Mientras los contagios de la enfermedad pandémica Covid-19 suben a récords históricos en todo el continente, con nuevas variantes que presionan sobre los sistemas de salud, los países europeos endurecen las restricciones con el foco en aquellos que aún no se han vacunado.
En ese contexto, lo que hasta ahora lucía como un imposible, comienza a estar sobre la mesa de las discusiones y, cada vez más, los distintos Estados plantean la posibilidad de la inmunización obligatoria, al tiempo que los militantes antivacunas se vuelcan a las calles.
La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, abrió el debate en la UE, donde la situación es variada según el país. Desde pases sanitarios cada vez más restrictivos a la exigencia de las dos dosis contra el Sars-Cov-2 para ciertos rangos etarios van confluyendo hacia la tan ansiada inmunidad de rebaño.
Austria: los pioneros
El primero en patear el tablero fue Austria, donde a partir del 1 de febrero será obligatorio vacunarse para todas las edades, sin distinción.
De esta forma, el país del este se convertirá en el primero en exigir la vacunación en el Viejo Continente, luego de que se impulsaran medidas limitantes para la gente que no está vacunada, lo que rápidamente se convirtió en un confinamiento en todo el territorio.
En palabras del canciller Alexander Schallenberg, esta es “la única manera de combatir las distintas oleadas de este virus”.
Italia: mayores de 50
En “la bota”, fueron pioneros en imponer la vacunación para los profesionales sanitarios en abril de 2020. De hecho, suspendieron a numerosos trabajadores del rubro ante su negativa a darse el pinchazo.
Esa exigencia entró en vigor el pasado 15 de diciembre para los profesores y el personal administrativo de las escuelas, militares, policías y socorristas.
En lugar de imponer más vacunas, Italia reforzó su “pase verde”, que exige o bien un certificado de recuperación, en el que muestre que la persona haya superado el virus, o bien un certificado de vacunación para acceder a espectáculos, eventos deportivos y discotecas.
A partir del 20 de enero, también se requerirá el pase verde para acudir a la peluquería, barbero, esteticista o cualquier centro de servicio de cuidado personal. Desde el 1 de febrero, además, se deberá presentar el pasaporte en todos los locales comerciales, salvo supermercados.
Sin embargo, las medidas no alcanzan y, la última semana, el gobierno de Mario Draghi aprobó un decreto que impone la obligatoriedad, desde el 15 de febrero, a todos los residentes en Italia mayores de 50 años, tengan o no nacionalidad, bajo el apercibimiento de una multa de 100 euros si no cumplen con el esquema.
En Grecia siguen los mismos pasos y, además de obligar a los sanitarios, decidieron que comenzarán a multar con 100 euros por mes a los mayores de 60 años que no se vacunen antes del 15 de enero. Medidas similares se han tomado en Hungría.
Alemania avanza
En la primera economía de Europa, esperan que los diputados debatan la obligatoriedad de la vacunación. El nuevo canciller, Olaf Scholz, dijo que habría una votación en el Bundestag y que esperaba un resultado favorable.
Como primer paso, el último diciembre, los legisladores aprobaron la exigencia de la inmunización para los trabajadores de la salud, proyecto fundamentado en su “responsabilidad particular” frente a la pandemia.
El hecho de que la vacunación pudiera convertirse en obligatoria este año provocó un acalorado debate en la sociedad. Sin embargo, el reemplazante de Angela Merkel le bajó el tono a las supuestas divisiones: “No debemos asumir que toda la sociedad está dividida solo porque una ruidosa minoría se está expresando de forma radical”, sostuvo.
España, con alta vacunación
En la Península Ibérica, por el momento, la obligatoriedad no es un debate que esté sobre la mesa. En este sentido, la ministra de Sanidad española, Carolina Darias, aseguró que, dada la alta tasa de vacunación, no son necesarias imposiciones de este tipo.
Junto con Portugal, España lidera los rankings de inmunización. A día de hoy, un 80% de la población recibió la pauta completa de vacunación.
Por su parte, algunas comunidades autónomas, como Galicia, Navarra, País Vasco y Cataluña, entre las más importantes, implantaron el pasaporte covid para acceder a restaurantes y lugares de ocio, al igual que en Italia.
