Aeropuerto de Heathrow, Inglaterra, Reino Unido, 6 de diciembre de 2021. Ahí comienza este viaje que, en verdad, se remonta 11 mil kilómetros de recorrido aéreo desde la ahora lejana Argentina.
Allá, en Ezeiza, se producen los controles más fuertes para quienes deseen viajar hacia el Viejo Continente. De este lado del mundo, la laxitud de las barreras sanitarias sorprende, en una Europa que luce barbijos como casi único distintivo que indica que nos encontramos bajo la amenaza de una pandemia, mientras surge una nueva variante del virus Sars-Cov-2.
En Buenos Aires se debe declarar un motivo de viaje, el cual depende del país al que se desea arribar. Eso constituye el principal obstáculo para que los turistas puedan cruzar el océano Pacífico.
Por lo demás, un test de PCR con 72 horas de vigencia, una declaración jurada de egreso y esquema completo de vacunación bastan para que dejen embarcar al pasajero.
España, por ejemplo, tiene las fronteras habilitadas para el turismo, no así la mayoría del continente europeo.
De esa forma, muchos optan por permanecer 14 días en la Península Ibérica, lo que luego les permite viajar a otros países de la región. Salvo esa excepción, por el momento, las vacunas reguladas en el bloque continental no son suficientes para llegar: se debe tener un motivo laboral, de estudio o bien diplomático.
Ómicron… ¿Al acecho?
Al arribar a la Terminal 3 de Heathrow, el aeropuerto con más tráfico de Europa y, por ello, del planeta entero, los miles de pasajeros en tránsito hacia las distintas capitales no parecen advertir la amenaza de la nueva variante de coronavirus.
Con la llegada de Ómicron, el premier Boris Johnson resolvió endurecer algunas medidas para evitar la rápida propagación de lo que, se entiende, es una versión más contagiosa, aunque menos letal, del nuevo coronavirus surgido en Wuhan, China, en octubre de 2019.
Reino Unido, al igual que la Unión Europea en su conjunto, decidió restringir vuelos provenientes del sur africano, lo que parece poco frente a la pérdida de más del 80% del tráfico que mostró en 2020.
Teletrabajo, mascarilla en lugares públicos y certificado verde serán obligatorios desde el lunes 13 de diciembre, frente a poco más de 600 casos de la nueva variante detectados en el país y que, según el primer mandatario, “son muchos más”. Por ello también pidió a la población aplicarse una tercera dosis.
No obstante, “la gente está cansada y ya no cree que hagan faltas tantos cuidados como cuando no había vacunas”, dice a este periodista el cajero de un puesto de comidas, en la lengua de William Shakespeare, y agrega: “Debemos aprender a convivir con el virus”.
Es que las islas que conforman el imperio británico cuentan con un 70% de sus 67 millones de habitantes con el esquema de inmunización completo, de lo cual resulta que más del 90% de los casos de Ómicron sean asintomáticos, situación que se replica a lo largo del plante. Con excepción, claro, de África, donde las vacunas no han llegado con la misma intensidad.
La negativa de muchas personas a aceptar nuevas restricciones, además, recrudecieron en los últimos días luego de que, al igual que lo sucedido en la Argentina, se conoció un escandaloso video en el que funcionarios del gobierno de Johnson bromean respecto de una fiesta de Navidad realizada en Downing Street –la sede del Ejecutivo inglés– en diciembre del año pasado, momento en ese tipo de eventos estaba completamente prohibidos.
Así las cosas, en el resto del Viejo Continente no parece haber una situación demasiado distinta. Pero eso lo sabremos recién en la próxima parada de este viaje: Italia. |