Wei y Austin mantuvieron un encuentro de una hora, el doble del tiempo previsto, en los márgenes del Diálogo Shangri-La, la cita anual sobre seguridad más importante de la región, donde se esperaba que ambos se vieran en privado para acercar posturas en medio de crecientes tensiones, entre ellas por Taiwán.
Así fue, y la parte china se adelantó, a través de sus medios oficiales, en divulgar algunos de los comentarios realizados por Wei durante su charla a puerta cerrada con Austin, en la que advirtió de que Taiwán es territorio de China y que su país "machacará con determinación" cualquier intento de independencia de la isla.
China reclama la soberanía de la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949 tras perder la guerra civil contra los comunistas.
Estados Unidos, por su parte, es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con China, según consta en el Acta de Relaciones de Taiwán de 1979, que compromete a Washington con la defensa de la isla, aunque no deja claro si la potencia intervendría en caso de ataque chino.
Una "ambigüedad estratégica" que se quebró aparentemente cuando, el pasado mayo, el presidente de EEUU, Joe Biden, respondió al ser preguntado durante una visita a Tokio si ayudaría a Taiwán de ser atacado por Pekín: "Sí. Ese es el compromiso que asumimos".
Austin calmó las aguas durante su encuentro con Wei reafirmando el compromiso de EEUU con la "política de una sola China", según un comunicado divulgado hoy por el departamento de Defensa de EE.UU., si bien urgió a Pekín a que se abstenga de acciones unilaterales que desestabilicen más la zona.
Wei, por su parte, defendió el principio de una sola China- la expresión que Pekín prefiere utilizar- frente a Austin y aseguró que "es imposible triunfar utilizando a Taiwán para controlar a China", además de condenar la venta de armas por parte de EEUU a la isla.
Un tira y afloja sobre uno de los asuntos que más preocupan de las relaciones bilaterales entre ambas potencias, también tensadas por su rivalidad comercial, el expansionismo de China en el Indopacífico y sus diferencias sobre la invasión de Ucrania por parte de Rusia, aliada de Pekín.
No obstante, ambas partes también remarcaron hoy la necesidad de mejorar la comunicación bilateral, como muestra el hecho de que se reunieran sesenta y no treinta minutos en su primer cara a cara -solo habían hablado por teléfono en abril- para limar asperezas.
El comunicado del Pentágono afirma que Austin destacó la importancia de que el Ejército de Liberación Popular de China (ELP) se preste a dialogar sobre cómo mejorar las crisis de comunicación y reducir los riesgos estratégicos.
Mientras, un artículo del Diario del Pueblo de China enfatizó hoy que la comunicación es necesaria para mejorar la confianza estratégica mutua y prevenir que las disputas acaben convertidas en conflictos.
Si la charla entre sendos titulares de Defensa ha sentado las bases de una mejor comunicación, se notará tal vez en el tono de los discursos que ambos pronunciarán en el foro en torno a su estrategia regional, Austin el sábado y Wei el domingo.
Este viernes fue el turno del primer ministro de Japón, Fumio Kishida, quien abogó en su discurso inaugural del foro por respetar las leyes internacionales ante el expansionismo de China en la región.
Frente a la audiencia, con alrededor de 500 participantes de más de 40 países, el dirigente nipón alabó el "importante papel" del Quad, la alianza conformada por Japón, EE.UU., Australia y la India -cuyos ministros de Defensa también se encuentran en Singapur-, en "promover un Indopacífico libre y abierto".
Se trata del primer Diálogo Shangri-La que tiene lugar desde el inicio de la pandemia de covid-19, brindando la oportunidad de reunirse en persona a los máximos jefes de Defensa del mundo en medio de tensiones en el Pacífico y en plena de guerra de Ucrania, cuyo presidente, Volodimir Zelenski, intervendrá mañana, sábado, por videoconferencia.|