"Quiero decir a aquellos que me quieren volver inelegible en Brasilia: solo Dios me saca de allá", dijo en un inflamado discurso durante una masiva manifestación en Avenida Paulista de Sao Paulo. Bolsonaro, un capitán de la Reserva del Ejército y nostálgico de la dictadura militar, reafirmó que, puesto el actual escenario en el país, solo tiene tres opciones: "prisión, muerte o victoria".
"(Quiero) decir a los canallas que yo nunca seré preso. Mi vida pertenece a Dios pero la victoria es de todos nosotros", completó el líder ultraderechista. Bolsonaro hizo críticas directas al magistrado del Supremo Alexandre de Moraes, responsable por el proceso contra la difusión de noticias falsas y por el que el mandatario está siendo investigado.
Igualmente cargó contra el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Luís Roberto Barroso, al criticar el sistema electrónico de votación y defender un sistema mixto que incluya el voto impreso. "No puedo participar en una farsa como esta, patrocinada por el presidente del Tribunal Superior Electoral", declaró, pese a que el sistema electrónico de votación que Brasil, adoptado en 1996, no ha sido objeto de una sola denuncia de fraude desde entonces.
El discurso de Bolsonaro fue acompañado por miles de personas, la gran mayoría sin usar mascarillas, que ocuparon la principal avenida de la capital paulista, así como sus alrededores y pedían, bajo gritos de "mito", una intervención militar y el cierre de la Corte Suprema. "Lo que queremos es una verdadera limpieza del STF (Supremo Tribunal Federal) y la única manera de hacerlo es a través de las Fuerzas Armadas", dijo uno de los manifestantes, Eri dos Santos, quien al paso sostenía una pancarta que abogaba, en inglés, por una intervención del Ejército.
"Es lamentable la actuación del STF, ellos están confundiendo los poderes y quieren gobernar a Brasil", agregó la farmacéutica Betina Medeiros. En el marco del Día de la Independencia y en medio de una atmósfera nostálgica de la dictadura los manifestantes también clamaron que Bolsonaro conduzca el país a "una nueva independencia de Brasil".
Demostración de fuerza
Bolsonaro buscó así una demostración de fuerza en momentos en los que su popularidad se encuentra a la baja, con un aprobación que ronda entre el 25 % y el 30 %, y las encuestas vaticinan una victoria del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, su principal antagonista político, en las elecciones del próximo año.
Las manifestaciones también se producen después de diversos reveses tanto en el ámbito judicial como legislativo que han generado fuertes tensiones institucionales y que la oposición teme que pueda derivar en el "golpe" que los conservadores más radicales le exigen al gobernante.
Dichas tensiones han crecido desde el año pasado, agudizadas ahora por la desconfianza sembrada por Bolsonaro en el sistema electrónico de votación que Brasil adoptó en 1996, que desde entonces no ha sido objeto de una sola denuncia de irregularidades, pero que según el mandatario propicia las trampas.
Siguiendo los pasos del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), Bolsonaro ha avivado el fantasma del fraude de cara a los comicios presidenciales de 2022 para anticiparse a un eventual y posible triunfo de Lula, quien este año volvió al ruedo político tras la anulación de sus condenas por corrupción por un error procesal.|