El líder norcoreano, Kim Jong-un, ha recalcado que, con independencia del relevo en la Casa Blanca, Estados Unidos es el "mayor enemigo" de su país y ha prometido un mayor desarrollo de sus armas de destrucción masiva para disuadir a Washington.
Kim esperó hasta el cuarto día del congreso del partido único que se celebra en Pionyang para por fin mentar directamente a EE. UU. y transmitir la idea de que, al menos de cara al público, Corea del Norte mantiene intacta su postura en el proceso -estancado desde 2019- para negociar un desarme y un tratado de paz.
Es más, el dictador norcoreano remitió una declaración de intenciones de cara al próximo estreno de la Administración del presidente electo estadounidense, Joe Biden, asegurando que su Ejército no ha dejado de ampliar y sofisticar su arsenal pese al proceso de diálogo abierto en 2018 y que está preparándose para probar nuevo armamento.
Kim Jong-un también hizo referencia a Corea del Sur en su intervención y al mal momento que vive la relación transfronteriza, enfriada progresivamente por parte de Pionyang tras el fracaso en Hanói con Washington, principal aliado de Seúl.
Seúl, por su parte, insistió en que el Gobierno de Moon Jae-in sigue "firmemente comprometido a implementar los acuerdos intercoreanos" y espera lograr un marco de "paz y prosperidad" en la península, según dijo en un comunicado el Ministerio de Unificación sureño, encargado de los lazos con el Norte.
Los medios de propaganda de Pionyang, que han mantenido un gran secretismo en torno al congreso, siguen sin precisar la fecha en la que concluirá el evento y simplemente indicaron que la cita continuará hoy.
Kim añadió que la mejora de relaciones depende solo del Sur, al que instó a respetar los acuerdos intercoreanos firmados en 2018. Se espera que el régimen ponga punto final a este concilio, que ha convocado a miles de delegados del partido en la capital, con un desfile en Pionyang, cuyos preparativos se han captado en fotos tomadas por satélite.