El 9 de diciembre del 2019 el avión Lockheed C-130 perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile (Fach) despegó desde Punta Arenas con destino la base Presidente Eduardo Frei Montalva, la mayor instalación nacional en la Antártica.
En su interior iban 31 funcionarios de la Fach, seis integrantes del Ejército y un estudiante en práctica de la Universidad de Magallanes. Su tarea era de apoyo logístico para revisar el oleoducto flotante de combustible que abastecía a la base.
Una hora después de haber iniciado el vuelo, se perdió contacto con la aeronave. Al día siguiente se declaró como “siniestrada” y equipos de distintos países iniciaron un operativo para buscar los restos. El 11 de diciembre un buque pesquero chileno divisó los primeros restos. Ninguno de los ocupantes de la nave sobrevivió.
El año 2021 la Fuerza Aérea informó que no se pudo determinar las causas del accidente por la “escasa cantidad de elementos rescatados desde el mar y que forman parte de la aeronave”.
Sin embargo, la investigación a cargo del Ministerio Público logró encontrar pruebas y posibles responsables de este accidente.
Fallas en combustible
Según lo que consta en la carpeta de investigación de la Fiscalía y a la cual accedieron algunos medios de comunicación chilenos, uno de los tripulantes fallecidos, el cabo primero Sergio Romero, advirtió de una falla en los indicadores de combustible antes de partir.
El funcionario formaba parte del equipo de mantenimiento de la aeronave y a través de WhatsApp se comunicó con el mecánico eléctrico y también miembro de la Fach, el cabo Cristián Gamboa.
Según su testimonio, el cabo Romero le pidió asesoría tras verificar la falla. El cabo Gamboa le indicó que, según el manual de mantenimiento, el C-130 no podía volar en esas condiciones.
La comunicación continuó por videollamada, ya que el cabo Romero quería buscar una solución para la falla. Cristián Gamboa recordó que en ese momento escucha voces que le dicen al técnico fallecido que parara la inspección porque el vuelo tenía que salir.
Minutos más tarde, le insiste en que debe notificar a sus superiores. El cabo Romero le responde por mensaje de texto: “Ya informé, pero estos huevones quieren volar igual. Voy a estudiar durante el vuelo y te llamo cuando regrese”.
El cabo Sergio Romero nunca llegaría a destino. Falleció junto con el resto de los tripulantes y los pasajeros.
Pero este no sería la única falla que habría tenido el avión. La familia de Leandro Torti, cabo primero de la Fach, difundió un audio que él mandó por WhatsApp antes de despegar.
“Ahora que llegué, hay como un problema en el avión, así que no pudimos despegar. Ahora estamos viendo… bueno, hay un problema mío, pero lo malo es que no tengo repuestos, así que va a haber que pedirlo a Santiago”, dice el audio del cabo Torti.
Efectivamente, antes de despegar, el técnico llamó a Santiago para pedir un repuesto que estaba fallando en el oil cooler flap, que es un dispositivo que ayuda a enfriar el aceite del motor.
Pero la pieza no estaba en stock. Así lo confirmaron otros funcionarios de la Fach que leyeron un mensaje del cabo Torti en el grupo de trabajo de WhatsApp que compartían. Leandro Torti también falleció en el accidente.
Formalización a cuatro oficiales de la Fach
Luego de tres años de investigación, en febrero de este año cuatro oficiales de la Fach serán formalizados por cuasidelito de homicidio con resultado múltiple: Julio Ojeda, Marcelo Mella, Allan Asenjo y Eduardo Mosquera.
La defensa de las familias afectadas –que suman 30 querellas- aseguran que existen antecedentes suficientes de negligencia de estos oficiales y que habría más funcionarios involucrados que podrían ser prontamente formalizados.
