“Estamos conscientes de que la actual situación es producto de diversos factores a lo largo del tiempo, y comprendemos que existen preocupaciones legítimas de seguridad de las partes involucradas que deben ser atendidas y gestionadas de la mejor manera para evitar una mayor crisis en la región”.

El párrafo anterior forma parte del discurso brindado por Diego Pary durante la sesión extraordinaria de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre la situación en Ucrania.

Pary, embajador de Bolivia ante la ONU, se plantó frente a los representantes de los diferentes países miembros y fue enfático al instar a las partes “a agotar todos los mecanismos políticos y diplomáticos disponibles, como la mediación y la negociación, a fin de encontrar una solución pacífica a este conflicto”.

Buena parte del discurso del representante del Estado Plurinacional se sumó en buena medida a la tónica de la mayoría de los líderes del mundo. Y si bien condenó el uso de la fuerza para la resolución de este conflicto, también se hizo tiempo para hacer un llamado especial “a evitar declaraciones o acciones unilaterales, que en lugar de promover el diálogo, socavan cualquier oportunidad de negociación pacífica”. 

Esto cae en el marco de la catarata de medidas aislacionistas de todo tipo que los diferentes países alineados con el eje de la OTAN vienen emprendiendo contra todo lo que tenga mínima sospecha de ser ruso. En ese raid, se han cancelado vuelos, claves bancarias, licencias de aerolíneas, participaciones en torneos deportivos, cancelaciones de estrenos cinematográficos, hasta abarcar incluso situaciones insólitas, como el retiro de un gusto en una heladería de Córdoba, donde ya no se vende más crema rusa. 

Por eso, el enviado de Bolivia remarcó que “todas las acciones relevantes tienen que concentrar sus esfuerzos para asegurar el inmediato cese de las hostilidades con el fin de garantizar las libertades civiles”. 

En ese sentido, Pary insistió en que “no se trata de garantizar la seguridad de algunos estados a costa de la de otros. La comunidad internacional tiene que ser capaz de construir una seguridad colectiva”. |