Francia presiona
Distinta situación se vive en Francia, donde el presidente Emmanuel Macron salió a criticar duramente a aquellos que no quieren inmunizarse: “A los no vacunados, tengo muchas ganas de fastidiarlos. Y así lo seguiremos haciendo, hasta el final”, dijo en una entrevista ofrecida al diario Le Parisien.
En la nota, Macron añadió que, aunque no tiene en mente “vacunar por la fuerza”, espera presionar a la gente a hacerlo “limitando tanto como sea posible su acceso a las actividades de la vida social”.
A partir del 15 de enero, el jefe de Estado anunció que “ya no podrán ir a restaurantes. Ya no podrán ir a tomar un café, ya no podrán ir al teatro. Ya no podrán ir al cine”, enfatizó.
Por estos días, el Parlamento francés se disponía a debatir precisamente un proyecto de ley que contempla la introducción de un pasaporte de vacunación, cuya aplicación implicaría vetar el acceso a gran parte de la vida pública a aquellos que no estén inmunizados, sesión suspendida tras los dichos del presidente y que se espera sea retomada en las próximas semanas.
Reino Unido: “Nunca se planteó”
Al igual que Italia y Alemania, el Reino Unido impuso la obligatoriedad para los trabajadores del rubro sanitario y social, desde abril de 2020.
El país impone la vacunación obligatoria para los sanitarios y los trabajadores sociales desde el 1 de abril, según declaró en noviembre el secretario de Sanidad del Reino Unido, Sajid Javid, ante el aumento de casos.
Sin embargo, Javid dijo que no creía que el gobierno de Boris Johnson “nunca se planteó” la vacunación obligatoria para la población en general, indicó a la BBC. La “prioridad es continuar promoviendo las vacunaciones y las vacunas de refuerzo ahora”, anunció sobre los planes de Downing Street para combatir la pandemia.
Dispares en el norte
El gobierno de Suiza afirmó que “legalmente, se excluye una obligación general de vacunación de la población”, y se vuelcan hacia “una información transparente y comprensible que debe permitir a cada persona tomar su decisión libremente”, dijeron desde la oficina de Salud Pública.
Sin embargo, dieron vía libre para que los cantones locales puedan imponer la vacunación a “grupos de personas vulnerables y a determinadas personas, en condiciones muy estrictas”.
Letonia también determinó que desde el 15 de diciembre los trabajadores deben presentar un certificado de vacunación o de recuperación.
El Ministerio de Sanidad de Suecia, donde rige el pase sanitario, declaró que el gobierno no tiene previsto introducir la vacunación obligatoria y “mantener la voluntariedad, generando confianza y ayudando a los ciudadanos a tomar decisiones informadas”.
Mientras tanto, en Dinamarca, la primera ministra, Mette Frederiksen, dijo que “les gustaría mucho que fuera cada persona la que tomase la decisión”.
Manifestantes se radicalizan
A medida que las acciones de los Estados se recrudecen para frenar la emergencia sanitaria, son cada vez más los manifestantes que salen a las calles en toda Europa en contra de las nuevas normativas.
Sobre todo en Alemania y los países vecinos, la situación empeora. En Viena, la capital austríaca, según la Policía, alrededor de 40.000 personas se manifestaron recientemente contra el confinamiento parcial y el anuncio de vacunación obligatoria.
Por otro lado, alrededor de 8.000 manifestantes se trasladaron a la sede de la Unión Europea (UE) en Bruselas, la capital de Bélgica, donde se produjo una batalla campal con la Policía.
En Luxemburgo, además, varias personas rompieron las barreras en un mercado navideño sólo accesible a personas vacunadas y testeadas.
Asimismo, las protestas también se intensificaron en Países Bajos, donde cientos de personas prendieron fuego bicicletas, arrojaron piedras u otros objetos a agentes de Policía en La Haya.
Quienes protestan son, en general, ciudadanos políticamente descontentos, inconformes, esotéricos y antivacunas, ya que las quejas contra las restricciones por la pandemia atraen a grupos diversos, cada uno con su propia motivación.
El hilo conductor es la frustración, no sólo hacia la política sanitaria, sino también hacia las instituciones democráticas y políticas. |