentinos. Asimismo, comenzaron a evaluarse proyectos productivos e industriales que podrían ser financiados en reminmbí, moneda que posteriormente podría ser utilizada para afrontar pagos externos con China.
Las cláusulas de confidencialidad
Los investigadores descubrieron que todos los contratos firmados desde 2014 —38 de los 100 analizados— contienen cláusulas de confidencialidad de gran alcance que dificultan que otros acreedores determinen la verdadera situación financiera del prestatario. Esto significa que "los ciudadanos de los países prestamistas y prestatarios no pueden responsabilizar a sus Gobiernos por las deudas secretas", advierten los autores del informe, recoge Financial Times.
Por otro lado, varios contratos ejercen influencia sobre las políticas internas y externas de los países prestatarios, por ejemplo, a través de cláusulas de incumplimiento cruzado activadas por cualquier acción considerada adversa para los intereses de "una entidad de la República Popular China", o mediante otros términos que dan derecho al prestamista a un reembolso inmediato si se interrumpen las relaciones diplomáticas del país deudor con Pekín.
El 30 % de los 100 contratos examinados requieren que el prestatario soberano mantenga una cuenta bancaria especial como garantía para el pago de la deuda, generalmente con un banco "aceptable para el prestamista", desvela la investigación.
Además, cerca de tres cuartas partes de los contratos contienen cláusulas que comprometen expresamente al prestatario a excluir la deuda de la reestructuración por parte del Club de París de acreedores bilaterales oficiales.
Aunque China no es miembro del Club, el año pasado suscribió dos iniciativas del grupo G20 de las economías más desarrolladas del mundo para abordar la creciente deuda de los países en desarrollo. Las iniciativas están dirigidas conjuntamente por el Club de París, el FMI y el Banco Mundial, sobre la base de las convenciones del Club de París, incluida la relativa a la igualdad de trato para todos los acreedores.|