El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) urgió a los Gobiernos de Latinoamérica a reducir la deuda pública en una cuarta parte, después de que escaló desmesuradamente por las medidas llevadas a cabo para paliar las consecuencias de la pandemia.
"Los países de América Latina y el Caribe deben priorizar la reducción de la deuda a niveles prudentes para impulsar el crecimiento económico, favorecer la inversión productiva y reducir el riesgo de una crisis de endeudamiento", apunta el organismo en un informe presentado.
En la presentación participó el presidente de la institución, Ilan Goldfajn, quien destacó que, aunque la deuda "no es mala per se", si se usa "de manera imprudente" puede "generar muchos problemas y representar una carga para las economías, las empresas y los ciudadanos", suponiendo "un obstáculo para el crecimiento".
Sin embargo, una "gestión adecuada de la deuda" puede ser "transformadora", apuntó el brasileño en uno de sus primeros actos públicos tras ocupar la presidencia.
El economista jefe del BID, Eric Parrado, señaló por su parte lo oportuno de este informe debido a los actuales niveles de endeudamiento, tanto del sector público como privado.
"La forma en la que gestionemos los niveles de deuda se va a transformar en un factor determinante del éxito de las economías de Latinoamérica" apuntó, ya que "una deuda sostenible tiene beneficios que claramente superan los costos".
El informe, titulado "Lidiar con la deuda, menos riesgo para más crecimiento en América Latina y el Caribe", apunta que la deuda pública se disparó hasta superar el 70 % del producto interno bruto (PIB) debido en parte a los gastos que "ayudaron a la región a combatir la pandemia", pero que ahora suponen "un lastre para la economía".
Además, las empresas emitieron "montos considerables" para sobrevivir a la crisis, por lo que la deuda total escaló a unos 5,8 billones de dólares, cifra equivalente al 117 % del PIB de la región, y hasta el 140 % del PIB en las cinco economías más grandes.
Estos altos niveles de deuda pueden obstaculizar el desarrollo, señala el informe, porque "impulsan a los inversores a exigir mayores rendimientos y desplazan las inversiones privadas" y "obligan a los Gobiernos a desviar recursos escasos para pagar intereses, en lugar de invertir en infraestructura y servicios públicos".
Un excesivo endeudamiento también reduce la capacidad de responder a futuros shocks económicos para apoyar a los hogares y las empresas, y aumenta por lo tanto el riesgo de crisis.
"La pandemia, la invasión rusa a Ucrania, la alta inflación, el aumento de las tasas de interés y el bajo crecimiento mundial, combinados con una deuda elevada, aumentan la vulnerabilidad de la región", señala el informe.
Entre sus recomendaciones está la de reducir considerablemente la deuda pública, que hoy promedia en el 70 % del PIB, hasta un nivel "prudente" de entre el 46 % y el 55 %, en función de las características de cada país.
El estudio analiza políticas que pueden ayudar a los Gobiernos a llevar la deuda hasta niveles prudentes y promover su sostenibilidad.
Entre ellas la de mejorar las instituciones fiscales de manera que los países dependan menos de políticas fiscales discrecionales, que haya una mejor planificación fiscal a medio plazo y evaluaciones independientes de los impactos de las diferentes medidas.
"Los programas de política bien diseñados pueden aumentar la eficiencia y, a la vez, favorecer a los sectores más postergados, ofreciendo espacios para la inversión pública, impulsando el crecimiento y permitiendo mejores respuestas a futuras crisis", destaca el BID.
Los países deberían también tratar de aprovechar al máximo los productos que ofrecen los bancos multilaterales de desarrollo y asegurarse de que las oficinas de gestión de la deuda cuenten con suficiente personal y tengan cierto grado de autonomía para hacer planes a medio plazo.
El BID señala asimismo que se estudie "cuidadosamente" la mejor manera de ayudar a las empresas privadas ya que durante la pandemia muchas sobrevivieron gracias a programas de acceso al crédito.
"Lo que la región necesita ahora es asistencia bien orientada a aquellas empresas prometedoras que realmente la necesiten, y que utilicen un conjunto más amplio de instrumentos financieros", explica.
Pese al alto endeudamiento general, los niveles generales de los hogares de la región siguen siendo "relativamente bajos" respecto de los estándares internacionales, un 22 % del PIB en promedio frente al 35 % de otras economías emergentes y el 77 % de los países desarrollados.
Por último, el BID recomienda crear un foro regional para discutir temas relacionados con la deuda y su reestructuración, un evento que "complementaría la arquitectura financiera internacional existente y aprovecharía el tremendo conocimiento e innovación de la región respecto a los procesos de reestructuración de la deuda".